No esperen lógica en esta selección.  Cuando escribí sobre los setenta lo hice con criterio y con la ventaja que da el analizar una década 40 años después.  Es una lista hecha desde la objetividad.  Esta de los ochenta es lo contrario.  Huele a feromonas, tiene el acné de un adolescente de 15 años y el sinsentido que da escuchar con el corazón y no con el cerebro.  Habrá discos salidos de las tinieblas más oscuras y melodías más empalagosa que el algodón de azúcar.  Limitamos el asunto al rock, obviamos recopilatorios y directos.  Aun así, está lista sigue siendo una prueba de resistencia.  Elegir 100 discos sin cargos de conciencia es un imposible (por eso son 125), escribir sobre ellos un reto y esperar que tú lo leas un acto de fe. 

 

100 discos 80s

 

ARMORED SAINT “March of the Saint” (1984)

Dos discos se me vienen a la cabeza cuando pienso en los ochenta:  Warlord “And the Cannons of Destruction Have Begun…” y este martillazo con el que debutaron los indispensables Armored Saint.  Para ellos fue una frustración y decepción la grabación del disco.  Quedaron endeudados, el productor Michael James Jackson (Kiss) estaba enfocado en que sonaran comercial y Chrysalis nunca supo promocionar a sus bandas heavy.  Sin embargo, el resultado ha sido uno de los mejores debuts dentro del heavy metal USA, con el descubrimiento de la voz de John Bush y una banda que sonaba cañón, con una producción potente y cristalina.  Lamento que la pasaran tan mal, pero la verdad es que yo he disfrutado casi 40 años como un carajito comiendo tierra escuchando este disco. 

R.I.P. Dave Prichard.

 

JUDAS PRIEST “Defenders of the Faith” (1984)

A veces sueño con un argumento para elegir “Defenders of the Faith” por encima de “Screaming for Vengeance” pero me despierto y me doy cuenta que lo olvidé.  Me digo que posiblemente sea que aún sigo haciendo air guitar cuando escucho el duelo explosivo en “The Sentinel”.  Pero después recuerdo que me sucede lo mismo con “The Eye”.  Pienso en la velocidad de “Frewheel Burning” y digo “es eso”.  Entonces recuerdo la fiereza del tema “Screaming for Vengeance” y se me cae el argumento.  Dos portadas inmortales.  Entonces diré que “Defenders” salió en un año mágico, que es más oscuro y enfadado y que había que elegir uno.

 

CACOPHONY “Speed Metal Symphony” (1987)

Hablando de juegos de guitarra.  Algunos llaman a esto porno para guitarristas.  Si es así, llevo enganchado a él desde hace décadas.  Estos dos monstruos se juntaron cuando casi nadie los conocía y grabaron un disco con el sello Shrapnell Records de Mike Varney.  “Speed Metal Symphony” tiene una producción que no gusta a todo el mundo y ciertos temas puedes decir que cojean al inicio.  Pero cuando Marty Friedman y Jason Becker arrancan con la retahíla de solos arreglan cualquier desajuste.  Después hay canciones perfectas como “The Ninja”, “Concerto” o el tema título que te dejan con torsión auditiva.  Conocí a Friedman en el EP de Hawaii “Loud, Wild & Heavy” (1984), pero cuando escuché esto se me cayeron las bolas al suelo.  El estilo con el uso de escalas neoclásicas exóticas y su claro gusto por el speed los llevaron a ser el dúo por antonomasia del género. 

 

SCORPIONS “Blackout” (1982)

El Segundo disco de Scorpions en la década es el que les abrió completamente el mercado estadounidense.  Un trabajo que tiene más caña que azúcar, donde escuchamos a Klaus Maine en paroxismo histérico (“Now”) como meloso y nostálgico (“When the Smoke is Going Down”).  En solos como los de “No One Like You”, Matthias Jabs demuestra que es un peso pesado. Producción de lujo de Dieter Dierks y una de las portadas míticas de los ochenta.  Solo me queda por decir que de muchacho visionaba el ritmo de “China White” como un mastodonte que se acercaba poco a poco hasta que te aplastaba.  Es la imagen más fiel que he tenido de una canción.

 

SURVIVOR “Vital Signs” (1984)

Survivor son escenas potentes en mi mente.  El inicio de Rocky III con un Balboa hambriento de victorias, pero que a través de las peleas se anquilosa y pierde “El Ojo del Tigre” en favor del sediento de sangre Clubber Lang (Mr. T).   Rocky llegando a Siberia con “Burning Heart” sonando de fondo.  “Vital Signs” en su concepción, no incluye ninguno de esos éxitos compuestos expresamente para bandas sonoras, pero tampoco los necesita.  Es el primer disco con el vocalista Jimi Jamison y no bajó el listón que el excelente David Bickler dejó tan alto.  Pegadizo, tan representativo de una década y con canciones inolvidables.  Tuvo tres temas en las listas de éxitos y aun así casi que mis preferidas no llegaron allí: “Broken Promises”, “Popular Girl” y sobre todo “It’s the Singer, Not the Song”.  

 

RESISTENCIA “Hecho en Venezuela” (1981)

“Hecho en Venezuela” se editó y ya nada fue lo mismo.  Miles de jóvenes peludos, comegatos, en un país tropical, sintieron que sus ídolos también estaban cerca.  No era necesario cruzar el charco, porque aquel movimiento que se daba en las islas británicas también bullía bajó el sol suramericano.  Una sorpresa, un movimiento, que se inició con discos como este del que hablo.  Aparte de pioneros en un país conservador y con vocación hacia otros ritmos, este trabajo posee una agresividad y fuerza inusitada para el año en curso.   La rabia y velocidad que exudan los surcos se entrecruzan con la épica y misticismo de las composiciones.  Un vocalista que viaja entre graves y agudos con facilidad, un dúo de guitarristas que te crujen y una base rítmica que atropella.  El desconocimiento del grupo es lógico por origen, pero también porque parte de la banda se ha negado a reeditar su catálogo, convirtiéndose su música en carne de fanático irredento.  La NWOBHM tuvo su embajador en Venezuela y se llamaba Resistencia.  

R.I.P. Rodrigo Yoma y Ricardo Escobar.

 

PLASMATICS “Coup D’Etat” (1982)

La mente revolucionada y calenturienta de un joven adolescente ante la contraportada de “Coup D’Etat”.  Wendy O. Williams ayudó a la imaginación febril de quienes crecimos en una época donde el porno no se veía en TV y los celulares eran ciencia ficción.  Pero no solo fue eso, a mí me impresionó su poder, su habilidad para cantar de forma descarnada y el constante desafío al orden establecido.  Este disco vino a ser el más heavy de sus discos punk.  Plasmatics seguían destruyendo televisores, cortando guitarras con motosierras, pero ahora al son de temas con una estructura híbrida entre el heavy y el punk.  En otra línea, pero igual de impresionantes son “Beyond the Valley of 1984” y el EP “Metal Priestess”.

R.I.P. Wendy O. Williams.

 

HOLY TERROR “Mind Wars” (1988)

Escuchas “Debt of Pain” y piensas que todo se va a desmoronar.  Son pocos los momentos de descanso que dan estos californianos.  Suenan apocalípticos, furiosos, desordenados, pero condenadamente técnicos y con melodía.  Es thrash furioso e implacable, auspiciado por la voz bipolar del fallecido Keith Deen.  Guiados por el guitarrista Kurt Kilfelt (ex Agent Steel), en este segundo disco la producción les hace más justicia.  Es lamentable que solo editaran dos discos porque Holy Terror fue una de esas bandas con sonido propio, algo inusual. 

