Ayer corrió la noticia como la pólvora y todos los medios se hicieron eco de ello, el “padre” de Mortadelo y Filemón, Francisco Ibáñez, había fallecido en su Barcelona natal. Pero no solo es el “padre” de estos dos ilustres personajes, es el creador de un sin fin de criaturas que nos han acompañado a lo largo numerosas generaciones de este país y de nuestros hermanos de hispanoamérica.
Aún recuerdo con sumo placer cuando acudía a la peluquería cercana a casa de mi madre y mientras esperaba que llegara mi turno, devoraba los tebeos que tenía ocultos entre numerosos periódicos para leer vorazmente las historias de 13 Rue Del Percebe, El Botones Sacarino, Rompetechos, Pepe Gotera Y Otilio, y lógicamente sus amados y queridos Mortadelo y Filemón.
Lamentablemente estamos en unos tiempos donde estamos viendo como nos dejan grandes personajes que nos han marcado durante nuestras vidas, pero es ley de vida y tenemos que aceptarlo, volviendo a disfrutar de su legado y con la responsabilidad de transmitir dicho legado a las futuras generaciones para que crezcan disfrutando, como en este caso, de las histriónicas aventuras de los agentes más famosos y temidos de la T.I.A. o de las desventuras de Rompetechos o del Botones Sacarino.
Y es que no podemos entender la historia de la España actual sin reconocer el gran trabajo que realizó durante su amplísima carrera, siendo testigo de la historia que nos rodeaba, esquivando la censura existente en cada momento de su vida y cogiendo el testigo de nuestra novela picaresca de los Siglos de Oro para contar las aventuras y sobre todo desventuras de sus numerosas criaturas, que quedaran en nuestros estantes para volver a ser leídas las veces que queramos. Y no podemos olvidar que también tenemos la opción de visionar las diversas películas existentes de animación y alguna con personajes reales, que con mejor o peor fortuna, nos han ayudado a hacernos reír durante su lectura o visionado para así aparcar por un rato las preocupaciones que esta vida moderna nos trae cada día.
Nos deja un gran artista, pero su extenso legado esta ahí para que lo disfrutemos y le honremos leyendo alguna de sus numerosas historietas, haciéndonos volver a nuestra memoria aquel momento en que leía el tebeo por primera vez, mientras esperaba mi turno para me llamara mi peluquero y cortarme el pelo al gusto de mi madre.
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