No había oído el nombre de Crowell en mi vida. Tampoco soy asiduo del country. Y si bien el folk rock de raíces me hace disfrutar de lo lindo, las circunstancias nunca me habían llevado a discos como este. El habitual paseo diario por la red me encaró a efusivas críticas sobre este álbum, y teniendo todo tan a mano… ¿por qué no?
Dejando a un lado etiquetas y casilleros, mientras escuchaba Tarpaper Sky, poco a poco, he ido abriendo los brazos a un mundo de firme voz envejecida, con el tono emotivo del abuelo que da lecciones de vida a su nieto; tierra de ritmos pausados y rocanroleros, según el tema, en la que a sus anchas pastan guitarras slide, armónicas y melodías de honky tonk. La escucha es fácil para los no familiarizados con la tradición americana gracias a melódicos dejes pop y estribillos que se dejan asir.
Es elogiable el crescendo del álbum, no en intensidad, sino en estructuras y estilo: comenzando con lo más sencillo y bello, y terminando con lo más profundo. «The Long Journey Home» y «Fever On The Bayou» son los perfectos ejemplos de raíces aderezadas con melodías de single, temas perfectos para enganchar, al igual que el rocanrol esquemático «Frankie Please». Se nota que no se ha grabado en casa, que hay gente con oído trabajando tras el telón: el sonido es delicioso, tan acogedor que facilita sumergirse sin problema en este universo americano y dejarse llevar hasta el final.
Los temas más desérticos y tradicionales aparecen cerca de la mitad del álbum, más relajados y delicadamente arreglados con slides y acordes, como «Famous Last Words Of A Full In Love», la o la definitivamente country «Jesus Talk To Mama», intercalados con ecos de los cincuenta como «Somebody’s Shadow». Sentidas, sin alardes y cálidas también «I Wouldn’t Be Me Without You» y la dylaniana «Oh What a Beautiful World», dando una sensación de haber ido de menos a más en en intensidad emocional, y viceversa en lo directo.
Un álbum bastante adulto que compensa lo nativo de la propuesta con unos buenos toques accesibles y melódicos -que no facilones-, ideal para viajes, como toda la música americana, y extremadamente apropiado para descapotables. También vale el sofá de casa, siempre que se le ponga suficiente atención a los detalles.
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