Llegaba a El Puerto de Santa María uno de los eventos más interesantes del mes de octubre merced al buen hacer de Rock Action Sur (quienes por méritos propios se están convirtiendo en sinónimo de calidad en sus elecciones). Además la hora no podía ser mejor pues los conciertos se programaron en horario vespertino por lo que a las 21.40 estaba acabado el evento pudiendo seguir la fiesta en el patio de la Milwaukee amenizado por Dj, ir a buscar un sitio para cenar o regresar a casa a una hora decente. Así que, quizás por eso mismo, a pesar del día lluvioso que deslució un tanto la espera entre conciertos en el patio descubierto la Sala Milwaukee presentaba un excelente aspecto rozando el lleno.
Los primeros en aparecer sobre las 18.25 fueron los australianos Brat Farrar, cuarteto liderado por la guitarra Fender y voz de Sam Agostino acompañado de bajo, un pequeño sintetizador (al que se le cantó el “Happy birthday” por ser su onomástica) y batería con camiseta de Elvis.
Garage punk a toda velocidad, tocado en quintas que en sus casi cuarenta y cinco minutos de actuación dieron todo un compendio de actitud, sin parar de moverse, bajando Agostino varias veces a tocar entre el público.
Repaso a sus cuatro discos, más el recopilatorio, con mucho tema nuevo aunque comenzaron con “Adventures in the skin trade”, del álbum homónimo, sonando en la tarde gaditana cortes como “It´s on me”, “On your mind” del Brat Farrar III y final recordando su primer trabajo con “So overwhelming”, “You got me hanging around” y “Punk records” que nos dejó a los presentes con una sonrisa y la sensación de haber visto una maquina demoledora de hacer punk.
Descanso de más de una hora entre formaciones donde entre consumiciones, la gente disfrutaba de la sesión de Tali Carreto en el patio o en el interior de la sala (¡qué local más bonito es la Sala Milwaukee!) hasta que llegaron los grandes protagonistas de la noche. Unos The Courettes que llegaban para presentar su último Lp “The soul of…The fabulous Courettes”, un compendio de música bailable, uniendo las melodías sesenteras del rock y el pop, con toques de Motown y garaje. Su sonido gustó y en su hora y veinticinco minutos ganaron, a buen seguro, un montón de adeptos.
En lo personal, nos recordó unos cuantos locales que podrían haber pinchado esta música hace veinte o veinticinco años. Un “deja vu” maravilloso que nos llevó a otros tiempos. No sé si mejores pero por lo menos más sencillos.
Su repertorio se basó en alternar su nuevo trabajo con los anteriores comenzando la nueva “You woo me” y cortes como “California”, la maravillosa “Boom boom boom”, “Better without you” y bises para “Keep dancing” y “Shake!” con éxitos pasados como “The boy i love”, “R.I.N.G.O.”, “Daydream”, “Misfits and freaks”, “Hop the twig” o “Boom Dynamite” con la que acabó toda la Milwaukee sentados en el suelo como dignos herederos de la célebre secuencia de “Desmadre a la americana”.
Un proyecto interesante en un dúo formado por el danés Martin a la batería y la brasileña Flavia Couri a la voz y guitarras (una de lutier con su nombre y una Gibson Les Paul) dominando los pedales fuzz y wah wah y comunicándose en un estupendo español. Vestidos él de negro riguroso y ella con un vestido sesentero blanco y negro con pendientes y labios rojos sobreponían con sus ganas, su talento y su presencia escénica el carecer de bajo. Un concepto, el dúo de batería y voz con guitarra, que nos recordaba al de la película «Sound of metal», protagonizada por Riz Ahmed y Olivia Cooke. Una cinta tan independiente como la música de The Courettes.
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