Desde que Disney estrenara hace una década “Maléfica” hemos podido observar un cambio en el trato a los villanos de la compañía estadounidense en cintas de todo pelaje desde “Cruella” a “Wicked”. Una justificación propia de lo que se viene llamando la “batalla del relato” donde no existe una única verdad sino distintos puntos de vista en eterna confrontación.
A eso se suma una reinterpretación de los clásicos, basada en la comedia y el terror con elevadas cotas para Seth Grahame- Smith, autor de “Abraham Lincoln, cazador de vampiros” o “Orgullo, prejuicio y zombies” (amabas con versiones cinematográficas), unido a personajes de cuentos infantiles convertidos en casi superhéroes como en “Los Hermanos Grimm” o “Hansel y Gretel”, entre otros bizarros títulos.
Con la liberación de derechos han llegado otra nueva ola de nuevas versiones como “Mad Heidi” o el primer “Winnie the Pooh: miel y sangre” donde el gore era la principal razón de ser, convirtiendo a los adorables peluches en antropomorfos llenos de sadismo e instintos brutales contra los humanos. Quizás por esa desmitificación, un largometraje de Serie Z, de ínfimo presupuesto y nulas cualidades cinéfilas consiguió un éxito, entendemos que entre el público adolescente, que catapultó a su director, el desconocido británico Rhys Frake- Waterfield, como sucedió a Damien Leone con la saga “Terrifier”.
Y mucho de las películas protagonizadas por Art, The Clown hay en esta segunda entrega títulada en España “Winnie The Pooh: el bosque sangriento” (aunque su original mantenga el carácter de secuela al ser “Winnie-the-Pooh: blood and honey 2”), un “slasher” donde las monstruosas criaturas se dedican a descuartizar a todo aquel que se acerque al bosque de los mil acres, buscando una venganza contra los humanos y en particular la familia de Christopher Robin, quién entienden que los abandonó.
Una historia con apenas argumento, basada en las bestiales muertes (arrancando cabezas de cuajo, aplastando cráneos o introduciéndolos en cepos de caza) aunque el guion brilla por su ausencia con cierta truculencia en la primera escena y dejado todo para la explosión final en una fiesta llena de hemoglobina, donde le acompañan Owl o Tiger (igual de psicópatas que Winnie).
Si es cierto que mejora algo la primera parte al tener más presupuesto y ofrecer más muertes imaginativas pero todavía queda lejos de la ferocidad y el humor negro de “Terrifier” quedando más cercano a “Five nights at Freddy´s”, otro modelo fácil de asimilar.
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