Cuando todo el mundo decía que ya no había música nueva que molara, he tenido que hacer de tripas corazón para elegir solo 100 discos de bandas distintas, de los más de 300 que entraron en la preselección inicial. Puede ser que mucha gente no aprecie la música nueva porque se basa en esquemas y novedades pasadas, pero yo no soy de esos. Un disco de hard rock, de heavy metal, de thrash, de blues, de raíces americanas o desarrollos progresivos, que hace mucho tiempo que fueron novedosos, si me gustan me siguen pareciendo insignes.
Esa década fue innovadora en mezcla de géneros, donde salían o despuntaban grupos que aunaban su destreza y talento en juntar las propuestas clásicas del rock o metal con otros estilos que no tendrían por qué sumarse de manera lógica. Fue una década donde pasé años de trabajo, otros de estudio, me casé y fui padre, de aprobar oposiciones y de empezar a escribir sobre una de mis pasiones, así que lo viví de manera muy intensa y me llegaron impactos desde lugares muy distintos entre sí.
Tras muchos devaneos, dudas y quebraderos de cabeza, lo he simplificado, yendo a los discos que más me gustaban en aquel momento y me siguen gustando ahora. Como ya he dicho, dejo fuera más de 200 y sigo sin incluir bandas nacionales, directos, recopilatorios o discos de versiones, intentado simplificar la dificultad. Como siempre digo, siéntate, ponte una tila para tranquilizar los nervios por incluir este disco que odias y olvidar ese otro que para ti es fundamental. Lo que sale desde dentro no necesita disculpas si se hace con respeto y verdad. Ah, y gracias por leer.
1.- Bokor “Anomia 1” (2007)
Los que me conocen saben que estuve obsesionado con este grupo y considero este disco como lo mejor que he escuchado en lo que llevamos de siglo. Desde Suecia, y con una bagaje de influencias tremendamente variado, nos adentramos en una vertiente de eso que se llamó avantgarde y aglutinaba sonidos provenientes del metal progresivo, el metal extremo, el hard rock más cañero y la sensibilidad más dulce que la poesía puede acercar a tu ser. 5 tipos escandinavos que grabaron para un sello italiano y convertían 6 cortes de larga duración en una exploración constante de sentimientos. Por momentos te recuerdan a Tool y otros a los Led Zeppelin más experimentales, su vocalista susurra con delicadeza o berrea como un animal herido. Una maravilla de principio a fin que no me da opción. Obra maestra. Creo que soy de los pocos que tienen los 2 discos que grabaron, pero cuando intenté entrevistarlos ya habían desaparecido de la faz de la tierra.
2.- Joe Bonamassa “Sloe gin” (2007)
Cualquier disco de esos inicios de Joe me parecen sobresalientes, desde sus raíces más tradicionales, siempre con versiones actualizadas de blues clásicos, su virtuosismo con la guitarra y la innovación constante desde su unión con el productor Kevin Shirley. Aquí hace extensiva esa propuesta porque además de las versiones de Ten Years After, Bad Company o John Mayall entre otros, que consigue hacerlas propias con su talento natural, incluye composiciones propias, tan maravillosas como “Dirt in my pocket”, “Richmond” o la majestuosa “India” que cierra el álbum. Tuve la suerte de verlo en esa gira, con un grupo de escándalo y un protagonismo total de Joe, siempre al frente y demostrando que estabas viendo algo especial.
3.- The Dictators “DFFD” (2001)
Los mitos del punk rock neoyorkino volvían a grabar un disco que, probablemente, se ha convertido en el mejor álbum de su carrera. 12 canciones espectaculares, de una energía desbordante, con la formación más reconocida en los últimos 30 años y plenamente inspirados. Todos los cortes son inmediatos y, en las 4 o 5 veces que lo he visto en directo, creo que las han incorporado todas en sus setlist en vivo, pero podemos nombrar “Pussy and Money”, “It’s alright”, “Burn, baby, burn” o “ I am right!”, pero es que además contiene 2 himnos que se han convertido en indiscutibles como “Avenue A” y, sobre todo, “Who will sabe rock and roll?”. Manitoba al frente, Ross, Scott, Andy y J.P. hicieron historia poniéndonos delante un redondo espectacular.
4.- Black Stone Cherry “Folklore & superstition” (2008)
Tras el pelotazo que supuso su debut, nos llegó esta segunda entrega producida por Bob Marlette para Roadrunner que logró aunar la melodía con la energía, dejando claro que no eran flor de un día. 13 canciones que aúnan todo lo que esperas de una banda de hard rock con influencias americanas (southern, grunge, folk…), con baladas maravillosas y puñetazos en la mesa que tambalean todo lo que hay en la habitación. “Please come in”, “Peace is free” o la monumental “Things my father said” entre las primeras y “Blind man”, “Reverend Winkle” o “The better end” entre las segundas. La perfecta unión de una voz poderosa con unos riffs tremendos, unos coros de escándalo y unas bases rítmicas más potentes aún. Un disco tremendo que no pierde ni una décima con el paso de los años. Chris Robertson (voz y guitarra), Ben Wells (guitarra), John Lawhon (bajo) y John Fred Young (batería) merecen pasar a la historia solo por estos dos discos iniciales tan brutales.
5.- The Cult “Beyond good and evil” (2001)
La subida de tensión que me produjo la publicación de este disco con una calidad tan alta y el anuncio de la subsiguiente gira fue de niveles estratosféricos. La vuelta de Bob Rock en la producción y de Matt Sorum en la batería (aunque solo había formado parte de la banda para la gira del Sonic Temple) ya auguraba algo bueno, pero cuando lo puse en el reproductor y se me puso la carne de gallina, no podía dejar de creer porque The Cult habían vuelto y por la puerte grande. Temazos como el single “Rise”, “Breathe” o la final “My bridges burn”, o la balada dedicada a Nico, la modelo y cantante alemana que formó parte de la Velvet Underground, son maravillosas y me traían imágenes de que volvían los buenos tiempos. Desgraciadamente se volvieron a separar y se anuló la gira, pero pude matar el gusanillo viendo a The Doors con Ian de cantante en uno de los conciertos de mi vida.
6.- Audioslave “Audioslave” (2002)
Brutal impacto el generado por una banda formada por uno de mis vocalistas favoritos y la parte netamente musical de otro grupo cuyo cantante siempre me tiró hacia atrás. La fuerza y energía que desprendían Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk (Rage Against the Machine) se unían al poderío y timbre único de la garganta de Chris Cornell (Soundgarden), creando una banda que, durante una década, se convirtieron en referentes del metal del nuevo milenio. Además, el grupo de unos amigos hacían una versión de “Cochise” que, junto a “Show me how to live”, “Set it off”, “I am the highway” o “Gasoline” componían un disco tan largo como excelso, variado y rompedor. Cualquiera de sus siguientes entregas podrían aparecer aquí porque me gustan igualmente, aunque el impacto de este debut le hace subir puestos.
7.- JJ Grey & Mofro “Country ghetto” (2007)
Un disco mágico que nos acerca a las carreteras perdidas del sur de EE.UU., a los baretos cutres con porches, sillas viejas de madera y un músico tocando con su vieja guitarra y un pitillo colgando del labio. Primer álbum para el sello Alligator, especialista en blues, que acoge una condensación de soul, folk, southern, rock y blues sin medida. JJ Grey es un músico de Florida que aquí nos da un paseo por todas sus influencias con muchas guitarras (eléctrica, acústica, slide, de 12 cuerdas, bajo…) y un feeling personal para cantar. Llena un vaso de whisky añejo, ponle hielo y siéntate en tu sillón más cómodo para disfrutar de un álbum especial, con coros, teclados de acompañamiento y una garganta que sirve de nexo entre las historias que va desgranando. “War”, “Country ghetto”, “Tragic”, “On Palastine”, “Footsteps”, cualquier tema es una delicia a degustar con cuidado y sin prisa. Siempre me recordará a Mar, la perlica de Rockforce que me descubrió este disco.
8.- Silvertide “Show and tell” (2004)
Uno de los discos debut más brutales dentro del mundo del hard rock en pleno siglo XXI, una época en la que vivimos un renacer del género con alguno discos espectaculares. Unos chavales adolescentes de Filadelfia aparecieron producidos por el gran Kevin Shirley y fueron un impacto inminente. Recoge 11 canciones tremendas como “Devil’s daughter”, “California rain”, “Mary Jane”, “Foxhole J.C.” o el tremendo éxito que supuso “Ain’t coming home”, pero cualquiera de los temas incluidos en él son hits en potencia y podrían ser tus preferidos. La impactante voz de Walt Lafty, las imponentes guitarras de Nick Perri y Mark Melchiorre y las potentísimas bases de Brian Weaver al bajo y Kevin Frank a la batería lo convierten en una joya que se convirtió en única porque, desgraciadamente, desaparecieron del mapa.
9.- Kenny Wayne Shepherd “The place you’re in” (2004)
Otro disco especial porque uno de mis guitarristas favoritos, al que seguía desde que apareció en la escena siendo un niño, se acervaba al hard rock y se ocupaba además de las tareas vocales. Me encantaba su unión con el cantante Noah Hunt (canta un par de temas), pero aquí demostró que también era bueno cantando. Su virtuosismo y estilo fresco con la guitarra me acompañó y siempre lo he defendido entre los innumerables músicos que tiran la vista atrás y además dan libertad a su talento. Aquí une fuerzas con Marti Fredderiksen (productor y bajista) y Brian Tichy (batería), al que conocí en su proyecto con Zakk Wylde (Pride & Glory), y consigue uno de sus trabajos más auténticos, dando una versión más eléctrica de su acercamiento al blues-rock.
