Hacia el final de un año huérfano de buen sleazy, aparece el disco de la banda de Steven Adler, el mismísimo. No esperaba nada del baterista, quien lleva mucho dando tumbos entre cancelaciones y retrasos, así que supongo que fue cosa del ánimo y la curiosidad que el álbum me hiciera pedazos el cerebro.
Si no fuera porque pierde algo de ritmo en su segunda mitad, estaríamos ante uno de los diez discos del año. La banda de Adler ha partido del lado más comercial y cañero de los Guns del “You Could Be Mine”, y de una producción similar a Sixx A.M.,para componer un trabajo lleno de navajazos y chulería que nadie esperaba.
El sonido de la acústica que abre el disco en “Back From The Dead”, es exquisito. El cuerpo de las guitarras, y un bajo tan machacante entre Mötley Crüe y Motötrhead, son el típico elefante en la cacharrería. Un desparrame de actitud americana. Su estribillo, de coros de callejón mohoso se asemeja al de las otras dos, y junto con “Own Worst Enemy” y “Another Version Of The Truth” se convierten en el triplete perfecto para precalentar una noche de copas. Bestial.
Bajan las revoluciones, tras otra tremenda “The One That You Hated”, con “Good To Be Bad”, en la que colabora John 5, con un solo muy suyo. Una pena que el ritmo decaiga de verdad con “Just Don’t Ask”, la canción edulcorada por productores que buscan reventar la MTV con una balada para adolescentes. Y más me jode que eligieran este tema para que Slash clavara un solo de los suyos. Ni su Gibson la salva.
Algunos riffes más, junto con estribillos que suenan de escándalo, como el de “Blown Away”, o “Habit”, y algunos cencerros aptos para nostálgicos de los Roses, ayudan a que el disco no decaiga sin remedio con tanto tema lento. No suenan tan edulcoradas “Your Diamonds” y “Waterfall”, y “Dead Wrong” recupera el lado más cañero para finalizar, pero tanto medio tiempo vuelve loco el flujo adrenalítico.
Cuenta con suficientes trallazos como para convertirse en imprescindible en este tiempo donde tanto chulo a la antigua nos falta. Quien le encuentre mayor atractivo que yo a los temas lentos, lo considerará sobresaliente. Que nadie se eche para atrás, pues esto, además de una tremenda sorpresa, es un disco de hard y sleazy de los que nadie se espera.
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