R.I.P. Keith Deen.

 

CANDLEMASS “Nightfall” (1987)

Existe el amor musical a primera vista. Pudo ser la portada, la Marcha Fúnebre de Chopin, Metal Blade, el sticker promocional o todo a la vez.  Nightfall” fue puro instinto para mí.  No tenía ninguna referencia de los suecos y aposté por comprar el disco al solo verlo, en una época, una edad, y un país donde reunir para un vinilo no era moco de pavo.   El segundo lanzamiento de Candlemass presenta al dramático y teatral Messiah Marcolin, continúa con la épica y contundencia de su primer álbum y nos trae un nivel superior en las composiciones de Leif Edling. He comprado unos cuantos discos por su portada, así eran los ochenta, pero descubrir el doom metal a los 17, de la mano de los maestros y con un disco como “Nightfall” es la rendición al género de por vida.

 

RIGOR MORTIS “Rigor Mortis” (1988)

El debut de los texanos Rigor Mortis me recuerda horrores a mi hermano.  El muy bicho tiene buen oído.  Él estaba buscando una copia en vinilo para restituir la que vendió en los ochenta.  Hace un tiempo se lo regalé y me sentí como cuando carajitos disfrutábamos de placer al ver ese preciado disco.  O más bien, sería escuchando la escabechina que hace Mike Scaccia y compañía, a punta de riffs desquiciados, una base rítmica que no tiene contemplación y un vocalista que brama a medio camino del thrash y el punk.  Todo muy gore, todo muy de película de terror.  Lo de Scaccia es brutal, por algo Al Jourgensen se lo llevó a Ministry.   Solos ultra rápidos y melódicos en un disco que suena crudo e incómodo para el oyente promedio.  Es un disco que te obliga a aguantar la pela y después del agotamiento, te invita a darle al play de nuevo.  Scaccia murió con las botas puestas, de un infarto en pleno escenario.  Bruce Corbitt de cáncer a los 56.  Sirva esto de obituario. 

R.I.P. Bruce Corbitt y Mike Scaccia.

 

RUSH “Permanent Waves” (1980)

Los ochenta no fue la mejor década para el género y se nota en esta lista.  Aun así, los canadienses no se dieron por enterados.  Tenía claro que este era mi disco elegido de una discografía casi perfecta.  Solo tenía que identificar los motivos.  Es un disco que inicia una nueva etapa y su sonido es seña de identidad de la época.  Aparte, “Spirit of Radio” puede ser el tema más luminoso que hayan compuesto y mi favorito del grupo.  Se puede decir que es un disco muy feliz.  Y sigue siendo progresivo.  Lo confirma su cierre con la epopeya “Natural Science”, de mis 10 minutos más favoritos de la banda más perfecta del rock, por lo menos para mí. 

R.I.P. Neil Peart.

 

METAL CHURCH “Blessing in Disguised” (1989)

Un día soleado en la Caracas de 1989 compré un compilado llamado “Heavenly Heavy”.   De aquella estaba perdido en el mundo.  Mi hermano era él proveedor oficial de música y un buen día de 1988 decidió mudarse de país, dejándome huérfano y desamparado.   Limpio y abandonado, busqué mi camino y este recopilatorio fue parte de él.   Así descubrí alguna banda nueva y escuché lo más reciente de Metal Church.  Atronaba “Fake Healer” y me sacudió.  Habían pasado tres años desde su segundo disco “The Dark”.  En los 80, ese tiempo sin editar nada era desaparecer del panorama.   Había motivos, el fundador Kurt Vanderhoof dejó la banda y hubo cambio de vocalista.  Sin embargo, esta nueva versión de los de San Francisco seguía con la misma contundencia y algo más de madurez.  Kurt aportó una buena parte de sus composiciones y Mike Howe melodía y clasicismo. “Blessing in Disguised” es capaz de arrasar con temas como “On Unsound Mind” y seguidamente abordar la épica con “Anthem to Stranged”.   Un paso atrás en el thrash y uno adelante en el power USA. No creo que sea mejor que su debut, sin embargo, heme aquí, hablando de este y no del otro.  Por algo será. 

R.I.P. Mike Howe y Kirk Arrington.

 

WITCH CROSS “Fit for Fight” (1984)

Pregúntame si me importaba que Witch Cross fueran unos perfectos desconocidos.  De hecho, no es que no me importara, es que ni pensaba en eso.  Por eso, al hacer esta lista no me preocupa si las bandas que aparecen sentaron cátedra o no.  Vale más lo que disfruté yo con ellas.  En este caso, el primer disco de los daneses (y único hasta su reunión casi 30 años después) era un ejemplo del heavy metal que hervía en toda Europa en ese momento.  Comparte con Mercyful Fate el haber grabado en el mismo estudio con el mismo ingeniero de sonido.  Comparten también cierto sonido oscuro, pero nada más.  Witch Cross emergen con una visión amplia del heavy proveniente de las islas, con algún tema de esencia hard (Nightflight in Tokyo) y algunos ataques directos de heavy más épico y fantasioso con grandes guitarras (Face of A Clown).   “Fit for Fight” es hoy uno de esos discos de culto, rescatados de las catacumbas gracias a internet y las tan productivas reediciones.    

 

ANNIHILATOR “Alice in Hell” (1989)

Canadá, tierra de thrash metal.  Los más populares, quizás, el grupo liderado por el fabricante de riffs Jeff Waters.  Se sacó de la manga un disco debut que produjo él mismo y que rebosa thrash veloz y agresivo.  Sin embargo, por allá, en los años mil seiscientos, cuando uno escuchaba un tema como “Alison Hell”, sabía que técnicamente había algo más.  Ese regusto por la guitarra clásica y los cambios intempestivos de ritmo te indicaban un camino distinto.  Un camino que lo llevaría a magnificar el estilo y la personalidad en su siguiente trabajo.  Jeff no se engolosinó e hizo una producción muy equilibrada, donde la catajarria de riffs y la cazallosa voz de Randy Rampage hacen un equilibrio perfecto con la base rítmica.    Waters tenía claro lo que quería con Annihilator.  Su criatura no pudo tener mejor nacimiento. 

R.I.P. Randy Rampage.

 

BARON ROJO “Volumen Brutal” (1982)

Caracas, octubre 1983.  Los españoles Barón Rojo tocan tres días seguidos en el Parque Naciones Unidas en la gira de presentación de su disco “Metalmorfosis”.  Un año antes ya habían dado dos conciertos en El Poliedro.  No tenía edad para ir a esos conciertos, pero si conciencia de lo que me perdía.  Por otro lado, es interesante el dato para entender la dimensión de su música, aunque ahora sea para muchos, música de casposos.  Y la importancia que tuvo en el movimiento del rock en Venezuela es tal, que sus discos son parte de la banda sonora de él.  Sus letras fueron el grito de una generación que clamaba visibilidad y reconocimiento ante la marginación que vivía.  Sobre el disco, que decir.  Lleno de clásicos inmortales; con una producción superior a su debut y que entrompaba de lleno con el heavy metal de raíz británica.   Es un clásico de aquí a Pekín, hermanos del rock and roll.

