Octavo disco ya de Backyard Babies. Parece que le han vuelto a coger el gustillo a componer discos tras su comeback de 2015, Four By Four, que personalmente para quien suscribe no acabó de convencerme del todo. Su acercamiento demasiado descarado al punk pop yankee y ciertos experimentos sónicos que nunca me entraron me hicieron llegar a la subjetiva conclusión por mi parte de que Nicke Borg y Dregen competían el uno con el otro por dejar el poso de sus discos en solitario. En cualquier caso, para nada es un mal disco a pesar de estas irregularidades que os comento. Salta y seguimos…
Y sí!, aquí los tienes ‘Empujando Rocas’ como en los viejos tiempos!!!…
El visionado de este clip hace poco más de medio año me hizo albergar ciertas esperanzas de que la suciedad escandinava volviese a hacer acto de presencia. No, no es un tema que beba precisamente de Total 13, aquel momento jamás volverá a recrearse y no soy un tipo cerril y encerrado tan sólo en aquel disco del ’98, pero me pareció un tema cachondo y muy vacilón, con una cadencia glam ‘a la Slade’ muy chula y con la banda pasándoselo en grande repitiendo una y otra vez nuestra palabra favorita, ‘Rock & Roll’.
Y esta es precisamente a la conclusión a la que llego, Sliver & Gold (2019) es un disco que se disfruta desde la primera escucha, una colección de canciones sencilla y directa, con todos los colores de la paleta que los Babies gestaron a partir de Making Enemies Is Good (2001) y que acabaron de desarrollar del todo con Stockholm Syndrome (2003). El comienzo del tracklist es lo más sucio y punkarra de toda la colección con el machacón «Good Morning Midnight» y «Simple Being Sold», más yankee pero más sueco a la vez. La dupla «Shovin’ Rocks»/»Ragged Flag» muestra la faceta más glam y desenfadada de la banda, la más powerpopera y festiva antes de pasar a esas composiciones de corte más Borg, más ‘loosers’ e introspectivas como «Yes To All No» o el más cañero pero igualmente dirigido a perdedores, borrachuzos y drogatas como «44 Undead». Quizás el corte más Backyard Babies clásico, junto con el más luminoso y punkoide «Bad Seeds», de todo el álbum. También tenemos ese punk comercial y asequible para nuevos ‘teenagers’ caso «Sliver & Gold» o el más moja-bragas «A Day Late In My Dollar Shorts» que no me molestan en absoluto como sí hacían este tipo de temas en su anterior LP. Para acabar, volvemos a la emotividad ‘looser’ de «Laugh Now Cry Later» con arreglos al piano y acordeón que se me hace un poco peñazo con esos seis minutos que podían haberse recortado a cuatro perfectamente. En conclusión, un trabajo que va a agradar (o debería hacerlo) tanto a sus ‘die hard fans’ de toda la vida como a la gente que los conoció en Four By Four, sonando más suecos y menos americanos, sin esa necesidad de ‘pugnar’ por el liderazgo de la banda. Un disco más Backyard Babies que su antecesor…
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