Vamos a dedicar un momento a la comedia. A la comedia pura. Hay multitud de subgéneros, la comedia romántica, la comedia musical, la comedia satírica, la slapstick comedy…, una multitud de cintas que buscan la risa, pasar un buen rato y que, con el paso del tiempo, muchas de ellas se han convertido en icónicas.
Podríamos citar y abordar un montón que, seguramente, se han convertido en tus favoritas y, cada vez que las ves, te hacen reír y olvidarte de todo lo gris que te rodea, pero me voy a centrar solamente en la comedia pura, basada en el gag, en la situación o en el texto, esas que todo el mundo recuerda por escenas concretas, textos aprendidos de memoria o situaciones estrambóticas que hacen que la sonrisa o la carcajada aparezca casi sin querer.
La intención es abarcar 100 años, desde la década de los 10 del siglo XX hasta la misma del siglo XXI. Antes estaba el cine en construcción y no paraba de crecer cada año, sin parar, y últimamente estamos a mitad de década, así que tiro por la calle de en medio y elijo un par de producciones de cada década para que, si tengo la suerte de hacerte recuperar alguna, pases un rato desternillante e inolvidable.
Comedias
Años 10: Los primeros años de la industria cinematográfica se llenaban de cortometrajes, la mayoría cómicos, liderados por la factoría de Mack Sennett, dueño y fundador de los Keystone Studios que dieron cabida a un montón de actores que se convirtieron en estrellas. 2 de las estrellas más rutilantes de esa época, protagonizan 2 de los mediometrajes seleccionados y, aún a día de hoy, son reflejo de las rutinas cómicas físicas más repetidas en la historia del cine. Charles Chaplin, genio absoluto, que ha logrado pasar al imaginario popular gracias a su talento, y Roscoe “Fatty” Arbuckle, antes de sus problemas con la ley, son los 2 ejemplos más significativos del movimiento cómico en Estados Unidos y, por ende, del mundo.
Armas al hombro de Charles Chaplin (1918)
Chaplin ya había convertido a Charlot en un icono, y aquí aparece en el frente de la I GM, desdichado por la mala suerte de lucir el nº 13 o haber roto un espejo. Pero al salir de la trinchera a combatir aparece con unos cuantos alemanes detenidos y su suerte ha cambiado. Se disfraza de árbol en una misión voluntaria, captura a más enemigos y consigue que los compañeros que le denigraban le respeten. Toda la filmación está repleta de los gags propios de Charlot y consigue que, en poco más de 30´, la sonrisa nos desaparezca de nuestro rostro.
El botones de Roscoe “Fatty” Arbuckle (1918)
Tres empleados del hotel El Gran Alce son protagonistas de un montón de gags que pasan a la historia como una de las aportaciones más divertdas de Fatty. Como casi siempre, el gran Buster Keaton estaba junto a él, y decoran sin medida con su exacerbada comicidad los más de 30 minutos en que nos hacen reir. Las escenas en que Fatty afeita a un cliente convirtiéndolo en el General Grant o Abraham Lincoln, las disputas por hacerse con el favor de una cliente, la lucha con el ascensor tirado por un caballo, el robo planificado a un banco…, todo desborda la incontenible risa que nos ocupa. Una muestra de lo que Roscoe y Buster aportan a la comedia.
Años 20: Con el cine ya asentado como el mayor entretenimiento y las figuras del séptimo arte como privilegiados en la sociedad, surgen rostros que, con la llegada del sonoro desaparecieron durante muchísimo tiempo pero que, en aquellos años eran estrellas indiscutibles y su nombre y cara eran reconocidos por todo el mundo. Ya hemos nombrado a Chaplin y Arbuckle y, llegados a los 20, surgen otros nombres que alcanzaron un nivel de popularidad y calidad extremos y, referidos a la comedia, debo rescatar. Aquí puede que estén sus obras más conocidas pero os recomiendo toda su obras porque es extraordinaria.