 

METALLICA “Kill ‘Em All” (1983)

Sus siguientes dos discos posiblemente sean superiores, pero la aparición de este trabajo en la escena musical es algo que no puedo dejar pasar por debajo de la mesa.  Aparte que he gozado una bola escuchándolo toda mi vida.  Fui más consciente cuando me puse a dirimir que disco elegir de ellos.  Me di cuenta que he disfrutado tanto escuchando temas como “Phantom Lord” o “Jump in the Fire” que no podía obviarlo.  “Kill ‘Em All” no era la vaina más oscura que había escuchado para la época, pero si se puede decir la más rabiosa.  Lo debí escuchar la primera vez junto al “Ride the Lightning “y este no opacó la sensación de grandeza del debut, a pesar de la mejoría en la producción.  Son dos discos distintos.  Este es un producto más “en crudo”, suenan más desquiciados y más espontáneos.  Son una furia y no está contenida.  Una combinación que fue mortalmente efectiva al manifestarse en los surcos de este disco fundacional del thrash metal.

R.I.P. Cliff Burton.

 

KISS “Unmasked” (1980)

Este disco se supone que es un desastre. La grabación fue un despropósito, Gene Simmons negándose a tocar las canciones de Ace Frehley, Peter Criss desaparecido en acción y Paul Stanley agarrándose casi todo el disco para él.  Para rematar es más pop que rock.  Despierta fan de Kiss: casi todo el material de Kiss es pop con guitarras.  La diferencia es que aquí se sinceraron.  Que “Tomorrow”, “Naked City” o “Two Sides of a Coin” sean defenestradas y temas como “Plaster Caster”, “Calling Dr. Love” o “Christine Sixteen” sean clásicos solo lo entienden los fans enamorados.  Gran producción de Vinnie Poncia, una de sus mejores portadas y temas como “Shandy o “Easy as it Seems” que no son más pop que clásicos como “Beth” o “I Was Made for Loving You”.  No es el mejor disco de Kiss de los ochenta, pero si un disco a reivindicar.  Y mi favorito de la década.

 

WARLORD “And the Cannons of Destruction Have Begun…” (1984)

De carajito alucinaba con la pegada de Thunder Child.  Sabía de técnica de batería tanto como de astronomía, pero aquel tipo sonaba diferente.  Como si de un pulpo se tratara.  De chamo alucinaba con la guitarra de Destroyer. Ni sabía cuántas cuerdas tenía una guitarra, pero yo notaba que aquello sonaba diferente.  De muchacho alucinaba con las composiciones oscuras y épicas de estos completos desconocidos, de la ampulosidad de su música, de la magnificencia de la melodía, de la minuciosidad de los arreglos.  Incluso de la producción limitada. Nunca importó la popularidad ni los anos fuera de radar.   Siempre han sido mis ídolos.  Si alguien quiere descubrir las verdaderas escrituras del power metal épico USA solo tiene que escuchar este disco.  Uno de los dos que se me vienen a la cabeza cuando me dicen “heavy metal ochenta”.

R.I.P. William J Tsamis.

 

FATES WARNING “Perfect Symmetry” (1989)

El mismo momento que escuché el arranque de este disco con “Part of the Machine” supe que Thunder Child se llamaba Mark Zonder.  Inconfundible.  Con la entrada del excelso baterista de Warlord los estadounidenses se despegaron totalmente del estilo prog power metal que llevaban para entrar de lleno en un estilo progresivo más personal, emocional y profundo.  No voy a decir que Mark Zonder los arrastró hasta allí porque para este cambio se necesita a más de uno en la movida, pero indiscutiblemente su técnica y la intrincada pegada que tiene les facilitó la jugada.  Si bien sus discos anteriores me gustan (sobre todo “No Exit”) estos Fates Warning son los que verdaderamente me seducen.  Mucho más personales, más originales y terriblemente técnicos. 

 

THE CULT “Sonic Temple” (1989)

Billy Duffy y Ian Astbury, un dúo de ingleses que sin importar el desequilibrio emocional por el que pasen, siempre nos han dado discos de gran calidad.  Incluso, trabajos de inolvidable factura.  En los ochenta tuvieron sus momentos de choque de egos, casi ni se hablaban y aun así la química musical les permitió discos como “Electric” o mi favorito “Sonic Temple”.  Trabajo ya adentrado en el hard rock angelino y con claro respeto de las raíces setenteras, mantienen el camino iniciado en “Electric”, alargando los temas y volviéndose más calurosos, sinuosos y épicos.  La producción de Bob Rock pule el producto y la portada con la postura de Billy Duffy se convierte en un clásico. 

 

SLAYER “Show No Mercy” (1983)

Amigas y amigos, estos tipos en 1983 abrieron las puertas del infierno y solo necesitaron los ahorros de Tom Araya y un dinerito prestado por el papá de Kerry King.  La necesidad imperiosa de sonar más oscuros y malévolos que nadie y de subir el nivel de la banda los conectó con toda esa imaginería satánica y oscurantista.  Primigenio y juvenil, “Show No Mercy” es thrash con grandes atributos e influencias NWOBHM escondidas en ese muro de sonido.  Serán más definitorios, estarán mejor producidos y serán mejores músicos (sobre todo Dave Lombardo) en sus siguientes discos, sin embargo, para 1983 esto era el mal en la tierra manifestándose en formato LP, con un Tom Araya realmente poseído por la oscuridad.  Es imposible olvidar eso cuando escuchaste a la criatura en el momento de su nacimiento.

R.I.P. Jeff Hanneman 

 

OMEN “Battle Cry” (1984)

El camino es duro para algunos.  El primer disco de los estadounidenses Omen es una de las piedras angulares del power metal USA, aunque eso en 1984 no significara nada.  Unos tipos que tuvieron que moverse de su Oklahoma natal hacia Los Angeles, estuvieron paseándose por otras agrupaciones (Savage Grace, por ejemplo) antes de conseguir el arma perfecta para su artefacto de guerra: el vocalista J.D. Kimball.  No les dio para ser reconocidos en su país, dar una gira en condiciones o tocar fuera de sus fronteras, pero les permitió grabar 3 grandes discos y tener una segunda juventud en el siglo XXI, en Europa.  De claras influencias británicas, llevaron el heavy metal de las islas a su terreno, dándole épica y bañando los temas con la sangre de un metal más endurecido y acelerado.  

R.I.P. J.D. Kimball “The Axeman”.

 

THE MICHAEL SCHENKER GROUP “MSG” (1981)

Es increíble que más de 40 años después, los solos del menor de los Schenker me sigan sacando una sonrisa.  Tremendamente sorprendente que siga haciendo air guitar con la animalada de descarga en “On And On” o “Let Sleeping Dogs Lie”.  Su segundo disco me parece más consistente, no se pierde en detalles e introducciones y nos casca ocho temas superlativos.  La producción de Ron Nevison amplifica todo, los teclados de Paul Raymond magnifican los temas y le dan una emocionalidad de fondo a los solos del alemán, que nunca estuvo mejor acompañado en la batería que con Cozy Powell.  Me cuesta escribir sobre un disco que me emociona tanto.  ¿Saben esa pendejada que se suele decir sobre llevar 10 discos a una isla desierta?  Bueno, este está en la lista.

R.I.P. Cozy Powell y Paul Raymond.

