The Birthday Massacre son una banda ya veterana que navega por los sonidos oscuros de final de siglo, con unos secuenciadores que descansan en los ochenta.
Esta banda lo tiene claro. Llegar a casa y acomodarse llenos de pasta no es lo suyo. Ellos quieren cabalgar esa fina línea que separa la realidad de la realidad real. Y llevan haciéndolo nada menos que desde el año 1999. Este disco es una delicia para los oídos que disfrutan de lo melódico, mal llamado comercial. Ya sabemos que es difícil transitar por esta línea melódica de la música, tan escurridiza para muchos.
El disco comienza con la impactante Sleep Tonight, una canción con una batería y unas guitarras pesadas que simulan unos pasos lentos y pesados que comienzan después de una situación con el alma discordante que nos cuenta lo que sucede en el plano de los sueños lúcidos, tan de moda ahora en los cursos de Mindfulness. Un disco que nos dice lo que sucede en otros planos de la existencia donde el presente se mezcla con un pasado incierto, lleno de trampas para la percepción de nuestro yo. Para esto hay que jugar con el escepticismo, algo que falta mucho en esta época, para así, no ser engañados con la realidad. Nuestro fin es brillar en la oscuridad, como las estrellas.
De alguna manera desaparecemos del presente, para morar en otros planos descubriendo así la vida por completo. Vivimos en el no tiempo, observando nuestro alrededor, atentos a lo que pueda suceder, siempre alerta. The Vanishing Game y Pathways, la canción que da nombre al disco nos lo cuentan. Dos melodías con sabor a los ochenta.
Con Whisper hay espacio para los guturales, que unidos a esas melódicas guitarras suenan muy bien, incluso para aquellos a los que no les guste este tipo de voz. Y llegamos a Wish, la canción más melódica del disco. Una melodía que nos cuenta cómo es eso de percibir lo invisible haciéndose uno las preguntas correctas, sabiendo que hay algo más alrededor que no vemos, pero intuimos. Un desamor, un destino fatal nuevamente bajo tierra. Habrá que volver a salir, no hay otra dirección. El niño que llevamos dentro tiene la fuerza suficiente para hacer que nos levantemos de nuevo.
Faces nos habla de estar orientados hacia dentro, que es donde están todas las respuestas, pero claro, no miramos fuera, estamos con la espalda descubierta, lo que es una desventaja, claro está. Cansancio vital, fatalidad, oscuridad. El romanticismo se está acabando, esa distancia de los problemas y esa acentuación de la belleza cada vez se profesa menos. La belleza es más precisa y más real. Es la verdad, la verdad de la forma. The birthday massacre lo tienen claro y así nos lo han mostrado en este magnífico disco de 8 canciones que se hacen cortas. Esperamos muchas más aventuras de esta banda azul y oscura.





















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