El hombre mosca de Harold Lloyd (1923)
Harold se despide de su prometida para irse a la ciudad y labrase un futuro que les permite casarse y comprarse una casa, prometiendo hacerla llamar cuando lo consiga. Pero pasan los meses y la cruda realidad le hace vivir con un compañero de piso, debiendo el alquiler y gastando el poco dinero que consigue trabajando para comprarle algo a la novia y hacerle creer que está triunfando y ya queda poco para lograr su sueño. Un día se presenta por sorpresa en la tienda en que trabaja y él le hace creer que es un jefazo y le va de maravilla. Los continuos equívocos hacen que la filmación avance sin medida entre carcajadas y dobles sentidos. Un día le propone al director que publique en la prensa la noticia de pagar 1.000 dólares al que se atreva a escalar los pisos de los grandes almacenes pero el amigo con el que había quedado para repartirse el dinero es perseguido por la policía y debe ser él mismo el que lo haga. Una fiesta en toda regla al servicio de Harold Lloyd que lo convirtió en una estrella y obtuvo un grandísimo éxito y logrando hacerlo un referente absoluto de la comedia en el cine mudo.
El moderno Sherlock Holmes de Buster Keaton (1924)
Un joven proyeccionista quiere ser detective y lee un libro para conseguirlo mientras trabaja. Está enamorado de una joven a la que va a ver al salir de trabajar, pero en su casa se produce un robo y él intenta aplicar lo aprendido para resolver el caso. El tiro le sale por la culata y acaba como el ladrón. Al volver al trabajo sueña la resolución del caso mientras la chica descubre quién es el verdadero ratero. Un mediometraje repleto de talento, con un montón de gags que han inspirado filmaciones posteriores. Buster Keaton dirige y protagoniza uno de los mediometrajes más sobresalientes de la época, dando lecciones de actuación, realizando todas las escenas por muy físicas que sean, dirigiendo y creando unas escenas repletas de efectos que son referente absoluto para multitud de cineastas posteriores. Sigo sin entender a la gente que renuncia al cine mudo con la enorme cantidad de mentes privilegiadas que lo habitaban.
Años 30: Con la llegada del cine sonoro hubo muchos artistas que se ofuscaron y otros que supieron adaptarse a las nuevas técnicas. Hubo un puñado de artistas que siguieron reventando las taquillas y haciendo reír al público. La comedia social, romántica y sofisticada inundaron las pantallas, pero puede que la slapstick comedy alcanzó su cénit en estos años y los siguientes pero, una vez más, vamos a rescatar a 2 combos que deben aparecer sí o sí en estas páginas. De ellos podría elegir varias producciones, aunque puede que estas sean de mis preferidas.
Compañeros de juerga de William A. Seiter (1933)
No debían faltar Oliver Hardy y Stan Laurel, más conocidos en España como el Gordo y el Flaco. Aquí son 2 amigos, vecinos, que están en la reunión de la sección de California de la logia Los hijos del desierto y se va a celebrar una reunión nacional en Chicago. Stan no quiere ir porque no sabe cómo decírselo a su mujer, vecina y amiga de la esposa de Oliver, que le recrimina que no se imponga porque es el hombre de la casa y el que manda, pero al llegar a casa la esposa de Oliver no le deja porque tienen un viaje a las montañas. La comedia surge en cómo Oliver la engaña haciéndose pasar por enfermo y siendo acompañado por Stan a Hawai para curarse cuando en realidad se van a Chicago. Las mujeres se enteran y Oliver es castigado por la suya por mentir y Stan es agasajado por su esposa por decir la verdad. Todas las escenas, repletas de los sketchs típicos de la pareja son un resumen de sus mejores gags, tan repetidos por cómicos posteriores.
Sopa de ganso de Leo McCarey (1933)
Última película en que aparecen los 4 hermanos, Groucho, Harpo, Chico y Zeppo. Freedonia está en crisis y, la viuda Sra. Teasdale, promete donar millones si se nombra a Rufus T. Firefly como nuevo líder de la República. Desde su llegada al gobierno, Rufus y su secretario Bob, dan muestras de su incapacidad absoluta a base de gags, diálogos imposibles y canciones. Chicolini y Pinki son contratados por Trentino, el embajador de la rival Silvania, para dinamitar desde dentro la nación rival y conseguir los papeles de guerra una vez que se establece la disputa entre ambos países. La incompetencia y chanza constantes de los 2 solo es semejante a la del gobernante contrario, repletos de dobles intenciones y peroratas incomprensibles del verbo irrefrenable de Chicolini y los continuos chistes visuales de Pinki. Una sucesión continua de risas y locuras que los 4 hermanos protagonizan junto a la eterna Margaret Dumond o el respetable Louis Calhern. Una muestra del humor imparable de los Marx.