 

HARLEQUIN “Love Crimes” (1980)

No sé qué tan bien considerados estarán los canadienses Harlequin entre los amantes del AOR/Arena Rock, pero para mi gusto “Love Crimes” es uno de los mejores discos del género.  Azucarado, pero no empalagoso.  Radiable 100% y a la par rockeable.  Con un sonido anclado a finales de los setenta y principio de la década de los ochenta, donde las teclas son tan importantes como cualquier otro instrumento.  Es un disco hecho para que destaquen las canciones.  Puede olerle a naftalina a los más modernos, pero el que sabe identificar un clásico lo detecta apenas inicia “Innocence”.  Aún recuerdo comprarle el LP a un buhonero frente al Capitolio en Caracas.  Conocía el disco y ya sabía lo que compraba.  Uno de mis 100 clásicos de los ochenta.

 

TESLA “Mechanical Resonance” (1986)

Si hay una banda que tomó el relevo de los llamados “clásicos” fueron los estadounidenses Tesla.   El primer disco de estos carajos lo metieron en el paquete del hair metal.  Incluso hay algunos que se fumaron algo vencido y dijeron que era glam.  Revisen lo que consumen.  Los de Sacramento nos trajeron su versión de como sonarían los clásicos adaptados a esos tiempos y fue un golpe de aire fresco dentro de la escena estadounidense.  Tenían baladas, pero también dos guitar heroes, una base rítmica demoledora y un cantante de voz rasgada.  “Mechanical Resonance” es su primer disco y no cometen errores en él.  Son efectivos, alegres, oscuros y rockean hasta en los temas lentos.   A su segundo disco también le roncan los motores, pero no elijo este por ser mejor, lo elijo por ser el primero.

 

LA POLLA RECORDS “No Somos Nada” (1987)

Este fue el primer disco que escuché de los vascos.  Cuando procesé sus letras la mitad de mis creencias y valores tambaleaban.  El sentido crítico me daba para entender y estar de acuerdo en muchas cosas, pero la sombra de la culpa judeocristiana era larga (a los Salesianos fui, qué más puedo decir).  Musicalmente, es un disco muy divertido, mejor tocado que los dos anteriores a mi entender y canero hasta las metras.  Su siguiente disco “Donde se Habla” eleva incluso el nivel compositivo.  Nunca he sido un fan enamorado del punk, pero hay sus excepciones.

R.I.P. Fernandito Murua Quintana.

 

KING DIAMOND “Conspiracy” (1989)

Para 1989 estaba en proceso de la bien llamada “independencia financiera”.  Un día, con el dinero quemándome los bolsillos, veo la cara de King Diamond estampada en la caratula de un LP, picándome el ojo a la vez que susurraba (como Missy lo haría) “cómprame”.  Yo, tocado desde antaño por su hechizo, rodé cuesta abajo y sin frenos, soltando los cobres para llevarme “Conspiracy”.   Tardé en enterarme que era la continuación de su anterior “Them”, lo cual tampoco hubiera cambiado el resultado.  Siempre he estado hechizado por el Rey Diamante.    Los 9 minutos de la inicial “At the Graves” nos introducen en un disco de producción potente, más complejo e intrincado con sus cambios de ritmo y arreglos.  Nunca pierde el norte ni la efectividad y todos estos demonios siguen tocando como ángeles.  Y el rey cantando e interpretando sus personajes como solo él puede hacerlo. No es algo ajeno en King Diamond lo del nivel superlativo, lo que hace complicado decidirse por uno solo de sus trabajos.  Pero creo que nunca un disco de King Diamond inicio de forma tan retorcidamente buena como este “Conspiracy”.  De ahí la elección.

 

CHASTAIN “The Voice of the Cult” (1988)

Imagina un mundo sin internet.  Imagina un país donde las revistas de heavy llegaban con 6 meses de retraso.  Imagina que vas con sed de música nueva pero perdido en el espacio.  Entonces en una tienda de discos lees Chastain encabezando un Lp.  Recuerdas que tienes un disco de un grupo llamado CJSS.  Te gusta.  Es heavy metal puyado.  Y sabes que el guitarrista se llama Chastain.  ¿Qué puede pasar?  Compras a ciegas.  Pero no tan a ciegas, ahí está Chastain, que lo conoces de la otra banda.  Llegas a casa.  Enciendes el tocadiscos.  Pones a rodar el vinilo.  Se te caen las bolas al suelo.  Leather Leone canta como una fiera.   Sabes que se convertirá en una de tus voces favoritas.  Ken Mary es una máquina de golpear, un pulpo incansable.  Y está David T. Chastain.   Gran guitarrista.  ¡Ah! Y está la S de CJSS, Mike Skimmerhorn al bajo.  Sigue siendo heavy metal puyado.  Ahora también le dicen power metal USA.  Una de mis mejores compras a ciegas.

 

FIFTH ANGEL “Fifth Angel” (1986)

La vida es un círculo. Otro día en la tienda de discos, ya con las bolas y la quijada en su sitio después de escuchar Chastain, me consigo un disco donde toca la batería Ken Mary.   La portada es una especie de caballo alado y cabeza de… ¿dragón? No importó mucho el detalle porque fue suficiente esa combinación y la frase de la etiqueta promocional que decía “Sé uno de los primeros en descubrirlos” para volver a comprar a ciegas.  Fifth Angel fue una grandísima banda que tuvo su oportunidad al fichar con Epic en 1988 luego de lanzar este excelso trabajo con Shrapnell Records.  Elegantes y potentes a la vez, con un vocalista superlativo, melódico y poderoso como Ted Poley, del cual más nunca supimos nada luego del segundo trabajo.  Aquí la banda se muestra contundentes y veloces en temas como “In the Fallout” o “The Night” y épicos y poderosos en otros como “Fifth Angel” o “Call Out the Warning”.  Otro caso de heavy de toda la vida, hoy llamado Power Metal USA.  Por cierto, es uno de los primeros discos producidos por Terry Date.

VENOM “Black Metal” (1982)

Recuerdo que en aquellos años se decía que estos tipos no sabían tocar.  No sé, yo diría que hacían ruido que jode, pero tocar sabían.   No eran unos genios o superdotados con sus instrumentos.  Eran más bien unos encantadores de serpientes que vivieron de impresionar a unos carajitos incapaces de discernir, entre aquella maraña de sonido, que Venom no eran más que una banda heavy con distorsión.   Pero, que curioso, pasan los años y a pesar de saber que eran pura parafernalia, aquí estoy justificando porque elijo “Black Metal”.  Ahí van dos razones, fueron capaces de componer un tema como “Countess Bathory” y de sacarme de quicio con ese inicio tan desagradable en “Black Metal”.  Realmente divertidos, realmente revolucionarios y una patada en el culo de aquellos que creen que la música tiene que ser perfecta. 

 

BRYAN ADAMS “Reckless” (1984)

Creo que si hubiera escuchado “Reckless” en el año que salió hubiera pasado olímpicamente de él.  Sin embargo, lo vine a escuchar a los veinte y me identifiqué hasta con la sencilla forma de vestir del cantautor canadiense.  “Reckless” vino a ser un descubrimiento para mí, una rara avis en mis gustos para ese momento.  Un ejercicio de rock and roll desnudo, tocado con elegancia, producido con pulcritud y con más electricidad de la que algunos creen, la prueba es que hay una sola balada.  Disco divertido, romántico y nostálgico, que destaca por sus temas superlativos y la colaboración de lujo de Tina Turner. 

