Romper con el pasado no siempre es sencillo y seguramente mucho menos cuando este es glorioso, pero sí se torna necesario colocar esa barrera temporal que separa el ayer del hoy, lo propio de lo compartido, no renunciar a una identidad construida a pulso por otra, sino ser capaz de convertirlas en una sola huyendo de la uniformidad. Es complicado ser un músico con un legado a su espalda enorme y una vez finalizado este, comenzar de una manera que rompa enérgicamente con lo anterior. Es el caso de Alex Lifeson. La adoración por Rush es algo justo y necesario, por los muchos aspectos que les rodean además del principal, sus canciones. El guitarrista finalizó una etapa que llegaba a su punto final con la muerte de Neil Peart, un non plus ultra que todos comprendimos y compartimos. Comenzar de nuevo, consciente de tu pasado pero sobre todo de tu presente no es fácil, y Alex Lifeson lo hizo con Envy of None, que rompía radicalmente con cualquier lazo que le uniese musicalmente a Rush.
Ahora presentan su segundo disco, «Stygian Waves», en el que además del guitarrista, sigue brillando de manera magistral Maiah Wyne y su voz, capaz de construir atmósferas envolventes que comandan ese sonido que navega entre el pop y el rock de sintetizadores y el cajón de sastre del rock alternativo. Junto a Lifeson y Wyne, militan el bajista de Coney Hatch, Andy Curran y Alfio Annabalini, que además se encarga de la producción -entre sus producciones cuentan las hechas por ejemplo para Voivod- y son los que se encargan de que este «Stygian Waves» se consolide como un disco muy interesante que seguramente va a desconcertar a quien se acerque por primera vez a ellos y busque en su raíz la influencia de Rush o de Coney Hatch, y es que Alex Lifeson y su guitarra están en todo momento en un segundo plano, aquí son los teclados y sintetizadores los que se encargan de construir el pasaje por el que navega la voz de Maiah, relacionando el sonido de Envy on None más con gente como Radiohead que de las bandas matriz a las que la gente del rock nos sentimos más unidos y relacionamos con los miembros del grupo.
«Stygian Waves» es un acuciante viaje sonoro, un trasfondo emocional que se mueve con soltura sobre olas de sintetizadores y que derriba muros no necesarios para que la voz corra libre como el aire al que no puedes atrapar por mucho que cierres tus puños sobre él. «Stygian Waves» es un disco para escuchar sin prejuicios ni perjuicios sin vienes de las esferas del rock guitarrero de Lifeson -cuyas guitarras asoman a veces como mero y preciso adorno, caso por ejemplo de «That was then» y Curran, y para degustar con placer y atención por aquellos que ya lo hicieron sin remisión a Radiohead o Elbow por nombrar quizás a dos de las más conocidas.
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