Paseábamos por el centro de El Puerto de Santa María, tras cenar unas tapas por uno de sus numerosos locales, cuando decidimos acabar en la Sala Milwaukee a disfrutar de su Summer Jazz. No conocíamos la banda ni lo que se  homenajeaba pero siempre nos hemos fiado del buen gusto musical de Carlos, dueño de la Milwaukee y una de las personas que más hacen por la cultura en la localidad gaditana.

El caso es que el interior y la terraza presentaban un excelente aspecto, lleno de gente. Empezamos a preguntar por la banda que actuaba y pronto nos dimos cuenta de lo imperdonable de nuestro desconocimiento, ya que Raúl Rodríguez tiene una carrera importante y ha trabajado con artistas de reconocido prestigio. En cuanto empezó nos dimos cuenta que iba a ser una noche importante. Uno de los conciertos de este verano.

El directo de Raúl Rodríguez era el perfecto colofón a una jornada en memoria de José Luis Pliego, un antiguo coordinador de cultura e impulsor de los antiguos encuentros entre el son cubano y el flamenco. En el veinte aniversario de su fallecimiento su hijo Raúl quería tributarle este recuerdo en un sitio tan señero como es la Sala Milwaukee. Estuvimos hablando con él y nos confesó que era el lugar que consideraba perfecto. Una jornada donde se proyectaron vídeos de recuerdo, se leyó poesía o interpretaron melodías con un sitar. Pero el “plato fuerte” era el concierto de Raúl Rodríguez, cosa que quedo clara vista la ingente cantidad de seguidores que habían venido a verle desde Sevilla.

Entre el público se encontraba un Javier Ruibal, con el que ha trabajado el músico sevillano en el pasado. Se presentaba en formato trío con Juanfe Pérez al bajo de cinco cuerdas y chaqueta de Nine Inche Nails y Jimmy González a la batería. Presentaba su último disco titulado “La razón eléctrica”, fin de una trilogía que une el Caribe y Andalucía precedida de otro Lp “La raíz eléctrica” que vendían en el merchandising y que fueron comprados, nos consta, por unas cuantas personas.

Raúl Rodríguez se encarga de la voz y de tocar un instrumento de su invención que lleva por nombre tras flamenco, un híbrido entre el tres cubano y la guitarra flamenca. La verdad es que suena genial pues aparte de su originalidad, Rodríguez lo da todo en el escenario con una propuesta que conjuga el son con el flamenco, la copla con los ritmos africanos. Una fusión de estilos que incluso en la parte hablada recuerda a esos fraseos tan celebérrimos de Martirio que también fusionó el flamenco con el jazz (recordemos sus últimos trabajos con el pianista Chano Domínguez quien, por cierto, actúa en Milwaukee el 19 de agosto). Se da la feliz circunstancia que Raúl Rodríguez es hijo de Martirio pero su puesta en escena es diferente, más física pues incluso acabo tocando de rodillas su tres flamenco.

Todo su repertorio se basó en temas originales de sus tres discos como “Yo voy buscando al poeta”, “La vida es una rueda” o “la tormenta de arena” del último, “let the rythm lead” de “la raíz eléctrica” o “Llévame a la mar” y una “bluesería” como “Si supiera” del primero “Razón de son”, junto con un solo a ritmo de seguidilla o una especie de bulería africana. Poco más de una hora de actuación donde ganó bastantes nuevos seguidores, como el que suscribe.

Como escribimos al inicio de esta reseña: uno de los directos más interesantes de esta temporada estival.

 

Fotografías: Silvia Salado

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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