Años 40: En esta década ya se había consolidado por completo la slapstick comedy. Mack Sennet la inventó con el cine mudo, los actores convertidos en artistas completos como Chaplin o Keaton la elevaron a un nivel superior pero, con la llegada del sonoro adaptó varios caminos, y fue los que desarrollaron una comedia tan importante en lo visual y físico como con el texto y la palabra los que han pasado a la historia. En Estados Unidos hubo varios personajes que alcanzaron una notoriedad mayúscula, como Abbott y Costello o Bob Hope, que a mí no me hacen gracia y su singularidad no suele traspasar fronteras. Sin embargo, hubo otro tipo de cine cómico basado en el texto que alcanzó igual fama y sí traspasó fronteras, donde tipos como Hawks o Lubitsch son referentes absolutos. Puede que no sean tus películas favoritas, sí de las mías, pero son un ejemplo claro del género en una década devastada por las IIGM que buscaba en las salas de cine algo para desconectar y reír un rato ante tanta barbarie.
Luna nueva de Howard Hawks (1940)
Hildy va a casarse en segundas nupcias con Bruce y acude al periódico donde antes trabajaba para comunicárselo a su jefe y ex marido. Este quiere impedirlo y utiliza algunos de sus trucos para enredarla y tratar de conquistarla de nuevo con la excusa de escribir un último artículo sobre un hombre que ha sido condenado a muerte. Howard Hawks da total libertad a sus actores para enredar la trama, improvisar y rodar la película con los diálogos más rápidos de la historia, logrando un ritmo y una comicidad espectaculares. Envuelta como comedia romántica va mucho más allá y se convierte en una de las comedias más brillantes de la historia, dotada de un guión perfectamente equilibrado, con una cadencia acelerada y unas interpretaciones sublimes. El texto, obra de Charles Lederer y Ben Hetch, 2 de las mentes más brillantes de su época, sufre su segunda adaptación a la pantalla grande y, aunque las 3 realizadas son notabilísimas, puede que sea la mejor de todas. Una historia de amor al periodismo aderezada con puntazos de ironía mayestática. Cary Grant y Rosalind Russell a las órdenes del maestro Hawks componen una obra maestra redonda.
Ser o no ser de Ernst Lubitsch (1942)
Josef y María Tura son 2 actores renombrados de la escena polaca que están a punto de estrenar una obra que satiriza el movimiento nazi cuando sufren la invasión alemana. Los continuos engaños y dobles lecturas que hacen del texto y una de las mayores obras de un director tan sublime como Lubitsch la convierten en imprescindible. La química y gran interpretación de Carole Lombard y Jack Benny, pareja protagonista, solo hacen que la cinta sea más sublime aún. Las famosas varias lecturas del estilo Lubitsch, con esos juegos de puertas abiertas y cerradas, con frases que se pueden interpretar en varios sentidos y la crítica irónica hacia la figura de Hitler cuando estaba en su mayor apogeo la convierten en maravillosa y una de las comedias más icónicas y desmadradas de la historia. A Lubitsch todavía le quedaban un par de ases en el bolsillo y Carole moriría poco después, cerrando una magnífica carrera con una obra maestra.
Años 50: Llegados los años locos de las listas negras y juicios preconcebidos, hubo unos cuantos cómicos de humor blanco y fácil, como Danny Kaye o Jerry Lewis, que hicieron las delicias del público. Una vez más recurriré a mis gustos personales y al talento puro. En Francia había un señor que, rindiendo un homenaje continuo a los creadores, hacía una crítica a la sociedad actual consiguiendo que todos rieran casi sin darse cuenta de los que realmente estaba contando. En Hollywood, emigrado de Europa y tras haberse ganado el respeto de la crítica y el público con su visión seria, había un tipo hiperactivo que, hablando sin parar, consiguió escribir y dirigir alguna de las comedias más míticas de la historia del cine.
Las vacaciones del Sr. Hulot de Jacques Tati (1953)
El señor Hulot llega con su viejo coche a un hotel de la costa para pasar las vacaciones. Allí se junta con una joven y guapa señorita, un joven intelectual marxista, un hombre de negocios al que no paran de llamarle por teléfono, una mujer inglesa, un capitán rígido…, y Hulot no para de provocar situaciones cómicas con su torpeza y timidez. El propietario del hotel persigue al camarero patán y vago, las escenas en la playa o en el hotel, la modernidad vestida de clasicismo, el intento por mantener una imagen social adecuada, todo convierten a la película en una sátira maravillosa a ritmo de gags visuales y rindiendo homenaje al cine mudo. Tati crea el personaje de Monsieur Hulot que terminaría ganando el Oscar 5 años después con “Mi tío”, pero me gusta más esta ironía costumbrista repleta de críticas divertidas.
