Se va acercando el verano. Más bien lo tenemos casi encima aunque lea con asombro como por el norte anuncian lluvias. Aquí casi no las vemos ni en eso que llaman invierno, porque cualquier parecido con la realidad estacional casi podría ser pura coincidencia. Aunque ahora que lo pienso este año si hemos tenido al Sur del Sur más frío del que venía siendo costumbre y más de un día seguido de lluvias. ¡Como tiene que ser!. Pero ya queda atrás. Llega el tiempo del calor -o la calor que es más nuestro, de aquí abajo-. Turistas, niños con helados, guiris que usan calcetines con las chanclas mientras sus pieles se vuelven más y más coloradas. Ventiladores pidiendo la jubilación. Aires acondicionados al servicio de Satán, perdón, de las eléctricas. Noches de calle al fresquito. Tardes de sombra esquiva. Costa de la Luz. Costa del Sol. Riñoneras y toallas. Llevo el refresco de naranja y de limón. Al rico helado. ¡Dejate de hostias y hablemos de rock and roll!.
Siga usted todo recto caballero y agárrese que vienen curvas. Ya que sobrevolamos a vistas de pájaro Málaga hacemos parada obligatoria en el frescor que parece desprender la portada de lo nuevo de Dirty Army titulado «Living in death» aunque su interior desprenda calor en abundancia. Alineados en las rocosas filas del stoner desde su debut lo cierto es que los malagueños encajan en dicha acepción solo si nos asimos con fuerza a lo diverso del género. Lo suyo ronda más por los sonidos propios de aquel rock de los 90 que sobre mitad de la década busco su sitio entre los seguidores del rock. El disco se abre fuerte con «What do you mean», donde la melodía me pone en la pista para poder afirmar lo de la relación de la banda con lo grabado en los 90. La canción que da nombre al disco sigue con esa apuesta por la potencia y la marcha como bandera. La instrumental «Justice» de preciosa sonoridad se mueve en esa especie de stoner dinamizado que tan bien desarrollan por ejemplo los almerienses The Dry Mouths. Pisa el pedal de la distorsión y que las guitarras hablen bien fuerte de «Qädr» abriendo capas de psicodelia sui generis como en la anterior o esa parte central emparentada con el stoner.
«Nothing to say» alterna perfectamente ese sonido correoso con cierto halo que me trae una y otra vez a la cabeza a Cobain. Creo que a veces existe una canción en el disco que te hace pensar que la banda en cuestión está tomando el camino correcto y que además posee los mimbres necesarios para recorrerlo. En el caso de Dirty Army posiblemente «Stellar» sea esa canción. Dulzura y fuerza conviviendo para envolver una melodía maravillosa pero no solo formando parte de ella sino dando a la instrumentación un protagonismo envidiable. «Black sea» te aventura en un viaje sin retorno de efectos hipnóticos donde la voz actua como lisérgico flautista de Hamelín. «Salt and sand» tiene un filtro de rock clásico que me engancha a la primera. Esa batería, el riff, las voces en el estribillo… hasta llegar a «The road» que inccide en ese ritmo hipnótico con el que cerrar los ojos. Cierra el disco «You know» que vuelve a poner la furia en escena, con un riff machacón y directo. Sorpresa, bonus track. Versión acústica de «Salt and sand» simplemente maravillosa. ¡Que gran disco!
0 comentarios