Los soles solan y los mares maran, los farmacéuticos especifican, dictan bellas recetas para el pasmo… Así comienza uno de los poemas de Juan Gelman; a él le tocaba gelmanear. Lo que me hace pensar, que todos los trabajadores que ahora mismo están arriesgando su vida para salvar a los demás no son héroes, sino que están personeando. Las personas personean.
Con la pandemia ha salido todo a la luz, las actitudes están al descubierto, pero no dejo de pensar, en que todas esas personas a las que ahora aplaudimos todos los días, incluidos los que aplaudean, llevan haciendo desde hace mucho tiempo su función en el más absoluto de los silencios, como gotas que caen sin sonido en la soledad, que diría el poeta.
Por eso es lícito decir que las personas personean. Ayudar a alguien es principalmente personear. Infundir ánimos en un amigo triste es personear, ceder el asiento a una persona mayor en el autobús es personear, escuchar a alguien que tiene problemas si eludir sus palabras es personear, saludar en el paso de cebra porque el conductor ha parado amablemente, también es personear. Así hasta una infinidad de acciones que se estaban perdiendo con el paso del tiempo.
Personear no es algo con lo que se nazca, es un aprendizaje. La misma vida, que vidéa, te hace personear con el paso del tiempo. Personear es algo que se asume desde dentro, como un voto. Pero que nadie se confunda. Personear no significa tener siempre la sonrisa puesta y mirar como si estuviésemos constantemente en navidad que dirían los The Cure. Amados sean los que odian, vista la malbaraja del amor estos días, los mazos de catástrofes, las deudas. Personear es un ejercicio que desarrolla el músculo de lo humano, hasta que comprendemos que es la mejor actitud a la hora de tomar decisiones.
Una actitud que suele ser muy extendida entre los poetas y los músicos. Testarudos y firmes hasta la maldición con sus propias convicciones, lo dan todo por nosotros. Ahí tenemos una buena fuente de lo que supone personear a pesar de las circunstancias adversas.
Por todo ello, cuando este infierno acabe y volvamos a esa supuesta normalidad comprendiendo que todos somos necesarios sigamos, sigamos personeando les digo, a conocer a los más bellos, los que vencieron con su gran derrota.
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