Con faldas y a lo loco de Billy Wilder (1959)
Joe y Jerry son 2 músicos que tocan en un club ilegal durante la ley seca y escapan para, con el coche de una amiga, acudir a un trabajo, pero en el garaje donde está son testigos de un asesinato múltiple de la mafia. Consiguen huir y se hacen pasar por mujeres que se unen a una banda que viaja a Florida. La enorme química de Marilyn Monroe con la cámara, las constantes diatribas de ellos para no ser descubiertos en una banda de mujeres y la llegada de los mafiosos a un convención nacional en el mismo hotel, son la salsa que Billy Wilder e I.A.L. Diamond han cocinado para crear una de las comedias definitivas de la historia del cine. El guión es fantástico, con frases que han pasado a la historia y escenas todavía recordadas 65 años después. Ver a Marilyn cantando, besando al multimillonario o andando por la estación, a Tony Curtis engañando constantemente a su amigo para ligarse a Sugar o uno de las mejores frases finales de la historia como “Nadie es perfecto” la hacen una comedia deliciosa que nunca pasará de moda. Billy Wilder se asentó en el género en los 50 con magia como esta.
Años 60: Llegan nuevos tiempos y la industria cinematográfica debe amoldarse. Con el surgimiento de nuevas estrellas y la irrupción definitiva del cine europeo en la crítica estadounidense podemos ver otro tipo de comedia más social, especialmente proveniente de Italia, y costumbrista. Pero el asentamiento definitivo de figuras como Peter Sellers o la pareja que formaron Walter Matthau y Jack Lemmon, me obligan a elegirlos como referentes de una época brillante para la comedia con 2 producciones de un año fantástico para el cine, con muchas películas que han pasado a la historia por méritos propios. Voy a elegir 2 de mis favoritas que, viéndolas de nuevo, siguen haciéndome reír tanto como la primera vez y consiguen que un día funesto se convierta en divertido y alegre.
La extraña pareja de Gene Saks (1968)
Neil Simon adapta su propia obra de teatro basada en el primer divorcio de Mel Brooks, dando espacio a grandes nombres como Gene Saks en la dirección, Howard Koch en la producción o la consolidación de Jack Lemmon y Walter Matthau como pareja cómica cinematográfica de primer orden. Félix vaga por la calles de Nueva York con la idea de suicidarse tras tirarlo de casa y que su mujer le comunique la decisión de divorciarse. Los amigos juegan la partida semanal en casa de Oscar, que termina por invitarle a vivir con él. A los pocos días, las manías y neurosis de Félix ya han superado la capacidad de aguante de Oscar y la convivencia de 2 íntimos amigos se convierte en algo insufrible que acaba explotando por los aires cuando 2 vecinas acuden a pasar una noche con ellos y las lágrimas y lloros de Félix trastocan todos los planes de Oscar. Con escenas sublimes, con Oscar ensuciando y pateando toda la casa, Félix limpiando y cocinando, las hermanas Periquito uniéndose a Félix, o los amigos derrochando sarcasmo en las partidas de póker, no han hecho más que agrandar la película y convertirla en la cinta que terminó por unir a una pareja inolvidable que, tras su paso por las manos de Billy Wilder con “En bandeja de plata”, llegó a unirles hasta en 8 ocasiones para hacernos reír sin medida. Tuvo la suerte de contar con un elenco de secundarios fantástico, destacando las conversaciones repletas de ironía cuando los amigos se reúnen para jugar a las cartas. Brillante.
El guateque de Blake Edwards (1968)
La película comienza con el rodaje de una súper producción de Hollywood donde un chapucero actor hindú destroza toda la grabación con su torpeza e inutilidad. Por error, el productor lo invita a su casa a una fiesta y no para de liarla con estrambóticos delirios. Intenta integrarse con desconocidos, hace amistad con un actor famoso (hola forastero), con un pájaro num num encerrado en una celda, cruza sus andanzas con un camarero borracho, una actriz alcohólica, los aspersores del jardín, el tablero de mandos de la casa moderna o el baño de los dueños. Toda la cinta es una sucesión continua de escenas desternillantes basadas en la inocencia y humildad del protagonista encarnado por Peter Sellers. El actor británico está en su salsa, desbordando improvisaciones y libertad en manos de uno de los directores definitivos de la comedia mundial, hasta que un pequeño elefante se hace con la pantalla. La conjunción de 3 nombres imprescindibles como Blake Edwards en la dirección, Peter Sellers en la actuación y Walter Mirisch en la producción fue un gran éxito.
