De adolescente, entre mis colegas lo normal era empezar con el rock urban antes siquiera de probar el manjar por excelencia del barrio bajo: el vino con cola. A Leño se les adelantaron en el paso por mis oídos Reincidentes, Ska-P y, por supuesto, Desastre. Y no me cuesta admitir que enfrentarme hoy a un nuevo directo del grupo que me influyó tanto y que llevo años sin seguir, ha terminado siendo una experiencia de redescubrimiento y un placer.
Dejarme llevar de nuevo por canciones sencillas con alma del extraradio, con un bien capturado ambiente de directo, un sonido nítido y fiel al concierto -poco retoque-, y un aporreo instrumental digno del local de ensayo barato, me ha recordado por qué son los clásicos indiscutibles de mi adolescencia. Temas como el henchido de rencor «Mal Trago», la festiva «Me Piro» y el himno de toda fiesta patronal madrileña «El Loro» facilitan -y mucho- pasar buenos y despreocupados ratos. Además de sufrir un brote nostálgico, me he encontrado de frente con una banda sincera, sin ambiciones mayores , que se toma muy en serio lo de divertirse y hacer divertir. Una banda de obreros del rock.
Los temas más recientes, como la dramática «Tambores de Guerra», la pegadiza «Soltando Lastre», o la concienzuda «África» me han llevado del oído a través de melodías pegadizas y desacomplejadas salidas de la voz de Alfonso; líneas que el líder del grupo raspa a través de una garganta forjada en algún bar de Usera con nombre de pila. El tipo es puro carisma, una personificación del rock urbano, de los que caen bien. También están llenas de guitarra -quintas bien distorsionadas-, con muchos solos sin complicación y tocados con técnica humilde y autodidacta, que esto no va de lucirse: va de pasarlo bien y cagarse en el establishment.
El rock que hacen Desastre sale de un manual inexistente: el del oído y la pasión. Elaboracon y ejecutan con empeño ciego a tecnicismos, reglas y juicios. Al final, las horas en el local de ensayo, la indignación y la resistencia a la madurez resultan en canciones sencillas, divertidas y muy fáciles de escuchar. Un directo como este es perfecto para saltar, bailar y compartir con amigos. Es música de barrio, de pandilleo; es el rock de la rebeldía adolescente que nunca, nunca debería perderse.
Si añadimos al pack un DVD con la grabación del concierto, más todos los videoclips del grupo hasta la fecha, y una presentación en digipack muy gustosa de ver. sólo queda sorprenderse ante el precio. Huyan de él exquisitos, obsesos del tecnicismo, los corremástiles y la elegancia. Que se dejen seducir los rockeros castizos y todo aficionado al rock urbano, pues este directo tan natural es puro espíritu de género.
La banda estará presentando el álbum en la Sala Independance de Madrid el próximo día 12 de diciembre. Es de esperar que monten una buena fiesta.
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