A priori varios son los problemas que se nos puede plantear antes de visionar El único superviviente, y es que su autoría viene firmada por el mismo que nos obsequió con una de las peores películas de 2012 como es Battleship, y a eso hay que sumar la presencia de Mark Wahlberg dando vida al protagonista de una película a las que los responsables de la misma no dudaron en bautizarla con un nombre que ya deja claro que todo lo que pasa en la parte central de la misma solo puede acabar de una manera que es tal como pasó en su momento en las lejanas tierras afganas donde un buen día los Estados Unidos decidieron darse una vuelta.
Y encima al inicio de la película nos encargan de recordar que todo lo que vamos a ver a continuación está basado en el libro que escribió Marcus Lutrell años después de volver del infierno afgano, por lo que la sinrazón de lo que nos espera pasó en realidad. Y no es que la película en sí sea un disparate, es que, una vez ,más ante nosotros nos aparece ese espanto llamado guerra con todas las miserias que la rodean, aunque es ahí, en esa situación limite donde el ser humano consigue establecer un lazo con sus compañeros de armas que los acaba convirtiendo en hermanos de sangre.
Dos horas necesita Peter Berg para contarnos lo sucedido aquellos tres días en los bosques y montañas afganas, y bien podría haberse ahorrado los prolegómenos y la emotiva parte final donde se dedica a rendir un sentido homenaje a los caídos mientras de fondo suena la versión de Peter Gabriel de «Heroes» y dejarnos con esa hora y pico en la que nuestros cuatro héroes, de los que ya sabemos cual va a ser su destino, se enfrentan en una épica escaramuza contra los talibanes. Una hora y pico donde Peter Berg se desmelena y nos regala unos momentos que solo se pueden catalogar como espectaculares donde, siempre, como no puede ser de otro modo, desde el punto de vista de los navy SEAL, consigue meternos dentro de sus sofisticados trajes de combate y sufrir con ellos esa sinrazón llamada guerra. Por esta hora y pico en la que, como si de un documental se tratase, Berg nos transporta a esos bosques y nos hace caer, saltar, sufrir y desangrarnos junto a esos cuatro hermanos de sangre, El Único Superviviente se convierte en una más que notable película de género, y poco nos va a importar alguna que otra licencia demasiado sensiblera en la que Berg no consigue librarse, y es que tampoco le vamos a pedir que de golpe se convierta en lo que no es.
La historia parece que sucedió tal como nos la cuentan, pero que esos cuatro soldados tremendamente preparados, tal como se nos muestra al inicio de la película, capaces de soportar todo lo que se les viene encima, no hayan sido adiestrados piscológicamente para tomar una decisión que les habría ahorrado todo lo acontecido cuando un rebaño de cabras y la presencia de tres elementos se les cruza en su camino, se hace difícil de entender, pero parece que así fueron las cosas. Sea como sea la historia que nos cuenta Marcus Lutrell, con cabras o sin ellas, es de esas que a diario suceden en este Planeta mientras nosotros seguimos comfortablemente adormecidos.
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