10.- The Answer “Rise” (2006)
De repente salieron 2 bandas, una en los Estados Unidos y esta en Irlanda del Norte, que sacaron lo mejor para revitalizar el hard rock. Guitarrazos, melodías pegadizas, ritmos imponentes y una voz espectacular, que colocaron sus trabajos en lo más alto de los aficionados al género. Su debut nos hizo pensar lo mejor y la banda formada por Cormac Nesson, con su arrolladora garganta, Paul Mahon con sus riffs estratosféricos, Micky Waters al bajo y la tremenda pegada de James Heatley a la batería, lograron que nuestra ilusión alcanzara bordes que hacía mucho que no rozaba. Temazos como “Under the sky”, “Never too late”, “Come follow me”, la bluesera “Memphis water” o “Into the gutter lo consiguieron. Su posterior “Everyday demons” nos mantuvo en ese éxtasis. Pude verlos como teloneros de AC/DC y, como casi todos los teloneros, sufrieron las inclemencias de ello cortándoles el sonido de manera brutal, pero demostraron que eran una banda con mayúsculas.
11.- Anthrax “We’ve come for you all” (2003)
El noveno disco de los de New Jersey presenta varios apuntes. Por un lado es el último disco que grabaron con John Bush de vocalista, y por otro supuso la llegada de Rob Caggiano a la guitarra solista, pero además contaron con colaboraciones de lujo de Dimebag Darrell en 2 canciones, de Roger Daltrey en 1 y de Anthony Martini en otra. A mí me alucina porque tiene temas espectaculares que pueden definir la fase de Bush en la banda, como “What doesn’t die”, “Safe home”, “Nobody knows anything” o “Cadillac rock box” y supuso una despedida por todo lo alto. Pero las ventas mandan y fue un fracaso de ventas y terminó por abandonar a John, que volvió a su banda madre, y el retorno de Belladona. Ahí queda el legado incólume de la etapa de John Bush en Anthrax.
12.- Alter Bridge “One day remains” (2004)
Con esta banda me pasó algo parecido a Soundgarden. Juntó a 3 músicos de una banda que me gustaba mucho, pero cuyo cantante no me convencía y me cansaba, junto a un vocalista que me dejó flipando desde la primera canción del disco. Mark Tremonti (guitarra), Brian Marshall (bajo) y Scott Phillips (batería) llegaban desde Creed y Myles Kennedy, desconocido para mí, se encargaba de las tareas vocales a un nivel excelso. Hard rock metalizado, con bases muy contundentes, una guitarra muy poderosa y un cantante tremendo. La inicial “Find the real” ya te deja claro que han dado con la tecla y Myles se convierte en un referente. Pero hay que añadirles “One day remains”, la brutal “Metalingus” o las baladas “Open your eyes” o “Broken wings” lograron un reconocimiento hacia una banda que se abría camino. Sus 3 primeros discos me siguen gustando mucho, pero este croché directo a la mandíbula los metió también en mi estantería.
13.- System of a down “Mezmerize/Hypnotize” (2005)
Aunque la mayoría de gente elegiría “Toxicity” (2001), este lanzamiento doble me voló la cabeza de tal manera que estuve muchísimo tiempo enganchado. Aunque lanzados por separado siempre los he considerado un álbum doble, donde la banda libera por completo cualquier complejo y da rienda suelta a todo lo que se les pasa por la cabeza, una locura total. Los cambios de ritmo tan brutales, las locuras vocales de Serj, las letras anti militares, el éxito total, todo junto puede que les llevara a un parón tan grande como el que sufrieron después, pero temas como las agresivas “Revenga”, “Radio/Video”, “Violent pornography”, “Attack”, “Dreaming” o “Vicinity of obscenity” dan una visión espectacular del momento en que se encontraba la banda, absolutamente desatados. Banda de emigrantes armenios con Serj Tankian, Daron Malakian, Shavo Odadjian y John Dolmayan a un nivel espectacular.
14.- Mastodon “Crack the sky” (2009)
Una flipada de álbum que mezcla conceptos vocales, musicales y lineales. Sobre una historia conceptual de un parapléjico, la banda va construyendo una fábula sobre viajes astrales en la Rusia zarista con experiencias alucinógenas. La música, con guitarras dobladas y una parte rítmica (bajo, batería y teclados) de presencia importantísima, es de un grado superior, y la variedad de las voces, con tonos y agresividad distinta según el momento, sellan una marca indeleble que le convierte en un disco alucinante. El quinteto formado por Troy Sanders, Ben Hinds, Bill Kelliher, Brann Dailor y Rich Morris subió al pódium de las bandas imperantes en el metal del momento por discos como este.
15.- Heaven and hell “Devil you know” (2009)
Poco antes del fallecimiento de Dio, la formación que formó parte de discos fundamentales, no solo de Black Sabbath sino de la historia de la música, volvía a reunirse para grabar un álbum bajo otro nombre por problemas legales. El resultado fue maravilloso. Ronnie James Dio, Tony Iommi, Geezer Butler y Vinny Appice nos quitaron 20 años de golpe y demostraron que seguían en plena forma, con unos riffs estratosféricos de Tony, unos ritmos y una pegada atronadoras de Geezer y Vinny y la magia que siempre llevó Ronnie aparejada a su voz. Desde la inicial “Atom and evil” ya caímos rendidos, pero “Fear”, “Bible black”, “Eating the cannibals”, cualquiera de las 10 canciones incluidas son gloria bendita.
16.- Tool “Lateralus” (2001)
Una locura de álbum, donde la banda demuestra que están a otro nivel, en un universo paralelo. Los temas más largos, casi todos, son de una originalidad y exploración sin límites, dejando que la creatividad se expanda por encima de casi todo. Cortes como “The grudge”, “Schism”, “Ticks & leeches” o “Reflection” demuestran que estamos ante algo especial que no podemos englobar en ninguna categoría. Problemas judiciales alargaron la espera, pero Adam Jones, Justin Chancellor y Danny Carey en lo musical, y Maynard James Keenan en lo temático nos llevan a otro nivel.
17.- The Bellrays “Hard, sweet and sticky” (2008)
La salida de Tony Fate ya había decantado y ampliado el sonido del grupo a terrenos más eclécticos, con influencia cercana del soul, el funk, el garaje y demás tonalidades adheridas al rock, abandonando sus influencias más punk. Sin embargo, aquí confirman que la defensa ejercida por Bob Vennum y Lisa Kekaula de su producto no paró de crecer y con este disco alcanzó un punto culmen. “The same way”, “Infection”, “Pinball city”, “One big party” o esa maravilla de tranquilidad relajante que es “The fire next time”. Un disco para no cansarse nunca de escucharlo. Antes de poder verlos en vivo encargué a mi amigo Fran que se hiciera con alguno de sus discos para mí, firmados por Lisa y Bob, y aquí siguen haciendo más bonita mi estantería. Blues is the teacher, punk is the preacher.
18.- Green Dollar Colour “Green Dollar Colour” (2005)
Trío australiano de corta duración que destaca, especialmente, por la extraordinaria voz de su líder y cantante Lex Koritni. Hard rock con influencias clásicas y mucho blues detrás. Lex se acompaña de Anthony De Lemos y Gordon Rytmeister para grabar uno de esos discos que, casi todo el mundo que lo escuchó en su momento, recuerda. “Dirty letter”, “Let it go” o “No regrets” son temazos de primer nivel que, al separarse y montar Lex su propia banda, ha quedado para el recuerdo como uno de los grandes discos de hard rock del siglo XXI.
19.- Black Label Society “The blessed hellride” (2003)
Zakk Wylde ya había asentado su propia banda, dando rienda suelta a sus propias inquietudes más allá de su colaboración con Ozzy Osbourne. En este cuarto trabajo en solitario se encarga de todos los instrumentos (guitarra, bajo, piano, voz) y de la composición, además de producir y mezclar, con la ayuda del batería Craig Nunenmacher en la grabación. Cuenta con la colaboración del propio Ozzy en “Stillborn”, pero nos presenta alguno de sus temas más conseguidos como “Stones and drunk”, “Doomsday Jesus”, “Destruction overdrive” o mi favorita “Suffering overdue”. Recuerdo que, en mi viaje de novios a París, me lo compré cuanto todavía existían tiendas de discos y se convirtió en uno de mis favoritos porque me recordaba ese viaje y estaba totalmente enganchado a Zakk y su propuesta guitarrera.
20.- Gluecifer “Tender is the savage” (2000)
La banda noruega de hard punk rock graba su álbum más icónico bajo la producción del mítico Daniel Rey para el sello White Jazz. Solo por la inicial “I got a war”, auténtico himno del género y del grupo, ya valdría la pena, pero son 10 cortes directos, rápidos, rabiosos y consiguen que lo tengas que poner de nuevo porque pasa en un suspiro. Biff Malibu a las voces, Captain Poon y Raldo Useless a las guitarras, Jon Average al bajo y Danny Young a la batería grabaron uno de los discos emblema de la escena escandinava y que, por lo menos para mí, me llena mucho más que otra banda con más reconocimiento.
21.- Agalloch “Ashes against the grain” (2006)
No se puede entender muy bien que no me gusten las voces guturales ni demasiado guarras y me flipe esta banda con voz blackmetalera. La pesadilla en que consiguen meterte con cada álbum es alucinante. Pasajes acústicos ambientales mezclado con otros más agresivos y una instrumentación envolvente que los convierte en algo incoherentemente atractivo para un servidor. Su anterior “The mantle” ya me pareció fantástico, pero con este trabajo se convirtieron en recurrentes para momentos concretos en que necesitaba pensar en otras cosas. El cuarteto formado por John Haughm, Don Anderson, Jason Walton y Chris Greene formaron uno de esos discos especiales de una banda especial.
22.- Diamond Dogs “Black river road” (2004)
La banda de Sulo, un cantante sueco que montó la banda hace muchos años, y que siempre ha mantenido el espíritu rockandrollero del combo escandinavo. Los conocí como teloneros de The Cult en la gira de presentación de este disco y me fliparon. Venían directamente de un festival europeo, casi sin dormir y medio borrachos, y dieron un bolo espectacular. Temas como “Autopilot” o “Black river road” lo ponen todo más fácil, pero a raíz de ahí investigué hacia atrás y descubrí una banda a la que seguir. Con ese aura Faces, con teclados y vientos me conquistaron por completo y los volví a ver 2 o 3 veces más en directo. La magia que, con Sulo al frente, el saxo de Mats Gunnarson o las teclas de Henrik Widen, ponen al servicio de la canción te hace quererles sin dudar.