 

OZZY OSBOURNE “Blizzard of Ozz” (1980)

Es un privilegio haber crecido con este disco como banda sonora.  Escuchar sus detalles me reavivan recuerdos del pasado; sus melodías y solos están conectadas con una vida que ni por asomo va a volver, a un país que no existe, a la figura del que se fue, recortada en la oscuridad.    Aparte, en sus surcos pervive la historia del heavy metal, el despertar del caído, el descubrimiento de un héroe y la injusticia que han vivido parte de sus creadores.  Nada que pueda sorprender en la vida de un Ozzy mangoneado por su esposa y manager.  A él le agradezco el haberle dado cancha a Randy Rhoads y haber tenido la astucia de rodearse de Bob Daisley y Lee Kerslake.    A ellos (incluido Ozzy), la capacidad de crear esta obra, alejada de la oscuridad de Black Sabbath, cercana a la locura del Madman.  A Randy por los brutales solos, especialmente los de “Mr. Crowley”.  

R.I.P. Randy Rhoads y Lee Kerslake.

 

TROUBLE “Run to the Light” (1987)

Descubrí a Trouble con el tema “Assassin”, de su primer disco.  Estaba en uno de los tanto cassettes que nos grabó Máximo, un amigo que tenía una cantidad insana de vinilos.   Nos grababa estas cintas de 90 minutos incluyendo tres canciones de cada grupo, estilo menú degustación.  Cuanta música descubrimos así.  Ese primer disco debería estar aquí, pero el tercero también.  Así que hablo de este último, que en su momento no fue tan bien recibido.  Los fans más cavernícolas no llevaron muy bien que incluyeran alguna introducción de teclado, pero sobre todo les quemó mucho el positivismo y el tufo cristiano en las letras.  Se supone que siendo una banda de doom metal deberían estar en una de las pailas del infierno, pero esa no era la corriente por donde se dejaba llevar Eric Wagner y compañía.   Trouble sonaban lento y pesados a la vez que rápido y heavy, por momentos no sabías en que cesto ponerlos.  Aquí saron los teclados como introducciones, pero esos cambios de ritmo y el fuego heavy que los abrasaba por dentro seguía más que vivo en este tercer disco.  Si te gustaba el heavy metal y desconocías el doom, Trouble eran la mejor forma de entrarle al género.  Indispensables. 

R.I.P. Eric Wagner.

 

GRIM REAPER “See You in Hell” (1983)

Steve Grimmett mereció mejor suerte.  Pocas personas podían cantar como él y la muestra es que estuvo en bandas de heavy metal, hard rock y thrash metal.  Se hizo su nombre en una auténtica banda de heavy, Grim Reaper, representativa de la NWOBHM, que también contaba con la guitarra de Nick Bowcott como contrapeso.  “See You in Hell”, sin tener una producción espectacular, fue un gran acontecimiento, tanto que RCA Victor acordó lanzar sus discos en USA.  Como muchas historias dentro de la música, fueron saqueados por el sello que los fichó, Ebony Records, y no vieron ni un céntimo de sus 3 discos publicados en los ochenta.  “See You in Hell” fue editado curiosamente en 1985, en una Venezuela más abierta al heavy metal.  Recuerdo ir a la tienda de discos y pagarlo con mis ahorros.  Así que cada vez que veo mi Lp le mentó la madre a los de Ebony Records por ladrones. 

R.I.P. Steve Grimmett.

 

RAZOR “Violent Restitution” (1988)

Hay discos que son más agresivos que una paliza.  Uno de ellos es “Violent Restitution” de los canadienses Razor.  Realmente violentos, el thrash metal que practican estos carajos siempre se ha sentido como si una pandilla te agarrara a batazos.  Apenas levantas la cabeza, otro corte te golpea sin misericordia.  Pueden ser agresivos e intensos, pero también es de lo más divertido que he escuchado dentro del thrash metal puro y duro.  Cuando escuchas el grito de Stace “Sheepdog” McLaren en la instrumental “The Marshall Arts” o el ataque de una motosierra en “Taste the Floor” ya estás contagiado de la pura adrenalina que emana este disco.   “Violent Restitution” es una respuesta a su anterior y experimental disco “Custom Killing” y el último con el vocalista clásico, quien, cansado de tanta matraca, serrucho y paleo, dejó el pelero.  Demasiada intensidad del líder de la pandilla, Dave Carlo, quien nunca ha querido bajar el pistón en Razor.

 

IRON MAIDEN “The Number of the Beast” (1982)

Se busca excusas para apoyar esta elección.  Justificaciones del tipo “es el primero con Dickinson”, “el último con Clive Burr”, “ampliaron el universo y sus capacidades”, “es el que más me gusta” o “Hallowed be thy Name es el mejor tema de La Doncella” ya han sido consideradas.  El que tenga otras sugerencias puede enviarlas al correo que sale al pie de este comentario. 

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R.I.P. Clive Burr.

 

NUCLEAR ASSAULT “Handle with Care” (1989)

La banda del ex Anthrax Dan Lilker llegó a su punto más álgido con este tercer disco.  Siguen siendo igual de abrasivos, continúan con esa temática de crítica medioambiental/social y le siguen metiendo cierto piquete al humor.  Aunque me gustan casi por igual sus tres primeros discos, a “Handle with Care” fue al que más le di rufa.  La producción de Randy Burns (de nuevo) hace que suenen profundos, poniendo todo en su sitio.  Por momentos no sabes que destacar porque todo suena cabilla, pero es innegable la huella de la sección rítmica con Lilker y Glenn Evans acelerando, frenando o simplemente manteniendo el ritmo, cabalgando los riffs, como quien dice.  Realmente hicieron algo especial hasta este trabajo al mezclar el thrash con el hardcore/punk de la forma que lo hicieron. 

 

Y&T “Earthshaker” (1981)

La Divina Trinidad de Y&T se inició con este “Easthshaker” y se completaría con los siguientes “Black Tiger” y “Mean Streak”.  Y aunque los estadounidenses tienen santos para regalar, es entre estos tres discos que se reparte la mayor gloria del hard rock.  Como no me atrevo a decidir entre El Padre, El Hijo o El Espíritu Santo, me quedó con el primero por una cuestión de jerarquía.  En la primera ceremonia del ayer y hoy, los feligreses pudieron ver la luz a través de un Dave Meniketti iluminado en voz y guitarra.  Ensalzado por la electricidad y la divina providencia, nos deja solos e interpretaciones como en “I Believe in You” o “Rescue Me” que le han sacado lágrimas a las Vírgenes más vírgenes.  Aún continúa Meniketti predicando su palabra a los feligreses del hard rock.  Y sus discípulos nos ven desde las estrellas. 

R.I.P. Phil Kennemore, Leonard Haze y Joey Alves.

 

BON JOVI “New Jersey” (1988)

Este era un disco que me generaba sentimientos encontrados.  Tiene temas que me parecían geniales como “Blood on Blood” o “Born to be my Baby” y otros que aborrecía por pasteleros y moñas como “Bad Medicine” o “Lay Your Hand On Me”.  Con el tiempo creces y se te pasa un poco la pendejada de que eres más heavy que una lluvia de hachas.  Vas a un concierto del tipo y descubres que una verdadera fiesta del rock se monta con temas como estos.  Entiendes que la música es muchas cosas, pero sobre todo es diversión.  Hay diversión en este disco, pero también madurez y al final es con lo que me quedó.  Es verdad que huele a bosta de caballo y apesta a cantautor folk por momentos, pero si es gracias a temas como “Stick to your Guns” o “Wid is the Wind” no le voy a poner problemas.  Que alguien me traiga el sombrero que el sol abrasa en este páramo en el Oeste. 

