Un buen debut como Bleach en el año 1989 mostraba, en cierto modo, la facilidad con la que Cobain sabía fundir, si se permite la palabra, la influencia de su querido John Lennon, el rock alternativo de sus queridos Hüsker Du, Flipper junto con un deje punk fruto de su admiración por Sid Vicious. Un álbum sucio, tal como Sub-Pop quería y donde habían depositado toda esperanza en ellos; consideraban que Cobain y los suyos podrían abanderar el movimiento alternativo. Después de una gira relativamente provechosa y viéndose con potencial, el líder de Nirvana consideró que era el momento de contactar con una discográfica importante; y a instancias de Kim Gordon, emérita cantante y guitarrista de Sonic Youth, se pusieron en manos de Geffen Records. El cambio chocaba: Geffen tenía en nómina a dos gigantes como Aerosmith y Guns ‘n’ Roses, dos grupos a los que Cobain no tenía en especial estima debido a sus letras retrógradas, machistas y su inclusión en la música de masas que él detestaba. Incluso ya había lanzado dardos envenenados a Guns ‘n’ Roses diciendo que si eras fan del quinteto angelino, difícilmente podrías entender el mensaje de los de Seattle, a lo que Axl Rose, con esa elegancia que lo caracteriza, respondía llevando camisetas en los que ponía un mensaje claro y directo: odio la música alternativa.
Bajo el mecenazgo de Geffen, Kurt, Dave Grohl –quien entraba en sustitución de Chad Channing– y Krist Novoselic, trabajaron en lo que sería el disco de rock más famoso de los últimos veinte años como Nevermind: un compacto que, en primera instancia, contó con un Butch Vig quien a la producción ya tenía cierta experiencia en el circuito alternativo con otras bandas. El trabajo con él no fue todo lo placentero que podía esperarse –Cobain argumentaría que éste les quitó la esencia de su música, haciéndola más accesible y radiable-, y tras haber dado con Andy Wallace, salió al mercado. El resultado fue demoledor a nivel ventas. Sin embargo, la cuestión es la siguiente: ¿era tan bueno el segundo disco del trío de Seattle como para decir que fue el mejor disco de rock de los noventa? La respuesta es sencilla: no. Y cualquiera que haya escuchado a fondo esta década, seguro que corrobora esta opinión. Es cierto que tenía una serie de singles demoledores: a día de hoy nadie puede negar que el arranque con “Smells Like Teen Spirit”, “In Bloom” o “Come As You Are” era una triada ganadora, o que composiciones como “Breed”, “Territorial Pissings” o “Lounge Act” daban empaque al mensaje con el que Kurt quería ser recordado. Pero, ¿saben cuál es el problema? Que es un disco que adolece de la falta de coherencia de un líder que siempre quiso, o pretendió ser, el abanderado de un movimiento como el rock alternativo pero, a la más mínima, dejó que mangoneasen su trabajo a la primera de turno.
Créanme. Este aspecto se podría pasar por alto si Cobain se hubiese limitado a hacer su música y no a ejercer de vocero de un movimiento que tenía mejores activos que él. Pese a que era un muy buen compositor -se nota especialmente en las canciones lentas como “Polly”, “Lithium” o “Something On The Way”, tal y como demuestra la impagable intervención del violonchelo de Kirk Canning-, también era cierto que muchas de éstas eran extremadamente repetitivas y que adolecían de la espontaneidad que, en la opinión del que suscribe, sí tenían tanto su ópera prima como sus obras posteriores. Nevermind tampoco tenía la madurez instrumental de In Utero, donde Cobain sí demostró, verdaderamente, quién era y hasta dónde podría haber llegado en otras circunstancias, al igual que en su glorioso Unplugged In New York, sellando uno de los mejores recitales de la historia. La cuestión es que el álbum que lo consagró intentaba patentar un invento ya desarrollado a la perfección por conjuntos anteriores mediante unas letras inocuas y de una crítica que sólo se quedaba en la superficie y no desarrollaba qué orden había que derribar y cómo debería de organizarse el tejido social, musical o político. Además, sentó un peligroso precedente como el de las etiquetas arbitrarias.
