Es apasionante lo que ha mejorado la opción de desayunar o merendar bien por España, no sólo merced al auge del brunch (que también). Más es un lugar como Jerez de la Frontera donde a las habituales vienas o molletes con aceite de oliva y todo tipo de productos para untar se les ha sumado otro tipo de panes y comida saludable.
Pero el Krombol es otra cosa. Regentado por Dolce Nilda Suárez y Juanlu Fernández, dueños de emblemáticos locales como Bina Bar y Lu, Cocina y Alma (ganadora de una estrella Michelín), su nombre evoca la pronunciación en Colombia (tierra natal de Suárez) del crumble británico. Un sitio donde a los desayunos y meriendas de siempre se le suma un amplio número de elaboraciones internacionales, tartas y reelaboraciones de dulces, salados, yogures o frutas. Todo creado por ellos.
Un lugar ubicado en la calle José Cádiz Salvatierra (la misma que el Bina), no especialmente grande pero decorado con gusto, mesas sencillas sin mantel pero cómodas donde poder disfrutar de un ágape de envergadura.
En su carta destacan los panes (hechos por ellos mismos), los kromboles, huevos y pain croutes pero nosotros probamos dos genialidades que nos encantaron. El primero el croissant benedictine, con el croissant casero (de buen tamaño) y perfecto toque de mantequilla relleno de una estupenda salsa holandesa, con unos huevos con yema blanda (en su punto) y aderezado por salmón o bacon. Optamos por la versión con pescado. Una joya de plato.
Tampoco le queda a la zaga el tamago sango, emparedado de pan brioche con panceta oriental ahumada, queso havarti y los huevos revueltos. Nada malo se puede decir de este homenaje a la gastronomía de Japón. Solo disfrutar.
Además el café es de enorme calidad. De Colombia, como no podía ser de otra manera. Servido con la crema de leche y con un dibujo del nombre del restaurante. Junto a él, es delicioso el té frío de naranja, presentado con una rodaja del cítrico que también nos encandiló. Además el agua la sirven filtrada de forma gratuita en un botella de cristal.
Como final nos decantamos por uno de sus clásicos como es la tarta de tres leches con coco. Muy buena pero algo empalagosa para quien no le guste el dulce en exceso y un estupendo brownie de caramelo salado, con fuerte presencia de chocolate y un bola de helado de este sabor.
Uno de esos sitios recomendables para dar una alegría al cuerpo de vez en cuando, sin dejarse el presupuesto del mes pues es cierto que puede resultar más caro que un desayuno normal pero la calidad, la atención y el cuidado y mimo con el que fabrican todo es más que competitivo. Un lujo al alcance de casi todos los bolsillos.
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