La mayor parte del cine de terror contemporáneo se ha domesticado en exceso. Entre remakes y secuelas, Hollywood se ha convertido en un catálogo de lugares comunes. Sin embargo, de vez en cuando, llega una propuesta que no quiere provocarte un par de sustos (y con suerte) para ser olvidada a los 5 minutos… sino que quiere quedarse contigo durante unas cuantas noches. Bring Her Back (titulada en España con esa perfección brutal: Devuélvemela) es esa película. Una vez más, los de A24 nos proponen un film de terror que busca nuevos y tenebrosos caminos. A ver si aprenden los mojigatos de Hollywood.

Bring Her Back está escrita con muy mala leche y dirigida (como los sádicos que son) por los hermanos australianos Michael y Danny Philippou, responsables de la muy recomendable Háblame (Talk to me). Fieles a su estilo, no hay concesiones, no hay respiros ni abuso del susto fácil. Lo que sobra es mal rollo y esa sensación de maldad que inunda cada fotograma de este drama familiar. Bring Her Back es una pausada pero imparable espiral de horror doméstico que desemboca en un akelarre sangriento. No hay tampoco grandes alardes técnicos ni moderneces en esta malsana propuesta. No hacen falta para acongojarte. Hay que citar a la gran Sally Hawkins, quien realiza un trabajo formidable, Qué gran actriz, nunca pensé que la vería en un film de terror ni que me iba a provocar tal congoja. Aunque lo más aterrador del film es el personaje del niño, Oli, cuya presencia es ya todo un clásico del género. Menudo mal rollo provoca el joven Jonah Wren Phillips.

Resumiendo y sin entrar más en la trama: probablemente Bring Her Back sea la película más perturbadora del año.




















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