No faltaron editores que consideraban a los cuatro grandes de Seattle como grupos que compartían un acervo cultural en común cuando, en realidad, no tenían nada que ver. Tampoco faltaron quienes, aprovechando el éxito de este álbum, quisieron encuadrar a bandas tan radicalmente opuestas como Smashing Pumpkins, Jane´s Addiction o Stone Temple Pilots dentro de un rock alternativo en el que si algo sobraba, era personalidad. Resumiendo: este Nevermind no entraría ni en un top veinte de mejores álbumes, facilitando, además, la psicosis y manía persecutoria de un Cobain que, aparte de sus propios demonios, pensó que la prensa y el negocio de la música estaban montados para arruinarle la vida mientras él, como censor, se permitía el lujo de clasificar al consumidor de música según sus gustos.
Muy buen articulo Alex, me ha gustado mucho. Respecto a Kurt, no hay que obviar de que padecía un síndrome bipolar, y que su pareja, la famosa Courtney Love estaba más pendiente del estrellato de Cobain antes de sacar mejor brillo a su propia carrera musical. Mientras el salia en las entrevistas rompiendo con todo, por otro lado su mujer firmaba contratos hipe-millonarios con la MTV, para Nirvana.
Un abrazo!
Estoy de acuerdo en que Nevermind no es el mejor disco de los 90. No sabría decir cual es el mejor, porque hay varios muy buenos, como ya han mencionado Ok Computer, Ten, Mellon Collie and the infinitive sadness…. Pero en lo que no estoy de acuerdo es en mencionar la enfermedad mental que sufría Kurt como justificación a la falta de calidad del trabajo de Nirvana. Nirvana tenia un buen batería y un buen compositor, Kurt no era el mejor guitarrista del mundo, pero algunas canciones (sobre todo de In Utero) me parecen muy buenas. Y el hecho de que Kurt fuese bipolar en todo caso afectaba a su comportamiento sobre el escenario y a esa personalidad atormentada que se refleja en sus letras, pero no a su talento ni a la calidad de su música. Como tampoco lo hizo la estupidez crónica de la flipada Courtney Love.
Saludos!
No, claro que no. El mejor es el «Mellon collie…» de los Smashing Pumpkins =)
Saludos.
Esteban
http://politomusica.blogspot.com
PD: Gran reseña!!!!
Gran artículo. En mi opinión, In Utero es muchísimo más disco, más personal y contaba con canciones tan buenas como el primero. Pero dieron con la tecla con el nevermind.
Un saludo
Ese puesto lo merece sin duda «Ten» de Pearl Jam…
Siento contradecirte aunque comparto algunas de las verdades que comentas, para mi gusto si que es posiblemente el mejor disco de los 90 y te puedo decir que yo alucine y sigo alucinando con el, no he visto nada similar hasta el Radiohead – OK Computer del 1997 y creo que es el unico que puede competir con el primer puesto.
Y eso que en los 90 hubieron grandes discos como:
U2 – Achtung Baby , Pearl Jam – Ten , Smashing Pumpkins – Mellon Collie And The Infinite Sadness, Metallica – Metallica, Alice In Chains – Dirt, Oasis – Definitely Maybe, Blur – Parklife, Depeche Mode – Violator, Stone Temple Pilots – Core, Sonic Youth – Dirty, Rage Against the Machine – Rage Against the Machine, PJ Harvey – Rid of Me, Placebo – Without You I’m Nothing.
Por decir algunos que estarian en mi lista ganadora e imprescindible, aunque se que me dejo algunos que ahora mismo no me vienen a la mente, lo que si que esta claro que los 90 fue clave para lo que ahora se llama musica Alternativa, alejandose de los horteras 80 y volviendose a acercar a los miticos 70.
Aunque Bleach e In Utero estan ahí y son dos joyas posiblemente mas espontaneas y creativas, yo pienso que NEVERMIND nos acerco el sonido duro y sucio que se hacia en Seattle y a lo que se llamo GRUNGE a las masas, gustando a toda clase de gente, algo que no habian conseguido en esa epoca otros grupos del brit pop (Oasis) o hard rock (Metallica) ……, hasta entonces cada grupo o estilo tenia su público, y por eso solo aunque hay más, posiblemente si sea el mejor disco de los 90.
Un abrazo y sigue con tus magnificas reflexiones.
Totalmente de acuerdo. Lo considero un álbum rompedor en muchos aspectos pero ni mucho menos el mejor.
gracias por tu huella
he buscado algún blog tuyo para leer tus textos poéticos
pero no encuentro nada
solo éste de opinión musical
Sería el mejor disco de los 90, de no ser por que Radiohead lo consiguió con su OK Computer.
Por la muerte del lider de una forma tragica y a los 27 años, aparte de aumentar las ventas del grupo dramaticamente gano un reconocimiento inmerecido segun mi punto de vista.