El documental es un género cinematográfico que por su carácter y estudio de un caso concreto se le suele asociar con la realidad y darle cierta verosimilitud, algo alejado de la verdad pues los responsables tienen sus ideas, más o menos preconcebidas, y es complicado ofrecer un punto de vista objetivo, más cuando sólo se ofrece una visión, una sola voz.

Es el caso de “El minuto heroico: yo también dejé el Opus Dei” donde trece mujeres de diferentes culturas, nacionalidades e idiomas (españolas, hispanoamericanas, irlandesas y británica) nos cuentan el maltrato psicológico y laboral que aseguran haber sufrido tras sus años de pertenencia en esta comunidad católica. Testimonios contundentes de personas que lo han pasado mal y que subrayan opiniones de expertos del derecho, la psicología o el periodismo que ofrecen sus críticas a las líneas de actuación de la “obra de Dios”. Como acto puramente audiovisual, la actriz Claudia Traisac ilustra una ficción representando las vivencias de algunas de estas mujeres, algo que ya hemos podido ver en documentales como el nominado al Oscar “Las cuatro hijas”, producción tunecina de Kaouther Ben Haina. Un recurso efectivo que funciona para aportar dramatismo.
Eso sí, la lástima es que sólo escuchamos críticas sin nadie que rebata nada, por lo que el maniqueísmo planea en toda la producción que , por otro lado, goza de un holgado presupuesto al estar detrás importantes compañías como Mediapro y Max. Es cierto que, avisan al final de los cuatro episodios que la prelatura del Opus Dei declinó la oferta de hablar pero tampoco han confrontado con técnicos o ciudadanos que aporten opiniones distintas. En su alegato parecen sostener que el Opus Dei es una maquinaria pensada para el mal, que explota a las mujeres (parece que a los hombres no) manteniéndolas en un régimen de semi esclavitud, a pesar de que por lo que oímos todas pueden huir cuando quieren e, incluso, cuando una joven no puede con el régimen de vida marcha a la casa de sus padres (miembros de la orden) que la acogen sin más problema.
Una idea de buenos y malos que acaba por resultar un argumento ideológico, constante que se mantiene en estos tiempos tan polarizados donde lo que priman son estos “juegos de suma cero” y teoría del conflicto. Parece que sus directoras, la periodista Mónica Terribas y la realizadora Laura Sisteró lo que les interesa mostrar es una parte del problema sin contrastar con el sujeto fruto de su investigación. Y no es casual pues estamos hablando de una de las principales voces de la televisión autonómica catalana TV3 en el pasado y en la actualidad con cargo importante en Omnium Cultural y la directora de los videos de campaña de Barcelona En Comú, dos organizaciones que también deberían tener derecho de réplica si se rodase un documental para criticar sus ideas. El resto es maniqueísmo, por muy importante y duro que sea el testimonio (todavía recordamos la campaña en contra de Julio Medem por su equidistancia en “La pelota vasca”). Y es una pena pues el dolor de esas mujeres queda eclipsado por todo el sustento ideológico de este “El minuto heroico”, un producto atractivo en lo visual pero insuficiente en contenido.




















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