23.- Riverside “Anno domini high definition” (2009)
Banda polaca de metal progresivo que podemos colocar entre los maestros del género. Aquí graban su cuarto disco, un álbum complejo, con multitud de desarrollos, canciones largas y virtuosismo técnico en todos sus instrumentos. Son 5 canciones de duración extensa, 1 de ellas dividida en 3 partes, que tiene bastantes arreglos de viento, y coloca al cuarteto polaco al frente de un género que vivía momentos de gloria en Europa. Mariusz Duda, el fallecido Piotr Grudzinski, Piotr Kozieradzki y Michal Lapaj dejan constancia que había que tenerlos en cuenta. Siempre me había gustado el prog, pero nunca prestaba atención a determinadas cosas hasta que descubrí a estos tipos que me hacían mirar hacia lugares insólitos.
24.- Blackberry Smoke “Little piece of Dixie” (2009)
Corría el año 2009 cuando, el guitarrista de un grupo al que seguía mucho, me recomendó encarecidamente que fuera a ver el concierto que iban a dar estos tipos cerca de casa. Como no podía ser de otra manera, antes de que fueran mundialmente conocidos, me topé con una banda que tenías todas las trazas de romper en Estados Unidos. Originarios de Atlanta (Georgia, USA), agrupaban todas las cosas que podías imaginar que salieron de allí a un nivel sobresaliente. Southern, country, blues, rock, bluegrass, melodías de escándalo, instrumentación perfecta y unas tablas que les emparentaban con todos los grandes nombres del género. Este disco supuso el debut de una carrera destacada que les reputó un montón de premios y convirtió a su líder y cantante, Charlie Starr, en una figura muy conocida. Temas como “Up in smoke”, “Sanctified woman” o la balada “Prayer for a Little man” solo hacen que recordarme que tuve la suerte de verlos antes de ser demasiado grandes, a tan solo unos centímetros de mi.
25.- Creed “Weathered” (2001)
Este disco me trae muchísimos recuerdos porque me lo regaló mi mujer en una excursión a Denia huyendo de las fallas valencianas. Su anterior disco ya había sonado mucho en casa porque los riffs de Mark Tremonti y el sonido del grupo cuando se ponían duros me flipaba. La voz de Scott Stapp era lo que menos me gustaba y, quizás por eso, me enganché tanto a la nueva banda de Mark con un cantante espectacular. Pero este disco, aunque ya no lo oigo mucho, me impactó mucho porque era uno de los recurrentes para los viajes juntos en coche y la banda había sonado en mi boda para cortar la tarta. Supongo que habrá gente que puede presumir de la música que sonó en su boda, pero cuando la BSO de El Padrino, Skid Row o Creed son parte inherente te llevan a ello cada vez que suenan.
26.- Mother Superior “Moanin’” (2005)
Power trío estadounidense que llegó a mi gracias a la revista especializada Popular1 y que, ahondando en ellos, vi que eran tan buenos como decían. Este puede ser mi disco favorito y el que más veces he escuchado de ellos. Además, tuve la oportunidad de verlos en vivo poco después y lo disfruté tanto como esperaba. La unidad formada por Jim Wilson (cantante y guitarra), Marcus Blake (bajo y coros) y Matt Tecu (batería y coros) se convirtieron en obligatorios. Recuerdo que fui a comprar su siguiente disco a una tienda en que el dependiente me dijo que solo quedaba una copia y se la había guardado el jefe para él. Me jodió mucho, pero conforme pasaba el tiempo lo entendía más.
27.- Opeth “Watershed” (2008)
Una de las bandas definitivas del movimiento llamado Avantgarde, que mezcla los desarrollos del metal progresivo y la agresividad y temáticas del death metal, graba uno de sus discos más reconocidos, con algunas novedades y la confirmación de su líder como uno de los genios de la música actual. Mikael Akerfeldt, voz, guitarra, compositor y productor, la llegada de Fredrik Äkesson a la guitarra y Martin Axenrot a la batería, unidos a Martin Mendez al bajo y Per Wiberg a los teclados, graban 7 cortes largos, de complejidad extrema y profundidad sonora. Cualquiera de los temas podrían elegirse para sus conciertos, pero a mí me fascina sobre manera “Heir apparent”, un escándalo de desarrollos técnicos.
28.- Dana Fuchs “Lonely for a lifetime” (2003)
Aunque hay muchas voces de esa época que me llegaron mucho, como Danielia Cotton, Mike Farris o Carolyn Wonderland, el drama en la vida de Dana, drogas, alcohol, suicidios, malos tratos…, le llevó a compilar unas vivencias que debían terminar en una artista de su nivel con el vozarrón que se gasta, siendo la elegida. Su unión con Jon Diamond debutó con un álbum que me dejó totalmente alucinado. Esa mezcla de rock americano con blues, soul, algunos arreglos jazzísticos y una voz sublime me ganó por la mano. Sigue tocando y, algo después, debutó en la gran pantalla, pero este disco sigue siendo especial. Temas como “Strung out”, “Bible baby” o “Bad seed” dejan claro que estamos ante alguien especial, y como tal hay que sentarse a escucharla porque es maravillosa.
29.- Dream Theater “Train of thought” (2003)
La banda por antonomasia del metal progresivo endureció su sonido y yo soy de ese montón de gente a los que gustó mucho ese cambio. La propuesta, más oscura y dura, con riffs de Petrucci muy penetrantes y unas bases espectaculares. El trabajo de Portnoy a la batería, Rudess con los teclados y Myung con el bajo es alucinante, decorando cada rincón de la canción con maestría y profundidad. James LaBrie, que siempre me ha parecido el más limitado de ellos, acompaña a la perfección con sus voces la base musical tan trabajada y original que John Petrucci, Mike Portnoy, Jordan Rudess y John Myung presentan con estas 7 canciones de largo desarrollo, experimentación continua y talento desbordante. “As I am” o “Endless sacrifice” han pasado a ser canciones imprescindibles de un grupo incontestable.
30.- Betty Blowtorch “Are you man enough?” (2001)
Banda californiana de hard punk rock compuesta totalmente por 5 mujeres que tenían más garra y fuerza que la multitud de bandas que salieron unos años antes para revitalizar el punk. Su líder y vocalista Bianca Butthole falleció poco después de la gira de presentación y nos dejó con la miel en los labios de lo que podía haber sido un grupo espectacular. Con Sharon y Blare en las guitarras, Judy al bajo y Jennifer en la batería, grabaron unos de los discos que todavía recordamos con muchísimo cariño de este principio de siglo XXI. La actitud que demuestran en cada canción es brutal, y temas como “Hell on wheels” o “Shut up and fuck” lo demuestran. No las olvidemos nunca.
31.- King’s X “XV” (2008)
El trío norteamericano, tal y como indica el título, lanza su 15º álbum que los devolvió en un estado de forma fantástico. Doug Pinnick (voz y bajo), Ty Tabor (guitarra y coros) y Jerry Gaskill (batería y coros) nos regalan un disco repleto de ritmos imaginativos y melodías pegadizas que lo eleva a ser uno de mis favoritos de la banda. El inicio con “Pray”, “Repeting myself”, o el cierre con la genial “Go tell somebody” engloban 12 cortes magníficos que sonaron muchísimo cuando salió y sigue sonando igual de bien hoy en día con esa mezcla de géneros que los hacen tan únicos.
32.- The Steepwater Band “Grace and melody” (2008)
Un disco especial porque su gira fue la primera vez que los vi en directo de las 5 noches que he disfrutado con ellos. Todavía eran un trío, con Jeff Massey como guitarra y cantante, Tod Bowers al bajo y Joe Winters tras el set de batería. Se marcaban un show extenso y recuerdo que, en Valencia, decía Jeff que España era el único sitio donde a las 4AM todavía estaban sobre el escenario tocando. Era jueves y a las 7 había que ir a currar, pero valió la pena. Este disco fue producido por Marc Ford e incluye alguno de sus temas que más me gustan como “All the way to nowhere”, “Fire away”, “World keeps moving on” o la escalofriante “Waiting to be ofended”. Han pasado muchas cosas desde entonces, pero el recuerdo de ellos siempre es muy bueno y este disco es parte de eso. Contó con la colaboración del propio Marc en varias canciones y de Mike Malone añadiendo teclados en la grabación.
33.- Alice in Chains “Black give ways to blue” (2009)
Otro de esos retornos que nos sentó de maravilla. Hubo gente que no aceptó que volviera la banda tras la muerte de Layne, pero yo soy de los que sí se alegró y, tras escuchar el disco, estoy totalmente convencido que ha sido una gozada. La llegada de William DuVall a la guitarra rítmica y voces, dio a los clásicos Jerry Cantrell, Sean Kinney y Mike Inez la excusa perfecta para demostrar que seguían teniendo un nivel compositivo magnífico. Temas como “Check my brain”, “Your decision”, “A looking in view” o la dedicada a la memoria de Layne que da título al álbum son de las que te hacen confiar, que siempre hay un motivo para seguir adelante.
34.- Pain of salvation “Scarsick” (2007)
Los suecos seguían la senda que les convirtió en imprescindibles dentro del metal progresivo del momento. Tras unos discos fantásticos y un álbum conceptual único, se meten en otro redondo conceptual sobre los problemas de la sociedad actual, escarbando en su propuesta espectacular de desarrollos largos y textos reivindicativos que dan lugar a canciones largas divididas en varias partes para exponer todo. “Spitfall” o la frikada discoquetera “Disco queen” son ejemplo de ello, pero la cara B ahonda con temas como “Kingdom of loss” o “Idiocracy”. Una maravilla de disco que demuestra que hay muchas cosas por decir todavía.
