Leí este libro cuando tenía 27 o 28 años, pero el lobo estepario que hubo en mí, se desvaneció pronto ante la urgencia del ahora. Como si esa mirada hacia dentro hubiese dado un giro de 180 grados. La vía más rápida y directa que conozco para deshacerse del ego o del yo.

Lo primero que me llama la atención de Harry hoy, el protagonista de nuestra historia, es que su búsqueda de conocimiento, de espiritualidad, es un viaje deseado, más peligroso por ser buscado. No, encontrado, que no es lo mismo. Harry, se autodestruye.

El abismo tiene ojos. No es lo mismo caer en él al tropezar, que te empujen, o que te tires a él. Incluso la manera de caer en el abismo es importante para el abismo. Por eso, el aprendizaje espiritual de Harry es un aprendizaje vicario, sin otra vivencia que el estudio y el sufrimiento de dar vueltas en vano sin llegar a ninguna conclusión certera. Harry quiere extraer el oro sin riesgo alguno, empáticamente. Y el abismo de los poetas es involuntario, encontrado sin ser buscado y a la vez necesariamente hallado para poder seguir existiendo en medio de la tormenta.

Además, toda esa vida burguesa que el lobo estepario no aguanta. Esa parte de la sociedad según él, conformada. Está basada en un aspecto importante de la vida que funciona de argamasa para construir cualquier tipo de sociedad o relación social. El compromiso.

El compromiso implica que haya al menos dos partes, no sólo el individuo caprichosamente solo, rodeándose voluntariamente de las mismas supuestas circunstancias que se supone que rodean a los artistas. Quizá esa burguesía que rechaza tanto Harry, practique el amor de otro modo. Ejerciendo un silencio, un amarre de instintos, que es de lo que carece la parte de él que es el lobo estepario. Un silencio construido que vendría a ser lo contrario del silencio tonto de la noche, como dirían los poetas. Por otra parte, Harry carece de la madurez suficiente para distinguir entre realidad y vida. Una en blanco y negro y la otra en color. Y las mezcla.

Según avanza la historia, Hesse hace una descripción del estado de plena compresión del Todo. Pero a pesar de utilizar a otros personajes para cuestionarse, no da explicaciones sobre ese tránsito, porque no lo ha vivido. No lo ha recorrido. Buscándolo únicamente con el pensamiento, como si de una construcción cognitiva se tratase. Y además, es el propio Todo el que no va al encuentro de Harry.

Harry imagina una meta, la inmortalidad. Y empáticamente o vicariamente, aprende que estar viviendo con conciencia plena es tener humor, ser un buda sonriente. Pero él no ha vivido esa transformación que representa en el texto a través de la figura de Goethe. A quien quizá, la realidad se le impusiese diagonalmente, como suele ocurrir la mayoría de las veces.

Harry se ocupa del mundo. Armanda, de su pequeña parcela vital. Harry ha potenciado el ideal solamente. Armanda, el vivir. Después aparece el personaje de Pablo, un músico alegre y vividor. En este caso, Pablo representa los hechos, y Harry las teorías. Pablo es realista, Harry idealista.

En este punto del libro, aparece la música como algo puro y absoluto, incuestionable. Algo con lo que no se puede negociar para llegar a otra conclusión más alta, por decirlo de alguna manera. La música, simplemente es. Y Harry encuentra aquí, la primera fisura en su ideología espiritual. Después, hay dos supuestas llegadas a la inmortalidad que son ficticias en realidad por ser construcciones de la mente, razonamientos. Y la inmortalidad es un estado de la mente.

En el libro se ven dos polos claramente diferenciados. La realidad, donde maduran Pablo, Armanda y María. Y el ideal, donde madura Harry. Los primeros maduran a través de los hechos que están a su alcance y Harry lo hace “espiritualmente” a través del pensamiento. Los dos polos se aportan sus soluciones al enigma de la vida, pero ninguno llega al meollo.

El libro finaliza con una representación caótica de un presente urgente que aboca a la acción. Hesse lleva un sinfín de situaciones a su límite a través de distintas representaciones teatrales, intentando abarcar todos los anhelos del hombre. Un vivirlo todo.

 

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

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