Reef son una banda de Glastonbury formada en el año 1993, en medio del repunte del Grunge y el Britpop. Cesaron su actividad en el año 2003, pero en el siguiente 2010, volvieron con fuerzas renovadas, estando en activo hasta la fecha. En esta nueva etapa de la banda cuentan con otro disco publicado en el año 2018 de título Revelation.
Y tan activos; puesto que este último álbum suyo de título Shoot Me Your Ace, suena a las mil maravillas. Con un sonido potente y gamberro, el disco comienza con un trallazo titulado como el disco. Shoot Me Your Ace, una canción directa con el timbre de voz rasgado parecido a cuando Brian Johnson se toma dos claras de huevo. Una voz gamberra y retante que te pasa por encima sin contemplaciones.
When Can I See You Again, es una balada típica que sirve para relajarnos después de la acometida anterior. Con un riff claro y machacón nos permite tomar aire para lo que viene después, un medio tiempo titulado Refugee, que suena al más puro estilo americano.
Best Of Me, es otro medio tiempo un poco más rápido que comienza con un bombo hardrockero. Volvemos a coger un poco de ritmo porque llegamos a Wolfman. Seguimos con ese hard rock de la escuela de Thunder. Parece ser que Reef están de vuelta con mucha contundencia, con unos ritmos de batería pesados, que simulan un caminar lento pero a la vez poderoso, firme, de la misma manera que suena Hold Back The Morning.
Las bonitas guitarras de Right On, dan comienzo al siguiente corte de este magnífico disco, esta vez la melodía se vuelve un poco más alternativa. Dejamos ese sonido pantanoso y nos encontramos con unos preciosos coros acompañando una melodía más suave que sin embargo termina con esa voz rasgada que nos acompaña en todo el disco.
Everything Far Away, comienza como un susurro al oído que desemboca en un lamento prolongado junto a ese bombo hardrockero que venimos disfrutando desde el principio, acompañado de esa voz rota.
I See Your Face acelera el ritmo y nos propone un poco de más fuerza, para terminar este paseo por la ruta 66 de la mano de Strange Love, que cierra este trabajo con sabor a bar de carretera. Un disco perfecto para los amantes del sonido americano más clásico.
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