Años 70: Esta década puede ser recordada por el cine político o la aparición definitiva de otro star system basado en los actores o directores, más allá de los estudios pero, refiriéndonos a la comedia, supuso el asentamiento definitivo de la sátira cómica, mucho más allá de algunos patrones de muestra. Programas como Saturday Night Life en Estados Unidos o Monty Phyton´s Flying Circus en Gran Bretaña son ejemplos del cambio de la escena cómica en el mundo y se convirtieron en referentes absolutos para toda una nueva generación de público. Nombres como John Belushi, Mel Brooks, Dudley Moore o Woody Allen son obligados y se hicieron grandes y lograron que millones de personas se carcajearan en la época. Del montón de cintas elegibles me decanto por estas 2 porque, posiblemente, son las que más veces he visto y por las risas inaguantables que me han sacado.
El jovencito Frankenstein de Mel Brooks (1974)
El Dr. Frankenstein ha muerto y van a buscar a su nieto a Estados Unidos, donde da clases y conferencias, para que se haga cargo de su legado. Al llegar al castillo familiar en Transilvania encuentra los estudios de su abuelo con las trampas de Frau Blüchert y, con la ayuda de Inga y ¿Igor? Toda una parodia de las películas clásicas de la Universal de los años 30, rodada en blanco y negro, y siguiendo las pautas de la novela de Mary Shelley y los clásicos de Boris Karloff. Todo el metraje es un compendio de gags visuales y léxicos creados por Gene Wilder y Mel Brooks de un nivel estratosférico que crearon escuela. Con un reparto perfecto para cada papel, con Gene como el Doctor, Teri Garr como su ayudante Inga, Cloris Leachman como el ama de llaves, Peter Boyle como el monstruo, Madeline Kahn como la prometida, el irreconocible Gene Hackman como el ciego y el espectacular Marty Feldman como Igor, construyen un clásico imperecedero que el paso de los años no afectan en absoluto. El texto está repleto de frases que han pasado a la cultura popular y la espectacular fotografía en b/n de Gerald Hirschfeld y la imborrable música de John Morris contribuyen notablemente a convertirla en imprescindible. ¡Oh, dulce misterio de la vida, al fin te encontré!
La vida de Brian de Terry Gilliam (1979)
Una de las parodias más geniales de la historia del cine vino de la mano del grupo cómico británico Monty Python. Unos reyes de oriente llegan a un establo de Judea para adorar al hijo de Dios, pero se equivocan y entran en el pesebre que acoge a Brian para traerle oro, incienso y mirra. Ese error marca la narración y, en cada acción, confunden a Brian con el mesías. El metraje entero está repleto de chanzas y chistes. Vemos el discurso en la montaña de las buenaventuranzas, lapidaciones, charlatanes que lanzan sus mensajes apocalípticos en las murallas de la ciudad o luchas en el circo romano, todo ello con un humor y un texto repleto de gags que provocan que no puedas perderte ni un segundo y que, con cada visión, sigas descubriendo cosas que te habías perdido. Llena de escenas recordadas, como la lapidación por decir la palabra Jehová, la limosna para un ex leproso o la aparición de Pijus Magníficus y su esposa Incontinencia Suma, son solo un ejemplo de la herejía cómica que, los radicales religiosos, casi consiguen que no se lleve a cabo y la aparición del Beatle George Harrison fuera decisiva. John Cleese, Eric Idle, Terry Jones, Graham Chapman, Michael Palin y Terry Gilliam debían aparecer sí o sí y no podía ser de otra manera.
