Estamos ante, posiblemente, el mejor resurgimiento de entre las bandas de heavy metal clásico. Primero fue Blood Of The Nations. Después,Stalingrad. Tornillo se ganó al público y, poco a poco, han ido escalando posiciones perdidas hasta llegar a ofrecer, según se comenta, uno de los mejores conciertos del Wacken 2014. Blind Rage no es la confirmación de «bla bla bla», es un discazo más, el tercero de una trilogía que, pienso, representa la esencia del heavy clásico tal y como debe sonar hoy día.
Blind rage es un compendio de veteranía y buen hacer. Wolf Hoffmann se las sabe todas; es un viejo zorro, capaz de componer riffes de infarto, a la altura de sus propios clásicos y los de la competencia. Wolf suena a Painkiller, pero también a Balls to the Wall y Metal Heart, nunca perdiendo buenas costumbres, como lo son puntear partituras clásicas. No creo que haya ningún metalero de nueva remesa capaz de lanzar un pepinazo como «Trail Of Tears», a pesar de haberlos escuchado similares a puñados. Y menos, riffes tan afilados y todoterreno como los de «Dying Breed» o «Fall Of The Empire», a los que una producción centrada en reducirlo todo a lo básico, con pocos alardes y que potencia el interior de la máquina ayuda a esclarecer.
Esa producción, a cargo de Andy Sneap, quien tan buen trabajo hiciese en los dos anteriores, es la culpable de algunos coros épicos que ni Manowar en sus mejores tiempos -«Wanna Be Free», un himno, o «Stampede», para que le echen de comer aparte-, de un sonido de guitarra descomunal, y seguramente, de lo más difícil: una base rítmica que casi me echa la casa abajo. Un combo de batería y bajo que suena a bombardeo, cobrando este último un protagonismo en algunos tramos que quita el hipo.
A Mark Tornillo ya lo conocemos, y suena tan crudo como en directo. Una garganta descarnada, una voz que suena a cristal rayado con arte. En Blind Rage se luce en todo el esplendor que sus registros le permiten, cantando con mucha personalidad, acoplándose como si siempre hubiese sido la voz de Accept. Enorme en todos los temas, destacando en «200 Years», la melódica «Wanna Be Free» o la elocuente y muy clásica «Bloodbath Mastermind». Aunque, el verdadero protagonista del disco no deja de ser el sonido de guitarra, hipnótico al oído.
Una hora de estampídico heavy metal alemán, del mejor que se ha hecho, sonando a banda del S. XXI sin artificios. Blind Rage suena crudo como el directo y potente como un saco de bafles. Un álbum para reconciliarse con el heavy metal que te había aburrido hace años.
Más melódico que los dos anteriores pero para nada baja el listón. Sí es cierto que Tornillo está más comedido, pero es que en los dos anteriores hizo un trabajo sensacional. Yo lo veo un ‘Russian Roulette’ moderno.
Gran entrada, Edgar. ¡Un abrazo!
Enorme entrada Edgar!!!
Suscribo punto por punto y coma por coma todo lo que has escrito, es un pedazo de albúm, una animalada metálica y un sonido afilado, potente, rotundo, brutal…. Ese Hoffmann es un metal hero pero de los de verdad, de los grandes, y Tornillo esta simplemente perfecto.
Me muero de ganas de verlos ya en La Riviere, se viene la Stampede……….
Abrazo tron, y otro grande para el Master.