Uno de los principales problemas que solemos tener los conductores es el tema gastronómico pues por un lado nadie desea desviarse demasiado tiempo desde las principales vías pero por otro, los locales a pie de autopista suelen ser espantosos: caros, con platos de ínfima calidad, con bocadillos lamentables y platos congelados y un ambiente de tránsito que los convierten en fríos.
Por ello, se agradece un restaurante como Venta Quebrada, situado junto a la autovía A-92 en la localidad granadina de Cúllar, cerca de la pedanía que da nombre al lugar y de la provincia de Almería. Desde hace más de una década es nuestro punto de referencia cuando viajamos desde la provincia de Murcia o Alicante a Cádiz.
Y así desde hace treinta años ofrece una cocina honesta en sus dos comedores, uno más informal con terraza y el principal en modo asador. Entre semana tiene un menú del día ajustado que también se puede combinar con raciones y platos donde domina la brasa del asador.
En todos estos años hemos probado casi la totalidad de su carta donde destacamos entrantes como las setas a la brasa, realmente deliciosas, o la parrillada de verduras, con el rico toque del fuego y que lleva tomate, espárragos verdes, cebolla, calabacín, pimiento o setas. Da gusto probar platos tan bien cocinados y en abundancia. Otro plato que solemos pedir siempre son sus sabrosas berenjenas con miel de caña, de gran rebozado las hortalizas. Sin olvidar que un colaborador de esta casa como es Lyd Heavyman siempre pondera su tortilla de patatas.
En cuanto a las carnes, magnífico es el cordero a la brasa, tanto en su pata como paletilla pero en esta última ocasión probamos cortes menos nobles de la ternera y aves pero aun así igualmente deliciosos tanto el bistec como el entrecot a la pimienta donde domina el toque de asador en el primero, como sucede en el pollo, otra de sus especialidades y fuera de esa misma familia vimos un fuera de carta con unos buenos pimientos rellenos de carne en una salsa de tomate, similar a un salmorejo con sus trozos de huevo y jamón. A destacar que todas las patatas, tanto las fritas como las de brasa, son naturales.
Tienen una decente carta de vinos pero comenzamos con cerveza (elegimos entre sus variedades la Estrella de Levante murciana al regresar de esa región) y al conducir continuamos con agua.
Para rematar sus ricos postres donde destacamos el Pan de Calatrava, junto a una tarta de chocolate y otra de zanahoria, ricas sin más.
Como se puede observar una curiosa combinación de asador, platos alpujarreños y murcianos, uniendo dos gastronomías tan señeras como son las de Andalucía oriental y la Comunidad Autónoma de Murcia.
Un restaurante más que recomendable donde es necesario reservar, sobre todo en fin de semana, lleno de locales y gente de los alrededores y que eleva a sinónimo de calidad el viaje por carretera. Además en lo personal implica grandes momentos por ser parada de destino o regreso a vacaciones o festivales musicales. ¿Se puede pedir más?
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