Años 80: Los años 80 fueron un despárrame total para la comedia. La cantidad de cintas producidas en USA abordando temática cómica fue inherente a toda una generación. Además de las producciones elegidas podemos citar “Top secret”, “Loca academia de policía”, “Los albóndigas en remojo”, “Hot shots”, “Spaceballs”, “Superdetective en Hollywood”, “Agárralo como puedas”, “Esta casa es una ruina”, “Big”, “Entre pillos anda el juego”, “Despedida de soltero”, “Porky’s”…, y la lista sería infinita, consagrando a gente como Tom Hanks, Michael J. Fox, Eddie Murphy o Steve Martin entre las nuevas estrellas de la comedia norteamericana. La cantidad de cintas que recurrieron en la época a las risas fue tremebunda y marcó a toda una generación. De todas ellas y de las que dejamos olvidadas lo concretaré en 2 que sirven de ejemplo para una época inolvidable.
Aterriza como puedas de Jim Abrahams, David Zucker & Jerry Zucker (1980)
Una de las comedias icónicas de la década que se caracteriza por caricaturizar films míticos de la historia del cine como la escena inicial con “Tiburón”, la mitológica escena en la playa de “De aquí a la eternidad” o el baile de “Fiebre del sábado noche”, pero que se basa en una cinta de los años 50 llamada “Zero hour!”. Ted Stryker es un ex piloto de la fuerza aérea estadounidense durante la II GM que sigue a su novia, azafata de vuelo, en un avión de Los Ángeles a Chicago. Ello sirve de excusa para sembrar un montón de escenas desternillantes, con diálogos que han pasado a la historia de la comedia, y situaciones satíricas sobre films anteriores. La aparición de Kareem Abdul Jabbar como el copiloto Ben Murdock, o de grandes nombres de la actuación como Robert Stack, Lloyd Bridges o Peter Graves sirven de acomodo al protagonismo de Robert Hays y Julie Haggerty como la pareja protagonista y al enorme Leslie Nielsen en su entrada en la comedia por la puerta grande como el Dr. Rumack. El aeropuerto repleto de señuelos religiosos pidiendo donativos, las frases con doble sentido, la pareja de afroamericanos hablando un dialecto que solo ellos entienden, los niños que se comportan como adultos, las historias del pasado de Ted que provocan los suicidios de algunos pasajeros…, todo está repleto de escenas que pasaron al lenguaje social. A raíz de su éxito llegaron todas las cintas apodadas Como Puedas, convirtiendo a ZAZ (Zucker, Abrahams, Zucker) en una marca y a Leslie Nielsen en una estrella del género.
Granujas a todo ritmo de John Landis (1980)
Los años 80 empezaron con una fuerza imparable en la comedia. Dan Aykroid y John Belushi crearon a los Blues Brothers para su participación en el programa televisivo Saturday Night Live y, a partir de ahí, se creó un guión y una estética explícitos para que John Landis, que ya había trabajado con John y volvería a hacerlo con Dan, se encarga de rodar una de las cintas más icónicas. Jake sale de la cárcel y su hermano Elwood le está esperando. Acuden a su antiguo colegio regentado por monjas, enterándose que va a desaparecer salvo que paguen 5.000 $ en pocos días. Deciden volver a reunir a la banda que tenían antes de entrar en prisión y, todo el recorrido para reunirlos, tocar en vivo y reunir ese dinero, sirve de excusa para reunir a un montón de mitos vivientes de la música americana como James Brown, Aretha Franklin, John Lee Hooker o Ray Charles, rodearse de músicos de primer orden del momento como Steve Crooper, Murphy Dunne, Alan Rubin, Lou Marini o Tom Malone, y un puñado de reconocidos actores como Carrie Fisher, Kathleen Freeman, John Candy o Charles Napier, a la vez que un par de cameos de compañeros directores como Frank Oz y Steven Spielberg, para cerrar una película que aun comedia desbaratada, música mítica y un montón de escenas recordadas aun hoy en día. “Pasa tan a menudo que ni te darás cuenta” o “Estamos a casi 200 kilómetros de Chicago, tenemos el depósito lleno, medio paquete de cigarrillos, es de noche y llevamos gafas de sol. Tira”.
Años 90: La década vino marcada por el surgimiento de nuevas estrellas cómicas como Jim Carrey, Ben Stiller o Adam Sandler, pero la comedia que a mí me hacía gracia era muy distinta a la física o melosa que se puso de moda. Hubo algunos destellos de risas y sonrisas amparadas en el texto o la concepción del personaje más allá del exceso o defecto físico y aquí rescate 2 de los modelos que me marcaron en su momento y, a fecha de hoy, todavía me siguen pareciendo fantásticas. El tiempo evoluciona y las claves de la comedia también, pero sigue habiendo producciones que destacan por algo más que la carcajeo fácil.
