Llegan las navidades y con ellas estrenos basados en estas entrañables fechas. Salvo excepciones como “La jungla de cristal” lo habitual son filmes enclavados dentro de la comedia romántica o delas consideradas para toda la familia. “Navidad en Candy Cane Lane” es de las del segundo tipo. Y hay que reconocer que a pesar de sus múltiples defectos, la cinta se ve con agrado y sus dos horas de metraje (más que suficiente para producciones de éste tenor) no se hacen pesadas, Eddie Murphy está gracioso y algunos golpes funcionan. Suficiente para pasar un rato agradable, olvidarla una vez vista y no pensar demasiado en ella.
En el debe, horroroso personaje el de Tracee Ellis Ross (hija de Diana Ross) con un personaje antipático, anticlimático y que no fuerza ninguna sonrisa y un guion mil veces visto, con un “humor blanco” que no ofenda y que eleve las virtudes de la familia tradicional americana, de un matrimonio que se ama aunque con problemas laborales y los conflictos paterno- filiales donde los padres deben entender que no deben coartar el futuro que los hijos desean aunque sus metas sean trinfar en el atletismo o en la música.
Hasta ahí nada nuevo, la gracia del largometraje radica en tomar bastantes elementos de un clásico noventero como “Jumanji” y trasladarlo a diciembre en Florida, sustituyendo el juego de mesa por un célebre villancico estadounidense como es “Los 12 días de navidad”. Todo debido a un hechizo de una elfo malvada que convierte a quien no supere sus pruebas en una figura de cristal en un Belén en miniatura. De hecho, los personajes de la maqueta cobran vida intentando ayudar a la familia a conseguir el resultado. Y entra las “figuritas” sobresalen unos cantores de villancicos y otro sacado de una novela de Charles Dickens. Todo debido a que el padre de familia que ha perdido el trabajo quiere ganar un cuantioso premio de decoración navideña en su barrio.
Dirige Reginald Hudlinquien ya había trabajado con Eddie Murphy en los noventa en “Boomerang, príncipe de las mujeres”, quizás el título más relevante en su exigua filmografía. Y como el resto de la película, su puesta en escena en simple pero académica. Los efectos especiales correctos, el ritmo normal y nada sorprende pero tampoco irrita, lo cual es bastante ya que estos filmes pueden llegar a límites insospechados de cursilería, almíbar o menores sabiondos. Aquí, hasta la niña cumple y no resulta insoportable.
Cinta de aventuras navideña con gran influencia de “Jumanji” perfecta para ver con niños en estas fechas, donde Eddie Murphy continua su intento de resurrección, de nuevo de la mano de Amazon tras la estimable “Yo soy Dolemite” en Netflix y su anterior, y fallida, «El rey de Zamunda», continuación de uno de sus mayores éxitos. Fórmula que intentará repetir con la cuarta parte de “Superdetective en Hollywood” el próximo año.
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