Hay discos que son puro bálsamo para el alma, que actúan como un hechizo. Los escuchas y sientes como que no estas solo, la música te arropa, te protege, se convierte en curativa; hacen que el tiempo se detenga.
Esa clase de discos son los que uno abraza sobre su pecho mientras se esta recostado en la cama, dejándose llevar por los sonidos que surgen de sus surcos.
Podría mencionar algunos que siempre me han producido ese efecto, el “Rock Bottom” de Robert Wyatt, el “Tupelo Honey” de Van Morrison, el “Blood on the Tracks” de Dylan, “Blue Afternoon” de Tim Buckley, “Solid Air” de John Martyn, y muchos otros.
Lo que siguen mis humildes escritos en estas paginas saben que tengo gustos eclécticos y a semejanza de mis compañeros no escribimos sobre discos que nos impongan, hablamos de los que nos gusta o nos molesta, con sinceridad y pasión antes de cualquier cosa.
Isasa no es solamente un monte de la sierra de Peñalmonte, sino un guitarrista que parece salido de Oregon o de algún pueblo de los Apalaches. La verdad es que lo descubrí relativamente hace poco, y lo primero que pensé es que esos paisajes sonoros evocadores de soledad o sosiego eran interpretado por algún músico norteamericano.
Un cruce entre Fahey y Vini Reilly, entre Jack Rose y Leo Kottke, Conrado Isasa fue miembro de “A Room With A View” , una banda que tenia como referentes a grupos como , Fugazi o Hüsker Dü.
A Isasa desde hace unos años se le podría considerar nuestro “Guitar Soli” nacional, ese movimiento musical llamado “american primitive guitar” que tuvo un resurgir hace ya unos años de la mano de nuevos talentos como William Tyler, Ryley Walker y/o Daniel Bachman.
Este es el cuarto disco de Isasa, un disco donde el oyente descubrirá composiciones minimalistas, pero con una atmósfera casi protectora. Aunque parezca que es su primer disco al titularlo simplemente con su nombre, Conrado ha tardado en utilizar esa baza para reflejar el hecho de que la relación de su música con su propia identidad han evolucionado. Ya que su música, tras “ A room with a View”, empezó inspirándose con Geoff Farina un músico que también dio el salto de una banda (Karate) mas enfocada en la música india , hacia un estilo mas depurado e intimista. Isasa bebió de Mississippi John Hurt o los ya mencionados John Fahey, Jack Rose y Glenn Jones y con ello nos ofreció: Las Cosas (2015), Los Días (2016), Insilio (2019) y ahora “Isasa”.
Cada trabajo va siempre un paso mas allá, recogiendo y tomando nuevas texturas instrumentales, pero siempre para dar a luz algo muy personal. Prueba de ello, es que dos composiciones llevan el nombre y cuentan con las voces de sus hijos. Isasa comparte con nosotros no solo su música, también sus emociones, en estos tiempos de soledad y desesperación no hay nada mejor.
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