Siempre es un placer encontrarse con un tipo con el talento y la simpatía de Rufus Wainwright. Quizás la noche no fuera todo lo cálida que cabría pensar de una noche de Junio pero tampoco pasa nada por ponerte una rebequita, ya habrá días y noches para asarnos. A pesar de lo fresco de la velada, Rufus Wainwright supo ganarse al respetable desde el primer momento. Como en su anterior visita en el Teatro Principal, Rufus se presentó con la única compañía de un piano y una guitarra acústica. Suficiente si las canciones son buenas y el intérprete sabe sacarles todo su jugo a los instrumentos. Por suerte para nosotros, ambas premisas se dieron en la noche mágica de este fresco 30 de Junio.
Ocurre que Rufus Wainwright es todo un hombre del Renacimiento. Tan pronto hace pop como compone arias para ópera o canciones inspiradas en sonetos de Shakespeare como se inspira en cabaret o el vodevil de los años 20 del siglo pasado. Por todo ello hizo un recorrido en su show. Aunque menos locuaz y divertido que en su anterior visita, estuvo ingenioso cuando un pájaro se pasó por el escenario y él lo tomo por el espíritu de Carrie Fisher. Genio y figura, Wainwright emocionó al respetable con joyas de su repertorio como My little you, Peaceful Afternoon, Only The people that love, The art teacher o Cigarrettes and Chocolate milk. Todas preciosas canciones intemporales, ajenas a modas, que parecen escritas por un compositor de otro siglo. Incluso se marcó una versión a capella del Over the rainbow de su adorada Judy Garland (de quien recientemente ha publicado un disco de versiones) ante un público que guardó un silencio sepulcral. Pelos de punta, oiga. Pero la cosa no acabó ahí, hizo un amago de retirarse para volver a conjugar la magia de Going to a town y una versión del Hallelujah de Leonard Cohen. Y así, con la piel de gallina, quien sabe si más por el fresco o la emoción, terminó la noche.
Lo dicho, quizás Rufus Wainwright se equivocó de siglo al nacer, lo que está claro es que nosotros no nos equivocamos al ir a verle.
Antes de Rufus Wainwright actuó Elem, nombre artístico de la cantante, compositora y pianista aragonesa Laura Cebrián. Esta joven aragonesa se formó en el conservatorio zaragozano apuesta por el pop. Vino a presentar su segundo LP ‘Si tú supieras’.
0 comentarios