35.- Pendejo “Cantos a la vida” (2009)
Un grupo neerlandés de stoner metal que canta en castellano por su pasado en Perú debe molar sí o sí. Con ese background es difícil equivocarse y este debut ya dejó claro que este cuarteto de los Países Bajos iba en serio. El Patuso con la trompeta y a la voz, Arjan Er Juan a la guitarra, Jaap Monchito al bajo y Pepellín Roosen a la batería empezaban una carrera espectacular, con letras muy ácidas, con segundas intenciones y una música contundente y poderosa que los convertiría en imprescindibles. El himno en que se convirtió “Arrecho vengo” o la fuerza desprendida de “Flotadores”, “El taxista limeño” o “Nadadoras” es tan brutal que te conquistan aunque no quieras.
36.- Corrosion of Conformity “America’s volumen dealer” (2000)
Aunque podría considerarse la banda de Woody Weatherman (guitarra solista), siempre he relacionado al grupo con Pepper Keenan (voz y guitarra rítmica). El bajista Mike Dean y la última aparición del batería Reed Mullin completan la formación en el que puede ser su álbum más reconocido y, por lo menos para mí, el que más me gusta de ellos. Esa mezcla de Southern metal y Stoner les hicieron muy recurrentes y puede que contenga alguna de sus canciones más reconocidas. “Over me”, “Diablo Blvd” o “Who’s got the fire” podrían encajar en esta definición, aunque es recomendable enterito.
37.- The Parlor Mob “And you were a crow” (2008)
Fantástico trabajo de la banda de New Jersey que, en varias ocasiones, te puede recordar a Wolfmother o The Darkness, por la voz, los riffs y melodías, pero consigue que les prestes atención y los 12 cortes que componen este disco sean de adicción inmediata. Su propuesta se centra en el hard rock con influencias clásicas y cierta base blues que metió a Mark Melicia, Paul Ritchie, David Rosen, Nicholas Villapiano y Samuel Bey en la cabeza de todos los que buscábamos una excusa para creer en el futuro. Canciones como “Tide of tears”, de más de 8 minutos de duración y con un sonido muy distinto a lo visto en el resto del álbum, dan a entender que ahí hay una banda a considerar y este disco sigue sonando tan bien como hace 15 años.
38.- Backdraft “Here to save you all” (2001)
La banda sueca que llevó nuestros ojos hacia Suecia cuando se hablaba de Southern Rock. Una gozada de disco que trae todos elementos que deben aparecer en un disco del género. Grandes melodías, arreglos de teclas y percusión que engrandecen los temas y, aunque la inicial “Convoy” sonó bastante en el mundillo musical, os recomiendo encarecidamente que lo escuchéis entero porque es una delicia. Jonas Ahlen, David Nordlander, Robert Johansson, Mats Rydström y Niklas Matsson abrieron una puerta que nos mostraba sonriendo al otro lado.
39.- Megadeth “United abominations” (2007)
La banda de Mustaine es una de las de mi vida y sigo todo lo que hace con pasión y devoción. Este álbum supuso algo especial porque volvió a entusiasmarme, especialmente la cara A. Las 6 primeras canciones me gustan muchísimo. Además, por fin, pude verlos en la gira que lo presentaba, con el debut de Chris Broderick a la guitarra y James LoMenzo al bajo, en una noche especial en Madrid con mis amigos Fran y Mónica. “Sleepwalker”, “Washington is next!!!”, “Never walk alone… A call to arms”, “United abominations”, “Gears of war”, “Blessed are the dead”… son temas típicamente Megadeth, aunque también incluye una regrabación de “A tout le monde” con Cristina Scabbia (Lacuna Coil) que no me convence en absoluto, pero son demasiadas cosas buenas para ofuscarlo.
40.- The Darkness “Permission to land” (2003)
Un terremoto que logró premios, multi ventas, promoción y un poco de atención de los medios masivos, gracias a la recuperación del sonido de muchos años atrás. Chulería, garra, sinvergüenza, cualquier cosa por el estilo se podría decir de la banda, una demostración de que la actitud es parte inherente al rock. Los hermanos Hawkins, Justin y Dan, con Frankie Poullain y Ed Graham dieron ilusión a un montón de roqueros que empezaban a verle los ojos al lobo. Temas como “Black shuck”, “Get your hands off my woman”, “I believe in a thing called love” o “Love on the rocks with no ice” son ejemplo de la propuesta inmediata que abrió muchos ojos.
41.- Juliette and the Licks “Four on the floor” (2006)
La actriz Juliette Lewis siempre había estado relacionada con el mundo musical y había aparecido cantando en alguna película como “Días extraños” (Katryn Bigelow, 1995). En pleno siglo XXI montó una banda de rock con su presencia como principal atractivo, y resultó algo realmente impactante. Con ella al frente, siempre con pinturas de guerra, un tocado de plumas indígena y una actitud muy punk, desbordaba rabia e inmediatez, con temas cortos y eléctricos, de mensaje directo y rápidos. Este segundo disco le dio cierto reconocimiento popular y giró por el mundo y apareció en varios festivales. Gritos furiosos como “Smash and grab”, “Killer”, “Stickey honey” o “Hot kiss” son de impacto inmediato y consigue que los 10 temas que lo componen pasen volando. Recuerdo que pasó por mi ciudad presentándolo y no pude asistir porque tenía un examen de la oposición ese fin de semana cuando estaba muy enganchado a su propuesta.
42.- Probot “Probot” (2004)
Proyecto personal de Dave Grohl con alguno de sus cantantes favoritos del metal como Lemmy Kilmister, Max Cavalera, King Diamond o Lee Dorrian. Dave compuso todas las canciones y los invitados grabaron sus partes para añadirlas posteriormente en la edición final del disco y compusieron un álbum de 12 cortes fantásticos que consiguieron una gran aceptación y siempre se dejó la puerta abierta para una 2ª edición con nuevos artistas invitados. Cada canción está pensada con el invitado correspondiente porque “Centuries of sin” le va como anillo al dedo a Cronos, “Shake your blood” a Lemmy y así sucesivamente. Con Grohl grabando las guitarras, baterías, bajos y coros de todas las canciones, se convirtió en protagonista absoluto de un disco capital.
43.- Blaze Bailey “The man who would not die” (2008)
La trayectoria de Blaze viene marcada por su estadía en Iron Maiden con la marcha de Bruce Dickinson. Sin embargo, tiene algunos discos meritorios y otros, como este, directamente buenos. A mí me encanta este disco. Puro heavy metal, sin artificios ni engaños. Eso es lo que promete y eso es lo que ofrece. Con Nico y Jay a las guitarras, David al bajo y Lawrence a la batería es un ejemplo perfecto de la tradición heavy actualizada a la época, con una garganta en plena forma y un contundente y poderoso sonido. “The man who would not die” y “Backmailer” son los 2 temas iniciales que dejan claro lo que vas a escuchar y te proporciona 1 hora de disfrute total.
44.- Pathrosay “Sunless sky” (2009)
Italia es una cantera inacabable del progresivo y, una de esas sorpresas referentes al metal progresivo en la primera década del siglo XXI, vino desde la patria de Julio César. Un quinteto de metal progresivo que venía desde allí me llamó especialmente la atención con este segundo disco que está compuesto por 10 cortes de instrumentación fantástica y desarrollos complejos y de representación perfecta. Mucha gente los comparó en exceso con Symphony X, pero este disco me gusta mucho y me trae recuerdos de compañeros en esto de juntar palabras. Marco Sandron, Alessio Velliscig, Fabio D’Amore, Ivan Moni Bidin y Gianpaolo Rinaldi duraron poco en esta aventura, pero siempre me queda esta entrega para recordarlos.
45.- Candlemass “Death magic doom” (2009)
Este disco es importante porque supuso la confirmación de los trabajos del grupo con Robert Lowe de vocalista, todos ellos a un nivel tremendo. Seguían ahondando en su propuesta doom, de riffs profundos y ritmos pesados, con Leif Edling (bajo) como único miembro original y Lars Johansson y Mats Björkman en las guitarras y Jan Lindh en la batería. 9 cortes impactantes que siguieron moldeando la carrera de la leyenda más grande de la historia del doom metal. Pude verlos años después con Mats Leven a las voces y fue maravilloso. Local pequeño que hacía pasar a los músicos a tu lado para subir al escenario y convirtió un pequeño y mítico antro del underground valenciano en una noche mágica.
46.- Metallica “Death magnetic” (2008)
Recibí este disco con mucho agrado después de los últimos fiascos del grupo (el disco St. Anger, el documental Some kind of monster, la salida de Jason Newsted…), siendo la vuelta a un sonido más tradicional y un estilo más cercano al que fanatizó a muchos jóvenes. La unión de Robert Trujillo como bajista oficial de la banda, y la implicación de los 4 miembros en la composición del disco que producía una leyenda como Rick Rubin, no hacía más que darme esperanzas. Y la verdad es que, sin esperar nada, me gusta y lo disfruto mucho. Ese inicio con el bombeo del corazón y “That was just your life” o trallazos como “Broken, beat & scarred” o la instrumental “Suicide & Redemption” son la demostración de que habían vuelto a la senda.
47.- Edguy “Rocket ride” (2006)
Banda alemana de power metal que, durante unos cuantos años, encabezó el movimiento por encima de nombres insignes como Helloween o Blind Guardian. Con este disco abrió un poco su abanico de influencias y podemos ver algo más que Power. El hard rock está ahí y, aunque las melodías vocales siguen liderando su propuesta, los ritmos e importancia de coros y arreglos toman ventaja. Canciones como “Sacrifice”, “Rocket ride”, “Wasted time” o “Superheroes” son fantásticas para disfrutar el 100%. Pude verlos como teloneros de Iron Maiden en una de esas giras de montajes enormes y, como me pasó cuando vi a Helloween con ellos, se los comieron con patatas.