R.I.P. Alec John Such.

 

GRAND BITE “Al Borde del Precipicio” (1985)

Dos recuerdos fijos en mi cabeza.  Grand Bite en el Teatro Las Palmas, Caracas, 1985.  Mi entusiasmo, sentado en un autobús ruta “San Bernardino”, rumbo a mi casa con el vinilo de Grand Bite “Al Borde del Precipicio” bajo el brazo.  Grand Bite fue mi primer revolcón en directo y el estreno fue demoledor.  Nunca me importo que esta vaina no sonara como “Powerslave” porque mi paladar encontró otros sabores.  Temas matadores como “De Cuello Blanco”, “Reincidirás” o “Cangrejo”, todas ellas con letras relevantes con las que me identificaba.  Aparte, unos músicos, que tras esa producción limitada, demostraban que el heavy metal también funcionaba en El Caribe.  Gran guitarrista, un baterista de gran pegada y un cantante superlativo.  Puedes juzgar esto con oídos aterciopelados del presente, da igual, sabrás identificar lo bueno.  Aunque si no lo haces, lástima, a mí que me quiten lo bailado, lo visto y lo vivido.  De mis discos imprescindibles.

 

BATHORY “Under the Sign of the Black Mark” (1987)

“Under the Sign of the Black Mark” es un trabajo realmente oscuro y malévolo.  Por ahí leí a alguien decir que se perciben diferentes temperaturas en el black metal y que lo que irradia este disco es el puro calor infernal.  Nunca mejor dicho.  Este tercer álbum es más black que nunca, el rollo cruzado con el thrash quedó atrás y el viking vendrá a partir del siguiente “Blood Fire Death”, que bien podía estar reseñado aquí porque también es maravilloso.  Me sorprende de este disco lo avanzado de su propuesta y lo claro que tenía Quorthon al hacer las cosas, con una producción donde se destacan los detalles, los solos a pesar de la producción de baja fidelidad.  Un tipo fuera de lote que nos dejó antes de tiempo.  

R.I.P. Quorthon.

 

SAXON “Strong Arm of the Law” (1980)

Nunca me había planteado elegir un disco favorito de ciertas bandas y estoy pasando por un verdadero calvario.  El asunto es que con Saxon en los primeros 80 es casi un imposible.  Perfeccionaron en su segundo disco y la pegaron del techo.  Esa fórmula heavy/blues les reportó gran éxito en Europa, y si no lo tuvieron en USA de inicio fue porque la discográfica no hizo el trabajo.  Elijo “Strong Arm of the Law” porque sorprendentemente lo lanzaron medio año después de “Wheels of Steel”.  O sea, estos tipos entraron en febrero para grabar el anteriormente nombrado, lo lanzaron en abril y ya en mayo estaban entrando de nuevo al estudio para grabar lo que sería la continuación.  Les pudo salir un zurullo fétido, pero en cambio les salió un disco más rudo y heavy si cabe, con temas como “20.000 ft”, “Heavy Metal Thunder” o “To Hell and Back Again” quemando el asfalto.  Impresionante, diría yo. 

 

L.A. GUNS “Cocked & Loaded” (1989)

Dentro de la escena que para algunos desprestigió al rock con sus posturas, pelos lacados y letras banales, L.A. Guns han tenido algo diferente que decir.  No es que fueran de Marte pero por ahí te lanzaban temas como “Malaria” o “Magdaleine” para desconcertarte.  Para un tipo heavy como un servidor, alguna canción musicalmente más “seria” era una alerta de escucha.  Hoy no tengo filtro, pero de aquella, dos temas así ayudaban a descubrir lo que se escondía detrás del postureo y de una balada bonita (y que balada).  Eso, y que algún pana más moña te lo recomendara.  En el segundo disco de los angelinos hay diversión y hay caña porque, además, Tracii Guns es un guitarrista del carajo.  Un disco que puede ser el decálogo del sleaze. 

R.I.P. Steve Riley

 

WHITE LION “Pride” (1987)

¿Se acuerdan de aquel amigo mío que tenía una cantidad insana de vinilos y que les nombré cuando escribí sobre Trouble? En su casa escuché por primera vez el disco “Fight to Survive” de White Lion.  Era 1985 y bajo su recomendación grabé el tema título en un cassette.  El tiempo pasó y yo le perdí la pista a la banda.  Hasta que la encontré.  Era 1989 y White Lion estaba incluido en el recopilatorio “Heavenly Heavy” (del que les hablé en el comentario de Metal Church) con la canción “Wait”. La vida es un círculo. “Pride” además de ser especial para mí, es superlativo.  Con la producción potente y cristalina de Michael Wagener, alguno te diría que la guitarra de Vito Bratta es el mejor argumento del grupo y del disco.  Vito es especial, único.  Su estilo puede ser identificado hasta por un sordo.  Pero hay que ser justos porque la emocionante voz de Mike Tramp, que para muchos es un cable pelado, es fundamental para el resultado final.  Un resultado que tampoco se daría sin James Lomenzo y Greg D’Angelo a la base rítmica.  Y que no sería nada sin estos maravillosos temas, sin esos coros perfectos, sin tanta emoción.  Sí así es el azúcar, que no me den edulcorantes. 

 

DEATHWISH “Demon Preacher” (1988)

Pocas bandas de thrash metal venido del Reino Unido tuvieron repercusión.  Definitivamente Deathwish no está en ese grupo minoritario.  Sin embargo, no hay un disco de thrash británico que me vuele el coco como el segundo trabajo de esta agrupación proveniente de Brighton.  Tan veloces que parece que la vida se les escapara entre riff y riff.  Oscuros como un día de invierno y curiosamente melódicos en medio de tanta velocidad y pesadez.  Difícil describir el asunto porque el aura que despide este disco no es diabólica, violenta o pesimista.  Es thrash metal en esencia y presencia. Si el mundo de la música fuera justo, este disco estaría en la cabecera de la cama de cada fanático del género.  Pero como sabemos que el mundo no es justo, este álbum se pudre en las catacumbas del underground, solo asomando su pérfido sonido cuando alguien lo recuerda como lo mejor que ha parido Gran Bretaña en el thrash metal.

 

BLUE OYSTER CULT “Fire of Unknown Origin” (1981)

A inicios de los ochenta su luz oscura seguía iluminando.  Vendría una etapa de inestabilidad y momentos de decadencia, pero definitivamente no sería con este disco, con el que llegaron de nuevo a las listas de ventas.  Desde siempre me pareció un álbum de aura nocturna, misterioso, difícil de encasillar por esa facilidad de mezclar hard rock, sintetizadores modernos, cierto aire pop con el ocultismo, la fantasía, la ficción y lo esotérico. Críptico trabajo en sonido y en letras, que posee composiciones mágicas como “Joan Crawford”, “Veteran of The Psychic Wars” (incluida en la película animada “Heavy Metal”) o “Burnin’ for You” y que fue refrendado con un grandioso disco en vivo “Extraterrestrial Live”.  Siempre en el lado oculto del rock and roll, con una personalidad y cadencia única, esta es posiblemente su última gran demostración de auténtica genialidad.

