Después de una semana de procesiones, penitentes, cirios y marabunta por las calles, reconozco que no me siento muy atraído por esas tradiciones, por muy arraigadas que muchos pretendan afirmar que están. Me sentía ya un poco cansado del olor a incienso, así que, ¿algo mejor para resucitar al tercer día que una lección magistral de rock and roll? Se presentaban en la ciudad una de las bandas más en forma que han parido nuestras fronteras en los últimos tiempos, los gallegos The Soul Jacket, que a base de grandes canciones y un par de discos enormes, se han ganado a la mayoría de la parroquia, que solo sabe hablar maravillas de ellos. Era hora de comprobar si en directo serían capaces de defender su reputación, y a las ocho me daba cita en la Sala Milwaukee que, por cierto, hay que decir que los movimientos que han realizado les ha hecho ganar en temas de sonido.

Primero, me vais a permitir un pequeño tirón de orejas. La banda anunciaba el show a las 20 horas; la sala a las 20.30, y esteno comenzó hasta las 21.15. Esto de los retrasos es algo habitual en el mundo de los conciertos. ¿Por qué? Nadie va al cine y espera una hora a que la peli de inicio, ni a ningún espectáculo, pero en los conciertos se ha convertido en norma, pasándose por el forro la puntualidad. Que es una nimiedad, tal vez, pero no está de mas que las cosas se hagan del todo bien. Por suerte, muchas salas, los domingo están adaptando los horarios a la tarde, algo que me parece fenomenal, porque salir de un concierto a las cuatro de la madrugada debido al retraso del inicio, no es plato de buen gusto, al menos para mí. Una vez dicho esto, vayamos al turrón, al conciertazo que los gallegos se marcaron ante 25 personas que nos dimos cita allí y que salimos, literalmente, con la cabeza volada.

Y es que, a pesar, de que solo tocaron 75 minutos, aquello nos supo a gloria, a auténtico domingo de resurrección, donde los sonidos envolvieron la sala convirtiéndola en pura magia que salía desde el escenario, donde The Soul Jacket se hacen grandes, enormes. Fueron sonando canciones como «Ohio», «Brothers II», una intensa «Do it right» que el vocalista dedicó a su padre, «Where´s my money», donde dieron un palo a la mancha de sinvergüenzas que campan a sus anchas por este país, «The fisherman and the silver key» o ese himno llamado «Revolutionist», que caldearon el ambiente y consiguieron que los pocos pero entregados que estábamos allí, nos rindiésemos a sus pies. Afirmaron estar cansados, y vaya, como serán estos tipos si se encuentran al 100%. Si cerrabas los ojos, podías imaginar a Joe Cocker al frente de The Allman Brothers Band. Y hermanos, eso son palabras mayores.

Concierto casi en familia, donde la gran mayoría eramos conocidos, y es una lástima que la gente deje pasar un domingo conciertos de esta talla, pero eso es harina de otro costal. Sin lugar a dudas, todos salimos con ganas de mucho más, porque no creo que ninguno quisiera que el show terminase. The Soul Jacket, son muy grandes; en disco, en directo, y donde les pongas. Ojalá todas las semanas santas tuviesen este broche. Al final, terminaría convertido a la causa. Larga vida al rock and roll.

by: Carlos tizon

by: Carlos tizon

Licenciado en el arte de apoyar el codo en la barra de bar. Comencé la carrera de la vida y me perdí por el camino, dándome de bruces con el rock and roll. Como no pude ser una rock star, ahora desnudo mi alma cual decadente stripper de medio pelo en mi blog, Motel Bourbon.

1 Comentario

  1. Tsi-na-Pah

    A las cuatro de la madrugada!!!Por dios esto es pecado.Estoy al 100% de lo que dices tanto en lo referente a la banda que es brutalemente buena.Y luego por lo de los horarios, pero es que esto es de este pais en otros no se pasa de esta manera…Aqui el horario es algo virtual!!!
    A+

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