48.- Sunride “The end justifies the mean” (2005)
Banda finlandesa que, como otras muchas, descubres antes de separarse, pero esa mezcla de heayv y hard rock con un sonido muy de metal de la época me enganchó. No hay nada que los haga especiales, nada que convenza a nadie como algo reseñable, pero que a mí me encanta. Lo pongo en el reproductor y las iniciales “Otherside” y “Colourblinded” ya me han ganado por completo. Puede que sea que esas melodías me penetren el cerebelo o puede que la colaboración del gran Michael Monroe me llevara a ellos, pero sin saber por qué, los disfruto muchísimo. Jani Peippo, Mikko Rikala, Wille Naukkarinen, Janne Julin y Veli-Matti Suihkonen puede que solo sean recordados por mí, pero les doy las gracias por ello.
49.- HIM “Razorblade romance” (2000)
La verdad es que en una lista normal no aparecería este disco pero, al ser algo personal y subjetivo, no puedo dejarlo fuera porque me lo regaló mi mujer al poco de empezar a salir y siempre me recuerda a aquellos tiempos. La profunda voz Ville Valo y el romanticismo dramático extraído de sus textos hacen que lo ponga de vez en cuando, aunque ya digo que me gusta más por lo que recuerda que por sí mismo. Luego hay temas como “Your sweet 666”, “Poison girl”, “Right here in my arms” o la versión del clásico de Chris Isaak “Wicked Game”. Un disco que, pese a no ser habitual, sí fue un éxito y trae detrás una maleta cargada.
50.- Hermano “Only a suggestion” (2002)
Que John García es mi músico favorito de Kyuss ya quedó claro en mi selección de los 90, pero en el siglo XXI no me cabe duda alguna. QOTSA no me gustan nada y lo que ha hecho John con sus diversos proyectos me alucina. Su carrera en solitario, con Kyuss, Slo Burn, Unida, Vista Chino, múltiples colaboraciones… y con Hermano. Cualquiera de sus 2 primeros trabajos me parecen grandiosos, pero me quedo con este por la inmediatez. Nunca se alejó del stoner desértico de guitarras distorsionadas y cavernosas y de armonías inconfundibles. Son 8 cortes característicos en la carrera de John fuera de la banda que le dio a conocer, tan buenos como originales.
51.- Slayer “World painted blood” (2009)
Tras la marcha de Dave Lombardo los olvidé y, al enterarme de su regreso, los retomé con su anterior Christ Illusion. Pero fue con este cuando volví a creer en ellos, un álbum de atmósferas oscuras y peligrosas, de ritmos espídicos y atronadores, de gritos descontrolados y pegada tan fuerte como el apocalipsis que se mostraba en las letras. Supuso la última grabación de Dave Lombardo con la banda y de Jeff Hanneman, que moriría poco tiempo después. Demasiados cambios para despedirse con una joya como esta. Canciones como “World painted blood”, “Beauty through order”, “Amerycon” o “Psycopathy red” son emplemas de un disco redondo.
52.- Bruce Springsteen “We shall overcome: The Seeger Sessions” (2006)
Nunca me interesó la música de Bruce y, pese a que algún amigo me insistía, nunca entré en su propuesta. Pero aquí se dedicó a homenajear el folk tradicional americano y la figura de Pete Seeger y, con una banda enorme llena de cuerdas, vientos, coros… haciendo una adaptación moderna de los clásicos que Pete inmortalizó tantos años antes. Además, es uno de esos discos que podemos oír toda la familia juntos y temas como “Old Dan Tucker”, “O Mary don’t you weep”, “Jacob’s ladder” o “Pay my money down” nos genera buen rollo instantáneo. La banda que lleva Bruce es espectacular, y llena de guitarras, banjos, mandolinas, violines, saxofones, tubas y trompetas para decorar todos los arreglos que hacen crecer las composiciones. En esa gira visitó mi ciudad y fuimos a verlo con uno de esos amigos que siempre me recomendaba a Bruce y lo pasamos de maravilla, con un escenario repleto de músicos, un ambiente genial y un sonido muy bueno, demostrando que Bruce en vivo es otra experiencia muy distinta.
53.- Eyes of Shiva “Deep” (2006)
Una banda brasileña que incorpora sonidos tribales y tradicionales a su propuesta, mucho más cercana al power metal. Duraron muy poco, pero este disco me gustó mucho y sigue sonando frecuentemente en casa. Contiene temas realmente adictivos, como “Kamisama”, “In deep waters”, “Bring me to death” o mi favorita, que ha sonado muchísimo en mis compilaciones para conducir “Innocent souls”. El cuarteto formado por André Ferrari, Renato Mendes, Ricardo Gil y Ricardo Longhi grabaron un disco fantástico, con multitud de arreglos de cuerda, teclas y percusión que siempre me hacen pasar un rato estupendo.
54.- Rose Hill Drive “Rose Hill Drive” (2006)
Los hermanos Sproul debutan con su disco homónimo, rescatando los orígenes del hard rock de raíces blues setenteros con la fuerza y entrega del momento. Jacob canta y toca el bajo, Daniel hace los coros y toca la guitarra, y se acompañan de Nathan Barnes en la batería, y la incendiaria entrega que presentan en los 12 cortes del disco, con un sonido muy conseguido para aunar lo añejo y lo actual, me engancharon desde el principio. Canciones como “Showdown”, “Cool Cody” o “Brain novocaine” llevan un ritmo magnífico y adictivo que me gana por la mano. Aun recuerdo que vinieron y no pude ir a verlos porque me salió un herpes que me atravesaba la espalda de dolor y no podía moverme. Siempre es una delicia recuperarlos.
55.- The Black Crowes “Warpaint” (2008)
Debut de Luther Dickinson en la guitarra y Adam MacDougall en los teclados, que junto a los clásicos Steve Gorman en la batería, Sven Pipien en el bajo y los hermanos Robinson, Chris (voz) y Rich (guitarra) se adentran en terrenos más de raíces americanas, con toques folk, country y rock de jam band, como solían ejecutar en sus directos. La reunión de los hermanos nos alegró sobremanera y, aunque su dirección era distinta y menos directa de la acostumbrada, nos encandiló, mostrando una rama más de su árbol compositivo. Algunos temas parecen himnos religiosos como “Oh Josephine”, y otros cortes perfectos para dar rienda suelta a sus desarrollos improvisados en vivo como “Goodbye daughters of the revolution” o “Wee who see the deep”. Si consigues cambiar el chip y dejar que te hipnoticen lograrás un disfrute completo de la experiencia.
56.- Bigelf “Cheat the gallows” (2008)
La banda de Damon Fox ejemplificó la libertad absoluta en la creación e interpretación. Rock progresivo, psicodelia, toques más metaleros, melodías libres e instrumentación mayestática, con predilección por los teclados y las melodías vocales del propio Fox, dejando a la guitarra de Ace Mark, el bajo de Duffy Snowhill y la batería de Steve Frothingham como algo importante, pero secundario. Este disco los puso en mi radar y ya no se bajaron por muchos años. Tienen algo mágico, magnético y adictivo que los hace imprescindibles para momentos concretos. Si no lo disfrutaste en su momento, puede que haya llegado y sea ahora.
57.- Testament “The formation of damnation” (2008)
El décimo álbum de los thrashers californianos trajo muchas noticias buenas. Ya estaba confirmado el restablecimiento definitivo de la salud de Chuck Billy, pero además traía de vuelta a Alex Skolnick a la guitarra y a Greg Christian al bajo desde hace muchos años. Incluimos a una máquina tras los parches como Paul Bostaph y al sempiterno Eric Peterson a la otra guitarra y componen un arma de destrucción masiva conformada en 10 canciones y 1 intro arrolladoras. “More than meets the eye”, “Killing season” o “F.E.A.R.”, las cojas por donde las cojas son un artefacto mortal grabadas para Nuclear Blast bajo la producción del mítico Andy Sneap. Nada podía fallar. Pude verlos unos años después junto con Exodus en un bolo muy intenso.
58.- Jorn “The Gathering” (2007)
Este es un disco especial porque recopila toda la carrera de Jorn Lande, el vocalista noruego de registros espectaculares, hasta el momento. Su paso por bandas como Millenium, Ark, The Snakes o su carrera en solitario, rodeado con una pléyade de músicos de primer nivel. Jorn Lofstad, Tore Moren, Ralph Santolla o Shane French ponen sus guitarras, Morty Black, Magnus Rosen, Sid Ringsby o Manfred Binder el bajo y Willy Bendiksen, Jan Blomberg y Stian Kristoffersen la batería para regrabar 14 de las canciones más insignes de la carrera de Jorn. “Something real”, “Young forever”, “Tungur Knivur” o “Hourglass” se hacen más grandes aún. Uno de los cantantes que deben encabezar cualquier lista del siglo XXI, absolutamente espectacular.
59.- Death Angel “The art of dying” (2004)
La vuelta de la banda californiana de thrash metal fue por todo lo alto. La formación clásica con Mark Osegueda, Rob Cavestany, Dennis Pepa y Andy Galeon, salvo Gus al bajo que fui sustituido por Ted Aguilar, retornó con su sonido propio porque al comenzar los riffs de Rob, los ritmos de Dennis y Andy y los gritos de Mark, queda claro que son ellos sin duda. Rabiosos, rápidos, contundentes y yendo a por todas. Siempre he sentido gusto por esta banda y este disco, aunque solo fuera por eso, supuso el regreso de una de las cabezas visibles del género en la costa oeste norteamericana.