R.I.P. Allen Lanier

 

FAITH NO MORE “The Real Thing” (1989)

Un día me hizo “crack “el cerebro y fue cuando vi el video de “Epic” de Faith No More.  Realmente pensé “esto es diferente”.  El “crack” ha sucedido otras veces y normalmente esas agrupaciones han terminado marcando el camino de otras (recuerdo Dream Theater y “Pull Me Under”).  No es que yo sea un gurú, simplemente es que a simple vista, de anteojito, estas bandas son distintas y diferentes.   “The Real Thing” es un disco innovador y de complicado etiquetaje.  Si bien “Epic” los ponía dentro del rap metal, la realidad es que ya estaba a medio camino de muchas cosas.  La entrada de Mike Patton y su locura fue la pieza que necesitaba la agrupación para borrar el pasado y entrar en el futuro sin pasar por el presente.  Todos están a un nivel superlativo, sin embargo el uso de los teclados de Roddy Bottum y lo fundido que suena Patton desequilibra la balanza de los géneros, en un disco con base más metálica que lo que vendría en el futuro, donde retorcerían más su música (para bien).  La crema de la crema.

 

AVENGER “Prayers of Steel” (1985)

Hay gente que se empeña en decir que este es el primer disco de los alemanes Rage, solo porque de aquí nació el grupo en cuestión.  Pero si tienes los oídos suficientemente limpios te das cuenta que Avenger era una banda más oscura que speedica, más poderosa que heavymetalera al uso.   Muy del rollo Running Wild de su primer disco. La parafernalia fantasiosa y satánica los ponía en otro escalafón.  No digo que sean mejor que lo que vino después, aunque a mí me gusta bastante más.  Con Rage en sus inicios (hasta “Perfect Man”) no consigo un solo tema que me entusiasme igual que “Adoration”, “Faster than Hell”, “Assorted by Satan” o “Rise of the Creature”.  Ojo!  yo soy un alma cándida pero me va la oscuridad y Rage se presenta muy heavies y speedicos aunque con menos maldad y oscuridad que un infante. 

 

YNGWIE J. MALMSTEEN’S RISING FORCE “Marching Out” (1985)

Una cara de un tipo sudoroso con su guitarra al aire.  Esa portada fue la que me hizo comprar este disco, sin tener ni soberana idea de quien era este carajo.  Seguro el nombre y el logo ayudarían. Me debió parecer lo más réquete heavy como para soltar el dinero, pero mejor invertido que en ese momento, pocas veces.  Del tiro descubrí al alumno aventajado de Blackmore y Hendrix, a un cantante sobrenatural, a un par de hermanos suecos que tocaban la batería y los teclados como los dioses y un bajista de otro planeta.  Descubrir un disco así, sin tener ni pajolera idea de lo que me podía encontrar, por supuesto que dejó huella. En una época en la que el guitarrista sueco todavía no pensaba que solo bastaba con su presencia, es un lujo escuchar los duelos de guitarra y teclados, la voz de Jeff Scott Soto e incluso un bajista que no fuera él. 

R.I.P. Marcel Jacob.

 

CORONER “R.I.P.” (1987)

Cuando escuché “R.I.P.” en 1987, no imaginé todo lo que evolucionarían los suizos Coroner con los pasos de los años.  No, la verdad que no tenía tiempo para pensar, estaba entretenido buscando mi quijada en el suelo, no fuera a ser que me tropezara con ella.  El ejercicio de composición, poder y destreza que demostraban en este primer disco fue corroborado por cada uno de sus siguientes trabajos.  Así que fue fácil elegir el primero porque aquí nació todo.   Creo que lo que me impresionó de arranque fue la guitarra de Tommy T. Baron en temas como “Nosferatu”.  Muy neoclásico, muy shred en esa montaña de thrash suizo.  Pero no tardó en caerme la locha y descubrir el abrumador trabajo del bajo y la batería, porque la producción es brutal y justa con todos los instrumentos.  Al final caes en cuenta que Coroner son una de las pocas bandas que pueden ser muy técnicos y componer canciones sin enredar el papagayo y perderse entre arpegios y cambios de ritmos.  Temas como “Reborn Through Hate” o “When Angels Die” quedan ahí como prueba. Imprescindibles.

 

QUEENSRYCHE “The Warning” (1984)

Hablando con un amigo sobre Queensrÿche, quedó claro que “Operation: Mindcrime” fue el disco de más impacto de la banda en los ochenta.  Estaba de acuerdo e iba a escribir sobre él aquí.  Sin embargo, hice silencio y oí una voz.  Venía de dentro de mí.  Era mi corazón que me hablaba.  Me decía “¡qué bolas tienes tú! Recuerda aquel programa de TV, el de videoclips.  Recuerda a aquel japonés lleno de tachuelas entre el público, mientras unos tipos cantaban “Take Hold of the Flame”.  Sí.  Eran Queensrÿche y te volaron la patata.  Ese rollo heavy épico, elegante y poderoso a la vez, te noqueó.  La voz de Geoff Tate te dejó turuleco, imitando sus agudos en silencio para no quedar en ridículo.  Después te removieron con “Rage for Order” y te volvieron a noquear con Operation.  Cierto.  Pero piensa cuál fue amor a primera vista.  A cuál vuelves.  A cuál no marchita el tiempo”.  A pesar de lo trágico y melodramático de mi corazón, he de decir que tiene razón.  Los Queensrÿche período 1983-1994 son intocables, pero todo empezó con un programa de televisión y este “The Warning”.

 

THIN LIZZY “Thunder and Lightning” (1983)

Este disco me pone realmente triste, tanto que estuve a punto de escribir sobre “Renegade”.  Me entristece porque después de esto queda la nada.  A veces me jactó de no extrañar a músicos porque pienso que siempre habrá alguien a quien escuchar.  Pero hay ausencias que joden y una es la de Phil Lynnot.  Además, tanto que podía dar.  Le puso los dientes largos a un poco de carajitos adolescentes con el disco más heavy que pudo sacar (punto para John Sykes) para después dejarlos con los crespos hechos.  Les dejó “Thunder and Lightning” y siempre lo atesorarán como el mejor de los irlandeses, porque es más heavy que una lluvia de hachas.  Tanto que Darren Wharton mete un solo de teclados en el tema título y nadie dice ni mu.   Es heavy pero al final sigue siendo Thin Lizzy.  Posiblemente no pudo tener mejor despedida la banda, lo que no le quita lo triste. 

R.I.P. Phil Lynnot

 

ÁNGELES DEL INFIERNO “Pacto con el Diablo” (1984)

Nunca editaron sus discos en Venezuela pero recuerdo que el tema “Al Otro Lado del Silencio” sonaba en la radio, por Radiodifusora Venezuela, una emisora rockera que era como un cisne negro en un estanque de cisnes blancos.  No era raro que alguien viajara y trajera material de otros países en los ochenta, así que hubo un momento que Ángeles del Infierno estaba en la casa de muchos rockeros en cassettes caseros, copias de copias.  Así escuché “Pacto con el Diablo” y “Diabolicca”.  Este es su disco debut, descrito fácilmente como heavy metal de cuero y tachuelas, muy en la línea de Judas Priest.  Es fácil entender el nivel de temas inmortales como “Maldito Sea Tu Nombre” y “Sombras en la Oscuridad” cuando descubre que sin tener un disco bajo el brazo, ya habían teloneado a Motörhead, AC/DC y Saxon.

