Como salidos de una cápsula que ha viajado en el tiempo, los dos jovencísimos hermanos Brian y Michael D’Addario facturan unas melodías perfectas que beben directamente del mejor pop de los 60 y 70.
Más allá de la mera recreación o el pastiche, sus efervescentes canciones tienen, contra todo pronóstico, una personalidad propia. Sus discos son un crisol de múltiples influencias, siendo las más evidentes The Beatles, The Byrds, The Beach boys o la new wave, todo ello sazonado por un power pop de lo más refrescante. Tras 5 discos, estos hermanos gozan de un prestigio y una fama tan crecientes como merecidos. No es habitual que por estos lares se pasen los artistas cuando están en su apogeo y ello hacía que hubiera unas ganas enormes de disfrutarlos en directo.
The Lemon Twigs abrieron con My golden years, como si fueran conscientes que están en la flor de la vida, y ya la locura no paró. Brian y Michael se mostraron tan divertidos como profesionales deleitando al personal con sus armonías vocales y su maestría a las 6 cuerdas. Acompañados por Reza Matin (de UNI BOYS) a la batería y Danny Ayala al bajo, el grupo sonó nítido y potente. Pero pronto cambiaron de instrumentos, Ayala se sienta ante los teclados y Matin coge la guitarra mientras Michael se hace cargo de la batería y Brian hace lo propio con el bajo… y el sonido no se resiente. Es más, creo que el añejo sonido de órgano hace ganar enteros al grupo. Nos regalaron vigorosas joyas como In my head, How Can I Love Her More?, Any time of day, Live in favor of tomorrow o Dream is all I know. Pura fantasía pop que hizo las delicias de un respetable que coreaba entregado cada una de las melodías. Casi al final Brian se queda solo en el escenario y con su acústica nos pone a todos la emoción a flor de piel con esas tres maravillas que son Corner of my eye, If you give enough y When winter comes around. Vamos, que te pinchan y no sangras.
Amagan con irse aunque es imposible dejar un escenario con tal locura entre el respetable. Regresaron con una musculosa Feel a whole lot better de The Byrds. Tras hora y media que se me pasó en un suspiro, The Lemon Twigs volvieron a su cápsula del tiempo dejando al público con una amplia sonrisa de satisfacción y la sensación de haber asistido a una noche inolvidable.
Más allá de sus innegables dotes artísticas, el show de The Lemon Twigs me dejó claro que aún quedan jóvenes fascinados por el pop y el rock. Todavía queda esperanza. Aleluya.
0 comentarios