60.- The Muggs “The Muggs” (2005)
Trío norteamericano de blues rock procedente de Detroit que me alucinó cuando los descubrí. Sus 3 primeros discos me encantan, pero puede que este debut, por el impacto que tuvo en mí, recuperando la fuerza y energía de bandas que hacía mucho que ya no estaban, caso de Cactus, Mountain o los Fleetwood Mac de Peter Green, sea mi favorito. Recuerdo que fui a una tienda de discos local para conseguirlo de importación y, poco menos de 1 mes después, vinieron a mi ciudad teloneando a The Paybacks y pude verlos con la formación original que incluía a Matt en la batería, además de Danny cantando y con la guitarra, y a Tony con el Fender Rhoads haciendo el trabajo del bajista con la única mano que tenía hábil tras el accidente vascular que había sufrido. Luego pude verlos un par de veces más presentando “On with the show” y “Born ugly”, sus siguientes trabajos y, siempre, lo disfruté mucho.
61.- Thunder “The magnificient seventh” (2005)
La verdad es que los británicos son una de esas bandas que nunca fallan. La clase y estilazo que destilan es tal que, casi cualquier cosa que hagan, sabes que es buena. En esta década sacaron 3 buenos discos, pero me decanto por este porque contiene alguno de los temas que más me gustan. Tanto la inicial “I love you more than rock’n’roll” o “Monkey see, monkey do” son una perfecta muestra de lo que estamos hablando. Danny Bowes, Luke Morley, Ben Matthews, Chris Childs y Harry James se han convertido en parte inherente a mi vida y, del mogollón de bandas que no he visto en vivo, ellos serían uno de los elegidos.
62.- Exodus “The atrocity exhibition…Exhibit A” (2007)
Soy de los que disfruté mucho de la etapa de Rob Dukes como vocalista de la banda, y este disco puede que sea mi favorito. Ambientado en una novela de J.G. Ballard, da cabida a todo lo que esperas del grupo en el siglo XXI. Gary Holt sigue al frente del combo, líder absoluto en composición y guitarra, con la confirmación de Lee Altus como 2º guitarra, Jack Gibson al bajo y el sempiterno Tom Haunting a la batería, entrando y saliendo de la alineación varias veces. Es duro, directo, complicado y con canciones y desarrollos largos que hacen que prestes mucha atención a todo lo que ofrecen. “Children of a worthless God”, “As it was, as it soon shall be” o “Iconoclasm” son ejemplo de ello, aunque “Funeral hymn” y “The atrocity exhibition” demuestran que la larga duración de los temas no afecta en absoluto a su impronta.
63.- Heaven’s basement “The basement recordings” (2008)
EP debut de la banda británica que ofrece un hard rock espídico, enérgico y poderoso que me volvió totalmente loco cuando salió. La energía que desprendían sobrepasaba por completo los altavoces de casa y canciones tan potentes como “Executioner’s day” o “Reign on my parade” explotaban cada vez que sonaban. Venían de una anterior formación que también me gustaba, “Roadstar”, y no tuve más que seguirles la pista. Luego grabaron algún disco, pero nada comparable a este artefacto destructor de fuerza y arrojo al vacío totalmente imparable.
64.- Motörhead “Kiss of death” (2006)
Y Lemmy seguía a lo suyo, rock and roll vitaminado, electrificado y distorsionado, a volumen brutal y ritmo trepidante. Temas como “Sucker”, “One night stand”, “Sword of glory” o “Christine” dan fe de ello. Hacía años que no me gustaba tanto un disco suyo entero, siempre tenía temas muy chulos, pero este me gusta entero. La tripleta ya clásica de Lemmy, Phil Campbell y Mikkey Dee contó con la ayuda para determinados cortes de C.C. DeVille (Poison), Mike Inez (Alice in Chains, Ozzy…) y Zoltan Téglás (Ignite, Pennywise…) y completan un disco fantástico que gana mucho con las sucesivas escuchas y te recuerdan por qué te gusta tanto lo que hacen.
65.- Coheed and Cambria “Good Apollo, I’m burning star, Volume one: From fear through the eyes of madness” (2005)
Este fue el disco que me descubrió a una de las bandas más originales y personales de los últimos años. Una especie de progresivo muy personal que narra un álbum conceptual sobre una historia escrita por ellos mismos. Supuso la despedida de 2 miembros originales, el bajista Michael Todd y el batería Josh Eppard, y convirtió a su vocalista, Claudio Sánchez, en un icono muy conocido. Los 15 temas que componen el álbum te acunan y meten directamente en la propuesta tan personal del cuarteto norteamericano.
66.- Pantera “Reinventing the steel” (2000)
Los 90´s fueron de Pantera y este disco sirvió de despedida. El legado que han dejado atrás estos 4 tipos es brutal. Con el pequeño bajón que supuso “The great southern trendkill” respecto a los 3 discos que le antecedieron, volvieron a coger el martillo y suenan tan potentes y destructivos como siempre. Temazos como las iniciales “Hellbound” y “Goddamn electric” o trallazos como “Revolution is my name” les pusieron de nuevo al frente de la comunidad metalera. Pero eso fue el final y Phil montó varios proyectos y los hermanos tuvieron que coger sendas paralelas una vez confirmada la separación del grupo. Sirva este disco para recordar que Pantera fueron grandes, muy grandes.
67.- Super 400 “3 and the beast” (2007)
Otra de esas bandas que descubrí en el Durango Club. Un trío del estado de New York que, desde el mismo instante en que los vi aparecer me conquistaron. Kenny con la guitarra y voz, su esposa Lori al bajo y coros, y Joe en la batería, solo 3 personas más que suficientes para llenar un escenario y conseguir que caigas atrapado en sus redes. Acabé con todo su merchandising y me hice con 3 discos, camiseta, cartel firmado y la amabilidad de charlar 2 minutos sin tener ni idea de hablar inglés. Pero luego, cuando suenan en casa, solo me traen sensaciones buenas, alegres y canciones como “Emergency”, “Push back now” o “I bet my soul on you” te recuerdan por qué me gustaban tanto. Volvieron poco después y volví a verlos sin ninguna duda. Poco después tuvieron una hija y hace poco vi que tocaba la batería con ellos. Si toca la flauta y vuelven alguna vez, allí estaré.
68.- Gov’t Mule “Deja Voodoo” (2004)
Una maravilla de álbum en que Warren Haynes rinde homenaje a todas las influencias que aloja en la mochila, con especial recuerdo a su paso por The Allman Brothers Band. También fue el primer disco de estudio sin Allen Woody, bajista original del grupo que falleció en el año 2000, dando cabida a 2 nuevos miembros, Andy Hess al bajo y Danny Louis a los teclados. Una paleta completa de blues/rock y jam band que Warren domina por completo y deja cortes tan poderosos como “Bad man walking” o “Slackjaw Jezebel” o tan sensitivos como “Little toy brain”. 12 cortes para un disco de larga duración y degustación tranquila que siempre que suena lo disfruto por completo.
69.- Buckcherry “15” (2005)
El tercer disco de los norteamericanos presentaba novedades en su formación y un acercamiento evidente a las melodías reconocidas y su aceptación de la necesidad de entrar en las radio fórmulas tras el fracaso de su segunda grabación y el parón subsiguiente. Josh Todd aparecía más comedido, Keith Nelson presentaba algunos riffs muy molones y otros muy domesticados. Se acompañaban de Steve Dacanay en la otra guitarra, Jimmy Ashhurst al bajo y Xavier Muriel en la batería, presentando algunos temas que dejan claro que son tan agradables como comunes. Hits como “Crazy bitch” o “Next 2 you” necesitan de la balada “Sorry” o el medio tiempo “Everything” para conseguirlo y, sonando más amansados, siguen siendo molones y disfrutables. Me alegré mucho de su vuelta y, hasta un par de discos después seguí disfrutándolos.
70.- Airbourne “Runnin’ wild” (2007)
¿Una banda australiana que hace hard rock enérgico al más puro estilo AC/DC cuando estos ya pintan canas? Mola. Pues sí, los hermanos O’Keeffe atrajeron la atención de todos nosotros antes su propuesta potente y eléctrica, con Joel (voz y guitarra) arrasando con todo y subiéndose por todos lados y Ryan (batería) aplastando las dudas, junto a David Roads en la guitarra rítmica y Justin Street al bajo. Un disco rápido, poderoso, con canciones que enganchan y un par de hits rompedores como “Runnin’ wild” y “Too much, too young, too fast”. No todo está perdido y bandas como esta hacen explotar nuestras cabezas cada cierto tiempo para recordarlo.
71.- Dave Meniketti “Meniketti” (2002)
El segundo trabajo en solitario de Dave ahondaba en su visión melódica del hard rock con clara influencia bluessy. Su primer disco ya nos gustó mucho, pero este daba una visión más completa de su música. Encargado de voz y guitarra, como siempre, se acompaña de Myron Dove al bajo y Chris Miller a la batería, y da un repaso a todos los influjos que hemos visto en su carrera. 13 cortes que verifica lo que comentamos, algunos temas más melódicos, otros más directos y otros de claro predominio de su gusto por el clasicismo, siempre con la técnica y gusto especial tocando la guitarra y con una voz más completa que en muchos de sus trabajos anteriores.
72.- Anathema “A fine day to exit” (2001)
Este fue el primer álbum que me atrajo hacia la banda británica, cambiando su propuesta más agresiva por una climática, con guitarras acústicas, teclados ambientales y voces suaves y sigilosas, distanciándolos de otras bandas con las que habían iniciado andadura. Supuso la despedida de Dave Pybus al bajo y la llegada de Les Smith a los teclados, así como la aparición de Lee Douglas con su sugerente voz en el tema “Barriers”, anticipando en lo que se iba a convertir la propuesta de la banda en la década siguiente, absolutamente mágica, aunque siguen siendo los hermanos Danny y Vincent Cavanagh los que manejan todos los hilos.
73.- Guano Apes “Don’t give me name” (2000)
Segundo disco de una banda alemana que mezclaba estilos. Metal alternativo, algunas letras rapeadas, algunas melodías más pop, pero que había endurecido su sonido y creado una base de fans gracias al éxito de su debut. La imagen, presencia y voz de su vocalista Sandra Nasic irrumpió con fuerza, y los ritmos impuestos por Stefan Ude y Dennis Poschwatta era imaginativos y poderosos, dando al guitarrista Henning Rümenapp mucho espacio para explorar. La exitosa versión de Alphaville “Big in Japan”, los bombazos de “No speech” o “Living a lie” me hicieron seguirlos con mucha atención, aunque su posterior “Walking on a thin line” no me gustó nada y los olvidé, pero sus 2 primeros discos, especialmente este, me siguen gustando y recordándome una época.