Clerks de Kevin Smith (1994)
La llegada de Jay y Bob el silencioso a la gran pantalla fue un éxito absoluto de la mano de Kevin Smith. Rodada en blanco y negro, con un decorado mínimo, presenta un día en la vida de Dante, un dependiente de una tienda. El jefe le pide que vaya a trabajar un día que no le toca porque él no podrá ir hasta las 12 y, a partir de ahí, se juntan un montón de situaciones esperpénticas que hacen, de 1 día concreto, un ristra de situaciones cómicas. Dante lee en la prensa que su ex novia, a la que todavía quiere, se va a casar. Su actual novia va a llevarle lasaña casera para comer, pero también le confiesa experiencias sexuales pasadas. Su vecino laboral, Randall que trabaja en un videoclub, es un sinvergüenza lenguaraz que le pone nombre a casi todos sus traumas y protagoniza muchas de los mejores gags. Jay y Bob se dedican a traficar con droga en la puerta de ambos establecimientos. Los clientes se encargan de adjetivar a Dante con las diversas escenas que acomete y vemos, desde un vendedor de chicles en una disertación anti tabaco, un tarado que hace pruebas a los huevos antes de comprarlos o un yonki que intercala su figura entre Dante y Jay. Un partido de hockey, un funeral o el traslado en coche son las pocas ocasiones en que la cámara sale de la tienda o el videoclub. Fue el inicio de una carrera que supera las 2 decenas de películas rodadas por Kevin Smith y la casi decena protagonizada por Jay y Bob.
El gran Lebowski de Joel Coen (1998)
Una de las películas más emblemáticas de los hermanos Coen es, a la vez, una de las más incomprensibles y disparatadas. El Nota es un parado que vive en Los Ángeles, juega a los bolos, fuma hierba y bebe sin preocuparse mucho más. Un día recibe la visita de unos desconocidos que le piden dinero por una deuda contraída por una mujer, pero resulta que se trata de otro J. Lebowski. Piden un rescate por ella y el verdadero Jeff le encarga entregar el dinero para recuperar a su joven esposa. Las escenas en la bolera con sus compañeros de partida, Walter y Donny, son fantásticas, con unos diálogos estrafalariamente gloriosos y una puesta en escena maravillosa. El elenco de actores es sublime, con Jeff Bridges al frente, componiendo uno de los castings más sublimes de la década, con John Goodman, Steve Buscemi, Julianne Moore, Peter Stormare, John Turturro, David Huddlestone, Philip Seymour Hoffman, Ben Gazzara o Sam Elliott como narrador. Una vez más, Joel y Ethan, componen una producción basada en los personajes, absolutamente mágicos y perfectos para la historia que cuentan. Con el paso de los años se ha convertido en una cinta de culto, adorada por la mayoría con razón, convirtiendo al Nota en uno de los personajes definitivos de la historia del cine.
Años 00: Llegado el nuevo siglo ya doy por vencido mi intento de encontrar comicidad en Hollywood y debo recurrir al humor negro proveniente de las islas británicas porque en USA triunfan otro tipo de prácticas que a mí no me hacen gracia. Hay alguna excepción decente aunque sigo pensando que la risa fácil proveniente del disloque físico ya hace muchísimos años que marcó las pautas muchas décadas atrás y no veo nada reseñable fuera del ingenio literario que fuera de Hollywood impera y marca tendencia. Rescato 2 producciones que me siguen pareciendo lo mejor del siglo XXI y ya han pasado muchos años de su estreno.
Zombies party Edgar Wright (2004)
Mi presentación del dúo Nick Frost y Simon Pegg vino con esta película desternillante que brinda un homenaje al mundo zombie. Shaun y Ed son 2 amigos que viven juntos y comparten su amor por los video juegos, la cerveza y el pub londinense Winchester. Al poco de romper con su novia, Shaun decide acudir a salvar a su madre, a su padrastro y su ex, cuando se da cuenta que una plaga de zombies invade la ciudad. Las continuas bromas entre Ed y Shaun, las situaciones cómicas generadas en su lucha contra los infectados, la discusión sobre qué discos se pueden tirar para estamparlos en los cerebros convertidos, el intento por recuperar el amor de Liz…, todo está empastado de un sentido del humor desbordante, rodado con agilidad y frescura y dando el punto de partida a una pareja humorística que sentó cátedra en el cine británico del siglo XXI. Sencillamente desternillante.
