En esta vida que nos bambolea es necesario el buen rap para tomar consciencia de la realidad de manera que sigamos conscientes del lugar en el que estamos, sin engaños ni artificios que nos hagan creer que somos felices sin saberlo verdaderamente.
Para esto tenemos al grupo Corto Alcance, una banda de raperos que respiran la vida y con los pulmones de la música filtran la realidad, para quitar lo que sobra y entregárnosla sin engaños ni falsedades en un acto de generosidad sincera, de honestidad con un estilo, el egotrip, que nos ayuda a personalizarnos en un mundo que hace lo contrario, despersonalizarnos y silenciarnos.
Este trabajo, Ensayo, del grupo Corto Alcance, engloba una serie de temas musicales de estilos y géneros variados en el que participan los artistas ejeanos Javier Sánchez Aka Cubero, José Manuel Asensio Aka Pimpane, Adrian Larios Aka Rural Corner, Beatriz Robles y Juan Francisco Dapaah Aka J.efe, con la colaboración de Delacrestta, artista de Alfajarin y amigo del grupo, con el que hemos iniciado una relación que va más allá de lo musical. Agradecemos su trabajo a José Miguel Pérez Aka el Baño y a Nacho SAX. Un trabajo producido en noise room productions.
La primera canción del disco se titula “Más frío”. Una melodía raeguetoniana que por el contrario tiene una buena letra. Una letra significativa, demostrando que el problema no está en la estética del sonido, sino en su contenido. Una canción para disfrutar de este estilo musical con elegancia y positividad, (siempre y cuando no nos separemos de ella).
“Nostalgia” es la siguiente. Ese látigo de la nostalgia que nos azota dulcemente la mente cuando ya tenemos unos años. Una letra que define con precisión, como con bisturí, esas sensaciones del pasado. Cuando los lazos afectivos se vivían con gran intensidad. Ese tesoro de la niñez al que todos volvemos para poder reconstruir lo mismo a nuestro alrededor. Pues somos los creadores de nuestro entorno, como se relata en la canción “Nintendo”. Con una letra que refleja el proceso de creación, relata los avatares que rodean y que suceden a nuestro alrededor para la gestación de las canciones con esa distancia necesaria para con la vida que posibilita el crear.
Este disco es una obra que refleja a la perfección cómo es el desarrollo metafísico en la Tierra, un desarrollo con raíces. Ese caminar la vida, con unas letras que se rebelan ante el tedio del vivir sin propósito.
“Vice City”, el siguiente corte, es una celebración de la victoria, así como del nunca dejar de luchar traspasando los límites que muchas veces nos autoimponemos sin darnos cuenta, además de los que nos imponen en contra de nuestra voluntad de manera que no alcemos la vista hacia la realidad de la vida. No dejando que la insustancialidad gobierne nuestras vidas.
“Hijos del Cierzo” es una canción de raíces con solera que habla de problemas familiares, de desavenencias y despersonalización. También de cómo se preparan los huracanes, oyendo viendo y callando. Con un largo periodo de silencio en el centro de la tormenta. Aunque con “Dinoco” volvemos a autoafirmar nuestra realidad de manera que esos vaivenes vitales que nos mueven de nuestro centro, son amortiguados con unas letras que son como ladrillos, como adobes fijos en la estructura de nuestra personalidad. Con unos bonitos matices flamencos, Corto Alcance hermanan ambos estilos. Un matiz que sorprende con esa fusión aflamencada con el rap.
“One of a kind” nos dice que somos únicos e irrepetibles. De manera sencilla nos cuenta que el oficio de músico es necesario para nuestro equilibrio personal, para que la fama no nos despegue del suelo ni de la vida.
Y vamos con la preciosa letra de “Lebasi”. Lo más difícil es hablar del amor. Es una canción que nos habla del amor como nadie lo había hecho hasta ahora. No de un amor ideal, sino de un amor real, cotidiano, verdadero, un amor de día a día. Una ráfaga infinita de descripciones amorosas que no dan respiro y te dejan mirando al techo. Y sin reponerte le sigue “Normal” que nos cuenta que esto vaya quizá de ser como éramos antes. Quizá sea no perder al que hemos sido antes, a pesar de estar transformándonos. Sin duda, conservar al niño que fuimos, que veía todo directamente sin prejuicios, sea la manera de reconstruir nuestro puzle de la personalidad, cuando nos rompemos. Esta melodía termina con una precisa crítica a la deslealtad, al desamor y al egoísmo emocional.
Y seguimos con “Rumba Cubero”. Una canción ligera de equipaje. De alguna manera venimos sin nada al mundo, y nos vamos únicamente con lo vivido, que es lo amado y lo sufrido. Sólo estas dos cosas hacen que abramos los ojos al mundo antes de morir. Por esto “Haciendo lo que quiero” es una buena canción para los jóvenes. De manera que se convierte en legado para que comprendan cómo se vivía antes de manera más real. No con las distracciones de hoy. Un poco de filosofía africana de raíces profundas. Una canción que celebra la libertad individual.
“Fe” es la siguiente arenga a la fortaleza individual sabiendo que sólo podemos cambiar nuestro interior. Para eso rapeamos, para poder generar una estabilidad entre nuestros adentros y lo que nos rodea, lo que nos sucede, —de manera que haya armonía en nuestras vidas—. Una lucha que aboga por el camino, no por los resultados. Es la fe en nosotros mismos, esa testarudez insistente en seguir viviendo a pesar de los inconvenientes.
La siguiente canción, “Enzo”, es ya conocida en esta casa. Un single que publicó en su día Javier Cubero que está dedicado a su hijo y a la paternidad. Con una letra que ensalza a los hijos, nos adentra en la vida de manera más real, más plena. Una vida que está oculta hasta que llega ese momento de vivirla. Algo que hace que nos olvidemos de nosotros mismos para darnos a los demás. Algo que da sentido a nuestra vida. Como en “Focus”, la siguiente canción de este magnífico disco tan lleno de buenos consejos. Una melodía que alienta sobre la misión de ser músico. Ese viaje en el tren del misterio. Una manera de vivir luminosa, sin ego, sin lo material, haciendo hincapié en la amistad con la que compartimos esta prueba vital que sólo tiene una dirección, hacia delante.
Cambiamos de tercio con “Te me follo”. Un título que lo dice todo. Una canción que se aleja de las solemnidades y los límites buenistas del lenguaje. Una letra que denuncia la capitalización de algunos estilos diferentes, del rap vacío, sin contenido, mostrando que hay mucho de lo que hablar y no se hace, si miras a la vida de frente.
“Carioca” le sigue. A modo de samba, se ensalza a la mujer brasileña, su belleza acompañada de su ser, no separándolos, como se acostumbra a ver en algunos otros estilos musicales. También, “Tan Tan” siguiendo con el disco, en un orden que no sé si es el correcto, relata un amor no correspondido, un amor envenenado. También se plasma el regocijo entre el grupo de iguales. Ese hermanamiento con los nuestros a través de este magnífico egotrip caribeño.
Por último, “Mago”, figura como el final de esta obra. Nos descubre el crecimiento personal como una labor a largo plazo, para construir nuestro ser en contraposición de las fuerzas que no nos dejan avanzar y nos aíslan, para ser presa fácil de la despersonalización.
Este disco es como un gran banquete, con mesas largas llenas de manjares, de buenos vinos para compartir con los más queridos. Un disco que veo muy necesario sobre todo para la gente joven de ahora. Un disco para reencontrarse y no perderse en una laberíntica vida gris. Atentos a Corto Alcance. Como decía super ratón, todavía habrá más.
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