74.- Iced Earth “Framing Armageddon: Something wicked part 1” (2007)
Ya hacía tiempo que la banda se había convertido en el proyecto personal de Jon Schaffer, y aquí cuenta por primera vez con Brent Smedley en la batería y la última aparición de Tim “Ripper” Owens como cantante. Es un álbum conceptual sobre la historia del género humano. Esa mezcla de power americano y heavy tradicional, con unos ritmos duros y profundos y un vocalista de voz muy potente narrando una historia caló profundamente continuando la historia de lo que sería la trilogía conocida como Something Wicked Saga. Con varios interludios entre canción y canción, la épica de la narración se apodera de todo.
75.- Incubus “Morning view” (2001)
Tengo una especial predilección por los californianos porque son una de esas bandas que sonaban en la habitación del hotel parisino de mi viaje de novios. Justo en esa época, a principios de siglo, su nombre va ligado a mi memoria y tienen 2 o 3 discos imprescindibles por eso. Este en concreto es uno de ellos y temas como “Nice to know you”, “Wish you were here”, “Blood on the ground” o “Warning” son de imprescindible sonrisa y bienestar inmediato. Fue el último disco del bajista Alex Katunich en la composición, aunque la unión de Brandon Boyd, Mike Eizinger, José Pasillas y Chris Kilmore nos regaló algunos discos fantásticos.
76.- The Last Vegas “Seal the deal” (2006)
Banda de Chicago que representa el sleaze/hard rock más callejero del siglo XXI y que, en la 1ª década del siglo XXI, publicó 4 discos fantásticos que les llevaron a ser parte del Crüe Fest. La entrega y carisma de su vocalista Chad Cherry les llevó a cierto reconocimiento y puede que este sea su disco más completo. Traían un hit single del calibre de “Raw dog” que los puso en boca de todo roquero, aunque los 10 cortes que lo componen son muy coherentes con su propuesta. Pude verlos en la extinta sala Durango Club y, desgraciadamente, ofrecieron muy poco más allá del tremendo ímpetu de su cantante. De hecho, siempre recuerdo que los locales Babylon Rockets se los comieron con patatas, pero el disco sigue siendo tan molón como entonces.
77.- Bang Camaro “Bang Camaro” (2007)
Banda de Boston que crearon 2 guitarristas para dar rienda suelta a toda su creatividad con multitud de voces en cada composición. Este disco debut demostraba esa mezcolanza de estilos en base a unos ritmos marcados por las guitarras y un montón de voces y coros que creaban una onda salvaje de buen rollo y satisfacción mientras lo escuchas. Alex Necochea y Bryn Bennett fundaron una banda que, en directo, debe ser una maravilla y te imaginas a un montón de amigos con una copa en la mano, bailando y cantando eso de “Push push, lady lightning” o “Nightlife comando”. Gozada freaky.
78.- The Elms “The chess hotel” (2006)
La banda de Indiana tuvo un corto recorrido, pero fantástico. Este disco demuestra su clarísima influencia del rock clásico, con mucha base blues, rock and roll, garaje y la conocida como roots music, con guitarras acústicas, melodías fantásticas y una producción extraordinaria. El cuarteto formado por Owen Thomas, Thomas Daugherty, Nathan Bennett y Chris Thomas desapareció al terminar la década, pero nos dejaron un par de discos sublimes, entre los que destaco este por lo enganchado que estuve a él. Una grandísima pena que muchas bandas que nos entusiasman desaparecen por el poco éxito del que disfrutan.
79.- Onslaught “Killing peace” (2007)
Supuso el regreso de mi banda británica favorita de thrash metal británico, con Sy Keeler como vocalista, Steve Grice a la batería, James Hinder al bajo, Alan Jordan con 1a guitarra, y Nige Rockett, como único miembro sobreviviente de la formación clásica, con la otra guitarra. Supuso un soplo de aire fresco al recuperar algunos clichés del thrash clásico, con bases muy profundas, guitarras afiladas y con tempos destructores, y un cantante agresivo y directo. Son 9 canciones de puro thrash metal actualizado que, todavía hoy, me siguen gustando mucho cuando aparece un disco suyo.
80.- Puddle of Mudd “Clean” (2001)
Segundo disco de la banda de Kansas que les llevó al éxito instantáneo con hits esenciales como “Clean”, “Blurry” o “She hates me”. Las sucesivas controversias con los engaños habituales de su líder Wes Scatlin no es óbice para seguir disfrutando de este álbum que, no sé por qué, me recuerda mucho al sentido del humor que desprendían bandas como Ugly Kid Joe, aunque no sea así. Es uno de esos casos en que tengo claro que no iría a verlos si pasaran por aquí, pero este disco sigue sonando fresco y habitualmente en casa.
81.- Life of agony “Broken valley” (2005)
La banda era conocida porque tuvo un par de puntos noticiosos importantes en su momento, como la muerte de un fan en un concierto o el cambio de sexo de su vocalista Keith Caputo, pasándose a llamar Mina Caputo. Tras una largo parón volvieron al estudio con la formación más clásica de Joey Z en las guitarras, Alan Robert al bajo y Sal Abruscato en la batería, junto a Mina. Su metal alternativo con mucha influencia del hard rock 90’s nos dejó algún álbum reseñable y, por lo menos para mí, este es mi favorito. Cortes como “Last cigarette, “Wicked days” o “Strung out” me gustan tanto como hace 20 años.
82.- UFO “The monkey puzzle” (2006)
La banda británica ha extendido tanto su duración y han pasado tantos músicos por su formación que debo poner un exponente de otra de sus alineaciones que más me gustan. Supuso la vuelta de Andy Parker a la batería y el fin de uno de sus emblemas en el bajo, Pete Way. Vinnie Moore consolidaba su labor con la guitarra solista, terminando de convencernos por completo, el clásico Paul Raymond seguía al frente de los teclados y apoyando con los coros, y Phil Mogg, vocalista, era el único miembro original que quedaba. Su clase y talento quedaban demostrados con el primer tema, pero el álbum entero es una demostración clara de la capacidad sobrada de estos tipos para componer grandes canciones. Temas como “Hard being me”, “Some other guy” o “Who’s fooling who?” me trasladan a su mejor época melódica.
83.- Texas Hippie Coalition “Pride of Texas” (2008)
Debut de la banda de southern metal con Big Dad Ritch a la cabeza. Un tipo enorme en dimensiones y de voz profunda y rugiente que da a las guitarras, deudoras de Dimebag o Zakk, un contrapunto perfecto. Con este debut me volaron la cabeza y nunca más lograron el nivel que aquí vislumbramos. Temas como “No shame”, “Pissed off and mad about it” o “Leavin’” los subieron muchos puestos en mi lista de reproducciones semanales en la época, y la presencia impactante de Big Daddy es inolvidable. Un trallazo tras otro sin fallo posible.
84.- Towers of London “Blood, sweat and towers” (2006)
Lo de esta banda fue casi surrealista para mí. Este debut me voló la cabeza con ese punk rock fresco y divertido, cachondo y contundente, con ritmos deudores del germen setentero y unas líneas vocales adictivas. Canciones como “I’m a rat” o “Kill the popscene” son claro ejemplo de ello y la formación de los hermanos Tourette, Donny a las voces y Dirk con la guitarra rítmica, The Rev con la solista, Tommy al bajo y Snell tras los parches de batería quedó marcada a fuego para seguirles la pista sin discusión. Y puede que por ello, la decepción de su segunda entrega fue tan grande que los taché y abandoné para siempre, pero este disco sigue tan directo y desvergonzado como la 1ª vez.
85.- Yargos “To be or not to be” (2005)
Banda alemana de metal progresivo que debutó con este disco. Inicias el mismo con cierto aire de conformismo porque suena muy bien, pero nada que termine de abrirte los ojos. Sin embargo, la segunda mitad del mismo, con temas como “Human nature” o “The summer tree#1” te demuestran que estás ante algo realmente mágico y lo hace crecer exponencialmente, terminando totalmente rendido a sus pies. Con tareas vocales de Andrew McDermott y Anca Graterol, y tareas repartidas entre el resto de músicos (Andreas Kienitz, Wieland Hofmeister y Oscar Pfriffer) para teclados, guitarras y programaciones varias, estamos ante 12 canciones de primer nivel, al que debes prestar atención, si te gusta el género, porque es una maravilla.
86.- Wolfmother “Wolfmother” (2006)
Debut de la banda australiana liderada por Andrew Stockdale que supuso un gran éxito a principios de siglo, metiendo un par de canciones en video juegos y series de calado. Su propuesta de hard rock con trasfondo stoner fue un impacto, y canciones como “White unicorn”, “Joker & the thief” y, especialmente, “Woman” arrollaron en las listas y, todavía hoy, siguen sonando y obtuvo un reconocimiento mundial. Andrew (guitarra y voz), se acompaña de Chris Ross y Myles Heskett, convirtiendo al grupo en uno de los últimos acontecimientos roqueros a tal escala.
87.- Dan Baird and Homemade Sin “Dan Baird and Homemade Sin” (2008)
El músico norteamericano estabilizó su nueva formación junto a dos antiguos compañeros en los Georgia Satellites, Keith Christopher y Mauro Magellan, y el guitarrista Warner Hodges, grabando discos tan maravillosos como este. El rock clásico americano, con toques folk, southern, country…, que envuelven 14 canciones tan buenas como “Crooked smile”, “Runnin’ outta time”, “Just can’t wait” o la balada “Lazy monday”. Tuve la suerte de verlos en esa gira porque el gran Javi Ramone los trajo al Durango Club y lo pasé de maravilla, viendo cumplido el sueño de mi amigo Manuel al ver a Dan en directo.