Un funeral de muerte de Frank Oz (2007)
Un hombre fallece y su familia celebra el funeral en la casa familiar rodeada de todos los allegados. Toda la acción transcurre en la casa y, conforme van llegando los invitados van sucediéndose las acciones que convierten un suceso fúnebre en una comedia de primer nivel. Daniel y Robert son los hijos del muerto y sacan sus disputas personales a relucir, mientras Simon, el novio de su prima Martha, se ha tomado una droga alucinógena pensando que era un valium, Howard se encarga de llevar al tío Alfie, que discute con todos y por todo, Justin intenta ligar con Martha, Troy intenta encontrar su bote de pastillas con las que se drogan por error… y todo se va convirtiendo en un desbarajuste que, a base de escenas descacharrantes, logran evitar que un funeral se convierta en un desastre. El enorme elenco de actores británicos, encabezados por Andrew McFayden, Kris Marshall o Peter Dinklage llevan el guión fantástico de Dean Clage a un nivel tan negro como brillante. Unos años después se produjo la inevitable adaptación de Hollywood, tan fallida como exenta de gracia alguna, demostrando que la actuación británica sigue estando muy por encima de su copia americana.
Años 10: La segunda década del siglo me lleva más allá, a las antípodas y al tercio sur del mundo porque las historias que me hicieron reír ya no surge en absoluto de Hollywood, aunque la mayoría de cine que me gusta ya no nace allí. La comedia es ese género tan difícil que un talento surgido de cualquier parte del mundo llega a triunfar en el mundo globalizado en que vivimos. Las plataformas y la televisión ya se han adueñado de casi todo, pero todavía hay luces que vislumbran mentes preclaras y acondicionadas a nuestro tiempo, aunque todos los noticieros están sembrados de comunicaciones oscuras.
Lo que hacemos en las sombras de Taika Waititi & Jemaine Clement (2014)
Un grupo de vampiros vive juntos en Wellington (Nueva Zelanda) y un equipo de grabación, equipado con una cámara y crucifijos, está con ellos para documenta su día a día. Viago, Vladislav y Deacon se reúnen para distribuirse las tareas del hogar y Petyr, el más viejo, vive en el sótano. Las desternillantes conversaciones y situaciones a las que se ven enfrentados provocan la incontenible carcajada, con una ironía y un humor extremo que convierte las luchas por conseguir víctimas cada noche, la lucha con los licántropos o la conversión de otros humanos en vampiros hacen que rías sin parar. El deseo de Jackie, sirviente humana de Deacon, por ser uno de ellos, la conversión de Nick o la aparición en su vida de Stu, el mejor amigo de Nick en la vida real, no hacen más que acrecentar las situaciones en que la realidad supera a la ficción. Desternillante, convirtiendo a Taika Waititi en un referente internacional y a Jemaine Clement en su partenaire infalible.
Relatos salvajes de Daniel Szifrón (2014)
Y cerramos con esta película argentina de capítulos de humor negro como el carbón. 6 historias cortas que relatan la difusa línea que separa la cordura de la locura. Un pequeño incidente puede sembrar el caos en una vida normal, da igual que sea en la vida familiar, en un viaje o en una boda. Cualquier cosa puede modelar una vida normal en un pasaje inquietante. El director argentino da protagonismo a grandes nombres de la interpretación en su país, como Ricardo Darín, Óscar Martínez, Darío Grandinetti o Leonardo Sbaraglia para hacernos reír con escenas estrambóticas de la vida real que van tiñendo de negro la pantalla. Fue un éxito absoluto a nivel mundial, logrando multitud de premios y siendo nominada al Oscar a Mejor película de habla no inglesa. Una muestra de humor inteligente que es capaz de obtener carcajadas de situaciones funestas.
Voy a parar aquí al estar a mitad de la década de los 20 del siglo XXI y quedar varios años para seguir aumentando este reportaje, aunque podría añadir cintas animadas o de stop motion, pero en algún momento hay que parar. Espero haberte hecho reír un rato o por lo menos sonreír al recordar algún momento en que te hizo desconectar y desternillarte de risa. Si lo he conseguido, aunque solo sea 1 vez, me doy por satisfecho. Ah, y como siempre, gracias por leer.
Para Zowi




















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