Probablemente las expectativas son el mayor enemigo de la realidad porque son capaces de transfigurar la percepción de esta cuando llega. Somos capaces de preconcebir situaciones guiados por nuestro deseo, nuestro afán de perpetua autosatisfacción. El siglo XXI se ha erigido en el mayor antagonismo de la paciencia, hemos sustituido el fuego lento por el café instantáneo como metáfora de una velocidad endiablada que nos lleva a fintar la vida con la falta de tiempo como excusa inapelable. Ya no vendemos la piel de oso antes de salir a cazarlo sino incluso antes de concebir la idea de darle caza.
Entre todos hemos caldeado el ambiente respecto a “The arsonist”, el retorno de Frank Blackfire, el anuncio del proceso de grabación en una cinta analógica de 24 pistas, la terrible paradoja de vivir añorando el pasado aferrados al futuro, desató el runrún al menos en mis círculos cercanos sobre la nueva avalancha sónica de la veterana banda comandada por Tom Angelripper. La guerra sigue siendo el escenario central de la música de Sodom desde que “Mortal way of live” pusiese fin a una primera época de oscuridad y blasfemia. La guerra, ese invento maligno que se convierte en épica en los libros de historia pero que siega vidas sin miramientos en la cruda realidad, excepto la de aquellos que se lucran de la recolección de cadáveres.
“The arsonist” representa aquello que esperas de un disco de Sodom, acentuando la crudeza de su sonido. Seguro que todos y cada uno de vosotros atesoráis vuestro disco preferido de la banda -Agent orange en mi caso- pero no es necesario tender comparaciones que no nos lleven a ningún lado que no sea el de disfrutar del latigazo correoso en que se convierten las canciones compuestas por Sodom para este disco. Thrash Metal, violento, como marcan los cánones. El Thrash Metal es quizás el género que menos artificios innecesarios requiere, lo suyo es otra cosa, la exhalación agresiva de una música visceral que invita a exorcizar las frustraciones a través de la ira del momento, y Sodom en ello son maestros, no en vano llevan décadas comandando y reivindicando su merecida posición dentro del orden del Thrash Metal mundial. “The arsonist” no sé si cumplirá tus expectativas pero ya digo que sí las mías, y mis castigadas cervicales dan fe de ello tras el continuo headbanging al ritmo de unos riffs acorazados. Malditas sean las guerras pero eternos sean Sodom.





















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