La Mike Ross Band aterrizaba en El Puerto de Santa María, inmerso en la amplia gira que le trae de vuelta por el territorio nacional, tras un par de visitas el pasado año (como bien nos comentó en la reciente entrevista realizada por Carlos Tizón) formidable guitarrista, zurdo para más señas, como Jimi Hendrix y que se mueve entre el blues rock y el más puro, de raíces americanas, a pesar de su procedencia inglesa. En esta ocasión se presentó en la maravillosa Sala Milwaukee en formato trío, con base rítmica de bajo y batería, ambos de gran calidad y una muestra de su envidiable colección de guitarras, ¡nada menos que utilizó cinco de ellas, la gran mayoría construidas para mano izquierda y donde, incluso, en una aparecía su nombre como marca!.
Por lo tanto un evento magnífico para degustarlo los amantes del «blues» y la música en general pero sólo unas treinta y cinco personas nos dimos cita en la noche gaditana. Comenzó fuerte con los temas «Leviathan» y «Ghost hound rider», compuestos por Ross para Mahogany Drift, un proyecto paralelo junto a otros nombres importantes del blues británico como Troy Redfern y Jack J. Hutchinson (https://rockthebestmusic.com/2018/04/cronica-del-concierto-de-jack-j-hutchinson-en-sala-milwaukee-el-puerto-de-santa-maria-18-04-18.html). Tras «none of your business», llegaba «Dakota Red», uno de los temas más interesantes de su álbum del pasado 2018 «Jenny´s place», que fue del que más canciones interpretó en su listado de temas en esta agradable noche, como nos recordó Mike Ross en uno de sus parlamentos al comparar el clima español con el del Reino Unido, con cierta resignación. Su reciente disco de estudio «The Clovis limit (Part one)» también tuvo su momento álgido tras acometer seguidos dos maravillosos cortes como «The reason this railroad» y un «Young man» que fue bien acogido por el selecto público allí congregado. De nuevo pasó al «Jenny´s place» con «Harpo» y la excelente «Dark powder» que enlazaba con «The only place you take me down» y, de nuevo, del «Jenny´s place» «Loveslide».
Ya se acercaba la parte final y Ross había dejado claro lo virtuoso que es a las seis cuerdas, tanto con el «slide» como con la rapidez de sus dedos, creando arpegios imposibles y todo tipo de «florituras». «Dolphins» dejaba paso a una versión de Hendrix como es el «Spanish castle magic» deleitando a los presentes y «Bambooried» del «Jenny place» para cerrar casi una hora y media de un directo que dejó buenas sensaciones. Un músico honesto, que no decepciona y que los amantes de estos ritmos tan americanos no deberían perderse.
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