Es una de nuestras bandas predilectas, y como tal, no nos dejamos un adelanto al sin catar desde que flipamos con su primer álbum. Three Seasons son una realidad, una banda sueca anclada en un pasado donde el ácido reinaba y el postureo no existía; un tiempo en el que la gente iba a los conciertos a flipar y no a hacer fotos para el Instagram. Con Grow alcanzan un nivel superior en el que se me hace difícil calificarles.
Sartez ha dejado de lado los riffes más hard rockeros que tanto nos hicieron flipar en sus anteriores álbumes, dejándose llevar por arpegios y acordes de guitarra sucia, siempre doblada por un hammond y comandada por una base rítmica descaradamente jammera. Fue el mismo Olle, el bajista de la banda, quien nos confirmó que, en estudio, se dejan llevar a la vez que graban. Los resultados son palpables ahora más que nunca en temas como «By The Book», de desgarrador estribillo, golpes de batería espaciales y melodías ácidas cual saco de tripis.
«Tablas Of Bahar» conserva algo de su lado más folk, que sigue sonando deliciosamente analógico, pero en líneas generales, en Grow es difícil hacer distincion entre temas. Es un álbum artesanal surgido de la química entre músicos, sin planos ni planes. Difícil de digerir a primera escucha, pero plagado de secretos en compensación. Se necesita calma para disfrutar cortes como «Food For The Day», o la inicial «Which Way», que personalmente, hubiera dejado para más tarde. El impacto inicial es chocante, si bien con calma y apertura de miras, el disco se convierte en delicia.
En su segunda mitad encontré algo a lo que agarrarme entre tanta psicodelia y colores hipnóticos. Los tres últimos cortes contienen estribillos más cercanos («No Shame»), algo de hard rock clásico y ecos Purple («Home Is Waiting»), y delicadeza muy Three Seasons, de la que define el feeling y termina en explosión rockera («Familiar Song»). A la segunda vuelta, todo tiene otra gama de colores, y los primeros temas te llenan la cabeza de paisajes imposibles y deformaciones inexistentes.
Grow es un álbum sencillo en técnica y complejo en contenido. Más psicodélico que sus antecesores, más alucinado. Diferente, y de gran calidad y sin enterrar las señas de identidad. Todos los músicos exploran nuevos registros y en consecuencia, llegan a lugares desconocidos. Grow es atípico hasta dentro de la moda retro. Se acaba volviendo adictivo, y hasta canciones de 10 minutos se pueden escuchar en repeat porque están llenas de escondrijos. Un rock de visiones alérgico a los esquemas, pero que entra sin mayores dificultades. Y nosotros, esperamos su anuncio de gira desde ya.
Grandes canciones pero un sonido para mi deficiente.