Si el otro día hablaba de la necesidad que tiene uno a veces de buscar refugio en aquello que conoce, que le hace sentir seguro, de pertenecer al grupo, otras esa misma necesidad se complementa con la de dar un par de pasos adelante, asomarte al precipicio, otear el horizonte y preguntarte si esa lluvia que parece llegar, realmente debe hacerte buscar resguardo o dejarte empapar. La mayor magia que encierra la música, es su capacidad para provocar distintas sensaciones en las personas, para después, convertirse en una estación de autobuses donde cada cual monta en el que le conviene, ya sea con idea fija del destino, o con la duda de no saber donde terminarás, porque compartes varias metas. Esta vez voy a subir a aquel que me lleve a tierras áridas y desérticas en forma de sonido acumulado. Mi billete lleva grabado el nombre de Almería, la cual, entre su historia teñida de tantas películas del far west que todos disfrutamos, también se hace un hueco en mi consciencia gracias a esa mezcla tormentosa de arenoso stoner e influencias del rock que buscó sacudir cimientos en los 90.
Desde su anterior And show us me confieso fan irredento de The Dry Mouths. No me duelen prendas en mostrar mis preferencias por ciertas bandas, porque se lo han ganado con sus canciones, y eso se merece un reino. Aquí no hay medias tintas ni concienzudas exploraciones: mi registro se basa en un básico y sencillo «me gusta» o «no me gusta». «Me emociona» o «me aburre». Me hace escucharlo sin parar, o cambiar de disco a la tercera canción. No pretendáis que le dé más vueltas porque me niego.
The Dry Mouhts presentan este EP de preciosa portada en vinilo, con su correspondiente CD. Cinco canciones en las que siguen demostrando que lo suyo es ir por libre, acumulando historias que le gustan y dándole su peculiar toque sin importarles si hay un hueco predestinado a su música entre los gustos masivos. Las cosas claras y por su nombre, así que «Tour- P2» ya te avisa de lo que se te viene encima, esa base contundente, pesada, mientras en las melodías se cuelan recuerdos de los noventa, de lo que vino de Seattle y de otras partes menos nombradas. «Tea Pex» os hará retroceder varias décadas, e incluso sacar a la palestra el fantasma de Cobain o de los mejores Smashing Pumpkins.
«Party & son» arrastra riffes más rockeros, al igual que todo el clima que la envuelve. «Cold mind», viene directa, avasallando, con un muy buen juego de voces y ese ataque frontal en el que guitarras y voz de acorralan contra la pared. Para cerrar, un tema instrumental, «Intromental I into mental IV», donde se va cociendo una pócima a base de post rock, momentos psicodélicos, una batería amenazante y unos riffs metálicos que desatan la tormenta. The Dry Mouths han vuelto a hacerlo, siguen siendo una de mis bandas favoritas, y han perdido definitivamente el miedo a soltarse de cualquier atadura.
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