88.- Helstar “The king of hell” (2008)
Una de esas bandas clásicas, que llevan toda la vida ahí, a la que empecé a hacer caso en el siglo XXI por mi amigo Manuel. Justo por esa época sacan un disco que aúna todas las marcas que los definen. Con el sempiterno James Rivera al frente, los guitarras Larry Barragan y Rob Trevino, el bajista Jerry Abarca y el batería Russell DeLeon, vuelven al ruedo con un trabajo rocoso, compacto y con alguno de los temas más redondos de su discografía como “The king of hell” o “Wicked disposition”. Metal con todos los componentes clásicos, heavy, speed, power americano… Descúbrelo.
89.- The Black Halos “The violent years” (2001)
Punk rock desde Canadá, capitaneados por Billy Hopeless, y creando uno de los discos definitos del género a principio del nuevo siglo. Junto a Rich Jones, Jay Millet, Mat Camirand y Rob Zgaljic componen un álbum repleto de significado, con garra y mucha substancia. Canciones rápidas y rotundas, como “Some things never fall”, “Jane Doe”, “Capt. Moody” o “Warsaw” que lo convierten en un imprescindible y un liberador de energía absoluto.
90.- Backyard Babies “Backyard babies” (2008)
Un disco que no suele gustar a casi nadie y a mí me encanta. Hard rock con la rabia punk que les caracteriza y un toque glam en algunos desarrollos. El cuarteto sueco formado por Nicke Borg, Dregen, Johan Blomqvist y Peter Carlsson da exactamente lo que esperas de ellos. No hay nada nuevo ni ninguna experimentación para agrandar su espectro, pero “Fuck off and die” o “Degenerated” consiguen que me enganche desde el principio y los 13 temas pasan en un santiamén hasta ese cierre melancólico con “Saved by the bell”. Los vi en vivo años después y no me gustaron, pero este disco sigue sonando en casa.
91.- Bonafide “Something’s dripping” (2009)
El descubrimiento de esta banda, una vez más, se la debo a Javi y su trabajo en la sala Durango Club durante 5 años que se convirtió en nuestra segunda casa. Venían como teloneros de las chicas de Crucified Barbara y, pese a que ellas dieron un buen concierto, la mayoría nos habíamos quedado con esos suecos roqueros que nos habían volado la cabeza a base de riffs, actitud y buen rollo. Presentaron este disco y dieron una descarga brutal. El carisma de su líder Pontus Snibb (voz y guitarra), la imagen poderosa del fallecido Mikael Fässberg con la otra guitarra y el marcado ritmo impuesto por Sticky Bomb y Micke Nilsson, batería y bajo, nos llevaban de la mano a aquellos AC/DC setenteros con temas como “Hard livin’ man”, “No doubt about it” o “Fill your head with rock”. Volví a verlos un par de veces más y siempre dan lo que esperas de ellos con toneladas de actitud y un feeling buen rollero espectacular.
92.- Rush “Snakes and arrows” (2007)
El trío canadiense de rock progresivo volvía a la cabeza del género con este genial disco en el que, como siempre, Geddy Lee y Alex Lifeson trabajaron en la música, y Neil Peart lo hacía con las letras y su parte de batería. La imaginación y creatividad desbordante del grupo es abrumadora y, como en casi toda su discografía, no paran de demostrarlo en los 13 cortes que lo componen. Onírico a veces, directo otras, imaginativo la mayoría y desbordante en su totalidad, obligándote a escucharlo entero, de principio a fin, cada vez que lo pones.
93.- Flyleaf “Flyleaf EP” (2005)
Tras varios cambios de nombre y formación, la banda de Texas lanzó un EP previo a su debut discográfico que me voló la cabeza. Con vocalista femenina que combinaba la melodía y la agresividad, y un cuarteto de músicos muy rodados y de ideas originales, grabaron 6 temas que enganchan a la primera escucha. “I’m so sick”, “Fully alive” o “Cassie” sirven para mostrar su fuerza, y nunca un Lp suyo me enganchó tanto como este Ep. La voz de Lacey Mosley, las guitarras de Jared Hartmann y Sameer Bhattacharya, el bajo de Pat Seals y la batería de James Culpepper consiguieron que este EP se cuele entre mis favoritos de la década y, siempre, consiguen que mi estado de ánimo mejore.
94.- Star Rats “Broken halo” (2004)
Una banda escandinava de hard rock, furiosa, rebelde, con mucha fuerza y que casi nadie conoce, que merece aparecer aquí por la calidad que demostraron en esos inicios del siglo XXI. Hay 2 o 3 discos que son realmente molones, pero este es el que más me gusta y las 14 canciones que lo componen lo demuestran. Nico, Post, Kass y Braun formaron un combo que merece, ya no un reconocimiento, pero sí un recuerdo.
95.- Spiritual Beggars “Ad Astra” (2000)
La banda sueca de stoner ya llevaba unos años dando cera en el mundo metalero y, recién entrada la nueva década, graban uno de sus discos más redondos. Con el sempiterno Michael Amott al frente, su compañero de fatigas Ludwig Witt en la batería, Per Wiberg en los teclados y coros, y la despedida de Christian Sjöstrand al bajo y voces, graban uno de sus discos más redondos, con una portada alucinógena y fascinante, como esos toques psicodélicos que suman a su música. Un álbum doble que sigue sonando tan potente como hace más de 20 años.
96.- Pallas “The dreams of men” (2005)
Estamos ante una de esas bandas que enarbolan la bandera del progresivo a lo largo de los años. Con el único miembro estable de Niall Mathewson al mando de las guitarras, pero con un acompañamiento fiable desde hace muchos años, nos regala un disco fantástico de rock progresivo, que algunos incluyen dentro del movimiento neo prog. Me fascinó en su momento y, todavía hoy, me alegra el día cuando suena. Con Alan Reed a las voces, Niall a las guitarras, Graeme Murray al bajo, Colin Fraser a la batería y Ronnie Brown a los teclados dan una lección del desarrollo de una idea a lo largo de todo un disco, con 1 canción descompuesta en muchas partes, todas de larga duración y de musicalidad excelsa.
97.- American Pearl “American Pearl” (2000)
Una banda que se formó en Los Ángeles a finales de los 90 y, tras telonear varias veces a Buckcherry, se metieron en el estudio a grabar un único álbum (producido por Steve Jones, igual que el debut de Buckcherry) que desborda energía hard punk rock por todos lados. Kevin Roentgen, Kevin Quinn, Rodney Rocha y Noah Shain compusieron la formación y la figura tatuada de su frontman les emparenta directamente con la banda de Josh Todd. Evidentemente suenan parecidos, con ese rollo hard roquero de melodías trabajadas y actitud a raudales. “California”, “Automatic” o “Free your mind” son temas de energía desbordante.
98.- Uriah Heep “Wake the sleeper” (2008)
Los viejos roqueros nunca mueren, y la banda de Mick Box seguía dando ejemplos de estar en forma y crear discos fantásticos. Con Bernie Shaw a las voces, Mick a la guitarra, Trevor Bolder al bajo, Russell Gilbrook en la batería y Phil Lanzon a los teclados, siguen dando muestras claras de mantener el espíritu. Fue el primer disco en que Lee Kerslake desapareció de la formación, pero el trabajo de Mick y Phil en la composición es tan imponente que terminó por conquistarme sin posible refutación. Todas las canciones conservan el estilo del grupo, con esos teclados tan presentes, y la voz de Bernie acopla perfectamente en la historia del grupo. 10 años después de su último lanzamiento volvieron por la puerta grande.
99.- Papa Roach “LoveHateTragedy” (2002)
Una de esas bandas que aparecieron en los 90 bajo el paraguas del Nu Metal o Metal Alternativo y, con el paso del tiempo, fue añadiendo muchas más influencias y reportes a su música. Puede que la aparición de Brendan O’Brien en la producción tenga algo que ver, pero además de ese sonido profundo y dominante, se vislumbra un acercamiento al Hard Metal y voces más cercanas al Punk con una rabia incontenible. Canciones como “She loves me not”, “Time and time again” o “Life is a bullet” siempre me traen grandes recuerdos y, cuando vuelve a sonar en casa, veo más cosas que las peculiaridades que les dieron cierta fama.
100.- Koritni “Lady luck” (2007)
Tras la disolución de Green Dollar Colour ya nos habíamos quedado con el nombre de su vocalista y, al poco tiempo, montó una nueva banda con su nombre. Seguía los mismos derroteros que la otra, hard rock con influencias clásicas y una voz de primer nivel desde Australia. Lee Koritni se juntó con Eddy Santacreu y Luke Cuerden a las guitarras, Dean Matt Hunter al bajo y Chris Brown con la batería para seguir ahondando en su propuesta y demostrando que es una de las voces definitivas de los últimos 20 años dentro del género. Temas como “Red light joint” o “Heaven again” tan solo lo demuestran.
Todos mis recuerdos pasan por estas líneas porque, en esa época, vi a muchas de esas bandas en vivo o conocí a gente a la que ahora considero amigos. Las memorias puede que salpiquen el papel y hayan traído discos que no esperabas y dejado a otros fundamentales para el lector, pero como siempre digo, tras sufrir y sangrar eliminando un montón de álbumes que me encantan, se han quedado estos 100, y espero que lo hayas pasado bien leyendo y recordando una década que mucha gente considera olvidable, pero que para mí fue espectacular.
Gracias por leer.
Joder, vaya alegría me he llevado al leer este artículo…. la mitad los he oído, y la otra me pongo a ello. Gracias por el gran trabajo que has realizado!!
Qué alegria me das. Es un currazo, pero me lo paso de maravilla. Gracias por leer.
Maravilla de lista…muchos d ellos estarían entre mis 100 favoritos pero sería interesante saber los 200 q s quedaron fuera😆
Muchas gracias por leer y te aseguro que por el PC lo tengo porque me hago un Excel para organizarme 😂