Dos viejos conocidos de esta casa, Sartez Faraj y Olle Risberg, tras obsequiarnos, tal como ya comentamos en su momento, un viaje sonoro a los setenta en Three Seasons, se nos presentan ahora acompañados por Marcus Rogefeldt con este proyecto, con el que no se han complicado mucho a la hora de elegir nombre, Faraj Risberg Rogefeldt y, como no podía ser de otro modo, este primer trabajo que ahora presentan es un viaje sonoro que nos sumerge, como si de un viaje en el tiempo se tratase, en plena década de los setenta.
Ocho temas componen este disco debut que da inicio con «Blås inte förbi», la pieza más corta del álbum, cuatro minutos que sirven de carta de presentación para lo que a lo largo de los próximos cincuenta minutos nos espera, rock setentero en su máxima expresión, donde la guitarra afilada y la voz de Rogefeldt emerge por encima de sus compañeros para darnos la bienvenida al festival que nos espera, Un tema para desengranar y prepararnos para el trayecto. Uno de esos viajes que de entrada no parece de fácil digestión y para el que sea necesario varias escuchas.
Y si tras Blås inte förbi» todavía nos había quedado alguna duda, Marcus Rogefeldt en la intro de «Flera dagar bort» nos la despeja, el trio ponen las cartas boca arriba y esos cinco minutos de la canción nos preparan para uno de los platos fuertes de este primer disco del grupo que llega a continuación en forma de «Rötter» y sus once, sí, once minutos, de viaje psicodélico en los que dan rienda suelta a su forma de entender el rock, y si antes por aquí se nos habían asomado algunos de los nombres sagrados de finales de lo sesenta y principios de los setenta es aquí cuando podemos degustar todo el esplendor de lo vivido en aquella época. Los últimos cuatro minutos, cuando el tema se rompe, son un auténtico festival de lo que en su momento fue esa propuesta musical que acabó marcando esa senda por la que han transitado ilustres nombres y por la que se han estrellado otros tantos.
Pero el viaje no ha hecho más que empezar y las atmosferas oscuras se dan la mano con otros momentos más soleados, siempre de la mano de la voz y la guitarra de Rogefeldt, protagonista absoluto de la cinta, siempre bien acompañado por Faraj, alejado de sus registros anteriores y aquí tomando las riendas de la batería, junto al bajo de Risberg, para acabar dando regalándonos un disco de debut que en todo momento transita por la banda alta, y que en ningún momento al grupo se le pasa por la cabeza concedernos un momento de tregua.Los tres tienen claro de que va esta nueva experiencia y no están para regalar absolutamente nada ni para intentar contentar a todo el mundo. Ellos tienen clara cuál es su propuesta musical, y si te atrae bien, en caso contrario seguro que no te será difícil encontrar algo más llevadero para tus oídos.





















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