Aunque muchos no lo sepan, en España, desde hace diez años, existe esta banda llamada 69 Revoluciones que factura auténtico rock sureño, repleto de slides y ecos rurales, con letras en castellano y solos intensos y abundantes. A unos cuantos han sorprendido sobre algún escenario, de casualidad; después, el boca a boca hizo lo suyo. Hoy nos ocupa Nornoroeste, su cuarto álbum de estudio, trabajo que denota madurez y elaboración.
El protagonismo se lo llevan las guitarras. Ni el estupendo sonido de piano -que resulta un acompañante de lujo, típico secundario robaplanos- ni el efectivo trabajo vocal de Teo Fernández logran parar el huracán eléctrico que a base de pedal steel, acústicas y eléctricas de toda la vida llenan cada recoveco de este álbum.
Hay estribillos que rompen esquemas -los tuyos propios, porque la fórmula es tradicional-, como el de «Angulo muerto», que se pega cual lapa, o el de «Árido», armada con guitarras secas como un vaso vacío. Coqueteos comerciales con base sureña, como «Tormenta», de ritmo pegajoso, o «Tal vez al final», con más de pop español tradicional de lo que aparenta. Rock ‘n’ roll deshidratado pero chispeante, con encanto del despoblado sur y alegría de la tierra de buen clima, como «Acabar con Todo», una de las perlas más brillantes del álbum.
La instrumental a lo Allman brothers, «Miranda», se me hizo algo larga, pero un amante neutral del estilo seguro que la gozará. Me quedo, sin duda, con un tramo final serio y elaborado: «Tal vez al final» y «A tiempo», plagada de frases trabajadas la primera y llena de ecos a lo Lynyrd Skynyrd la segunda. Ambas redondean estos cuarenta y cinco minutos de rock duro, firme y de pocas impurezas. No hay relleno.
Encaja el castellano en todas estas canciones como un guante, algo difícil en un género tan asociado al inglés yanqui. Teo canta sin mascar kilos de tabaco, pronunciando con finura las eses y moldeando las melodías a sus cuerdas medio rasgadas con una elegancia que no merece ni el más mínimo prejuicio. De hecho, una banda así, a estas alturas, no deberían merecer que se les reivindique, pues cualquiera de sus discos deberían ser esperados con ansia, sean de donde sean.
Nornoroeste puede no ser tan directo como sus anteriores trabajos. Cuenta con más giros y detalles, y su heterogeneidad lo orienta hacia una digestión que requiere insistencia, pero el proceso se compensa con canciones que en directo estallarán como granadas, de las que poco a poco se van descubriendo nuevos atractivos. Sin más, otro notable paso firme en una carrera envidiable.
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