Premonitorio fue el desenlace de “Un final made in Hollywood” donde el ciego director encontraba acomodo en Francia, tras ser repudiado en Estados Unidos aunque en el país galo rodó la, quizás, última obra maestra “Midnight in Paris”. Un periplo europeo comenzado en 2005 con “Match point”, con la que este “Golpe de suerte” comparte bastantes paralelismos. Y aun así, la cinta protagonizada por Scarlett Johansson no era del todo original pues en la justificación del crimen se basaba en la antológica “Delitos y faltas”, tema el de la inmoralidad unido al de la fortuna se unía a posteriores producciones como “El sueño de Cassandra” o “Irrational man”.
Y es que en el cine de Woody Allen siempre se han notado ciertas obsesiones que ha reflejado como nadie, con esos personajes burgueses y sofisticados que del adulterio y el esnobismo hacen trayectoria vital, intentando mantener su estatus vital a cualquier precio, cosa que hemos podido ver desde sus primeros largometrajes “serios” como “Annie Hall” o “Manhattan”. Una esencia que a muchos le resulta repudiable y a otros admirable.
Cierto es que en su larga carrera (esta hace la cinta número cincuenta) hemos podido ver absolutas obras maestras, magníficas películas, trabajos menores pero interesantes y algún desliz (el último “A Roma con amor”) rodando casi una película por año, con excepción de estos tres que llevaba desde el estreno de «Rifkin’s festival». Una cita que nos privó el “me too” y unas acusaciones de las que se le declaró inocente en los tribunales pero se le condenó en un juicio paralelo que le ha llevado a no poder trabajar ni estrenar en su tierra desde «Día de lluvia en Nueva York».
Para esta, quizás última obra, ha compuesto una negrísima comedia dramática muy en la línea de las citadas al inicio de esta reseña aunque lo más sorprendente es que es su primera no rodada en inglés, cambiando su lengua nativa por el francés. Un cambio que, sin embargo, no afecta en la producción pues los temas que ha recurrido en su larga filmografía están ahí y los actores funcionan como un metrónomo aunque no haya grandes estrellas para el público anglosajón, destacando su cuarteto protagonista con la tres veces ganadora del Cesar Valerie Lemercier, Melvin Poupeaud que ya lo bordó en el “Gracias a Dios” de Ozon y los jóvenes Niels Schneider y una portentosa Lou De Laage que merece convertirse en una actriz con más repercusión internacional.
Un filme que funciona desde el guion aunque sea un calidoscopio de otras películas anteriores con unos cuantos técnicos habituales entre los que destacan la fotografía de Vittorio Storaro o el montaje de Alice Lepselter junto a una banda sonora de jazz que, como de costumbre, parece realizada para el propio largometraje. Una obra compacta, quizás no entre las mejores del director neoyorkino pero es que estamos hablando de uno de los grandes “tótems” del “séptimo arte” que quedan vivos, al que se le exige el máximo nivel pues sin ser perfecta, “Golpe de suerte” supera con creces la gran mayoría de los estrenos actuales tanto en planteamiento como en ausencia de maniqueísmo. Una personalidad que echaremos de menos cuanto falte pues se encuentra más cerca de los noventa años que de los ochenta, como ha sucedido en esta ausencia de tanto tiempo sin nueva historia.
Hola Jose Luis. He intentado conseguir los títulos e interpretes de los temas de la ultima película de Woody Allen (Un golpe de suerte), pero de momento me resulta imposible. Agradecería si tienes acceso a esa información y me la pudieras facilitar.
Muchas gracias y un cordial saludo.
Chus.
Muchas gracias por la lectura del artículo. También he intentado buscar todos los temas de la banda sonora sin éxito.
Herbie Hancock… Tema principal..