 

ELOY “Colours” (1980)

Los alemanes empezaron la década más o menos como siempre, con cambios de integrantes y haciendo lo que les gustaba.  Frank Bornemann y compañía hicieron un somero guiño a los cambios que asomaba los ochenta en su disco “Colours”, armando los temas más cortos y dándole más preponderancia a las teclas.  Les salió un trabajo más ecléctico, onírico por momentos, amplio de sonido y sencillo en desarrollo instrumental.  Temas más accesibles, más directos pero no banales.  Para mí, se siguen manejando dentro del space rock, otros califican esto como art rock y está bien.  Es el “diferente” entre su discografía clásica (1973-1982) dado que en sus dos siguientes discos volverían a aquel space rock de enfoque setentero.  Dos discos que bien podían estar aquí reseñados.

 

SEPULTURA “Beneath the Remains” (1989)

La primera vez que escuché este disco no entendí un carajo.  Sería 1989 y no me voló el coco.  Vamos a achacarle la culpa al reproductor del carro donde estaba en ese momento.  Porque hay que tener un grave problema de sordera para que este disco no te saque el demonio thrasher que llevas dentro.  “Beneath the Remains” viene con empaque internacional gracias a la producción de Scott Burns y elevó el nivel de agresividad en el thrash.  No es más rápido, ni más pesado pero tiene esa rabia, esa furia que solo las bandas provenientes de Suramérica suelen aportar.  Es imperceptible e innata en la personalidad de cada banda.  Aparte, se juntan una serie de temas que apenas dan tregua, pero con estructuras, armonías y cambios de ritmo para que respires.  Fueron un auténtico suceso y se lo ganaron a pulso, por perseverancia, escena y temas como “Mass Hypnosis”, “Inner Self” o “Slaves of Pain”.

 

FLOTSAM & JETSAM “No Place for Disgrace” (1988)

La muerte de Cliff Burton fue un golpe bien feo para cualquier fan de Metallica.  No fue diferente para mí.  De aquella, cuando dijeron que el sustituto era Jason Newsted, se me dibujó una sonrisa en la cara.  Era el bajista de Flotsam and Jetsam ¡casi nada!  Recuerdo que en esa época, en mi entorno, “Doomsday for the Deceiver” era un disco muy valorado, una pieza a cazar.  Para este segundo lanzamiento ya no estaba el pana Jason, pero dejó su huella en ciertas composiciones.  Igual la banda estaba tocada por la varita mágica de la inspiración y les salió un disco tan bueno como el primero, posiblemente superior para mí, aunque sea solo por ser algo más variado y porque la copia que tengo es un regalo de mi hermano.   Estaba tentado a hacer la comparación con el “And Justice for All” de Metallica pero mejor le dejo a ustedes que hagan esa tarea.

 

DIO “The Last in Line” (1984)

Se necesitan bolas, cojones o como quieras llamarle para elegir un disco de Dio por encima de otro, si hablamos de sus dos primeros lanzamientos.  Hoy diré “The Last in Line” porque es un trabajo donde se afianza la banda, donde el estilo se aleja un grado del cruce Sabbath/Rainbow de su primer trabajo (como si eso fuera malo, que excusa) y por el video genial del tema título, el cual teníamos grabado en una cinta de VHS y que disfruté viéndolo una y otra vez.  No puedo decir que es por la pegada de Vinnie Appice (el sonido y la pegada de la batería en este disco es de mis favoritas de siempre), por el bajo de Jimmy Bain o por los maravillosos solo de Vivian Campbell.  Todo eso también está en su anterior “Holy Diver”.  Y por supuesto, tampoco puedo usar el manido argumento de la voz, la magia y la presencia del inmortal Ronnie James Dio.  Eso lo obtengo en todo lo que tenga su firma.  Si escribo esto mañana el elegido será “Holy Diver” y lo defenderé con cualquier excusa peregrina.

R.I.P. Ronnie James Dio y Jimmy Bain.

 

W.A.S.P. “W.A.S.P.” (1984)

Que terriblemente bueno fue 1984.  Podía elegir 100 discos de ese año.  Y de W.A.S.P. podía elegir más de uno en esa década.  El disco debut fue todo un suceso, en las listas de ventas y en mi casa.  Estos tipos tenían toda la pinta glam y la parafernalia de las bandas de moda pero eran mucho más heavies.  Ver a Blackie Lawless girando la cabeza como un ventilador en el video de “I Wanna Be Somebody” impresionaba.  Me imagino que por eso ahora el tipo tiene la columna abollada.  Eran comerciales y pesados a la vez, con el contraste que daban temas como “L.O.V.E. Machine”, “The Hellion”, “Sleeping (In the Fire)” o “Tormentor”.  Y polémicos, lo cual les abrió las puertas en algún sitio y se las cerró en otros, pero que siempre les otorgó popularidad.  Un disco que puedo escuchar mil veces más.

 

BILLY IDOL “Rebel Yell” (1983)

He sido heavy desde carajito, desde los 12 años ya me gustaba el rock.  Pero nací en un país caribeño y, que carajo, me gusta pulir hebilla, bailar, que es otra forma de descargar.  Recuerdo ir a las fiestas y cuando ponían “Dancing with Myself” saltaba como si un calambrazo se apoderara de mí.   “Rebel Yell” me lleva a otros recuerdos, viajes nocturnos manejando sin destino, con amigos y desconocidas, por una ciudad iluminada y viva.  Aparte de eso, “Rebel Yell” es una animalada de disco.  Casi rompiendo mi premisa de solo rock en la lista, Billy camina por derroteros new wave lisérgico (“Eyes Without a Face”) pero también se mete de cabeza en el rock and roll con canciones como el tema título o “Blue Highway”.   Muchos descubrimos aquí al impresionante guitarrista Steve Stevens y vibramos con la voz y actitud del ex Generation X.  Y construimos un muro de recuerdos bajo sus temas.  Casi nada.

 

LOUDNESS “The Law of Devil’s Land” (1983)

Los japoneses más populares, por lo menos en mi barrio.  También fueron los pioneros en su país y los que abrieron camino fuera de sus fronteras.  Así que la popularidad no les llegó sin trabajo y esfuerzo.  “The Law of Devil’s Land” es mi disco favorito de estos señores, que llegaron a ser más populares con álbumes como “Thunder in the East”.  Pero para un servidor, este trabajo, más heavy, cantado en japonés con algunas frases sueltas en inglés, es el no va más.  Con 14 años no sabía ni que era inglés o japonés, sin embargo fue suficiente la magia de canciones como “In the Mirror” o la velocidad endiablada de “Speed” para quedar atrapado en la red nipona.   También ayudó el virtuosismo de sus integrantes donde destaca la pegada del finado Munetaka Higuchi y la guitarra de Akira Takasaki.  No importa en que idioma canten, la voz de Minoru Niihara siempre será bienvenida en mi casa. 

R.IP. Munetaka Higuchi.

 

MOTLEY CRUE “Shout at the Devil” (1983)

Todas las críticas sobre las limitaciones de estos tipos están fundamentadas.  Puede ser que no son grandes músicos y mentalmente les falta un hervor.  En una buena parte de su carrera han alimentado el escándalo y han vivido de sus rentas y de espectáculos decadentes, siendo una sombra de su pasado.  Sin embargo, algo han tenido en la bola para que llegaran a donde han llegado.   Si me preguntan yo diría que son divertidos y efectivos.  En 1983 pegaron un salto en su sonido, lo endurecieron, se apuntaron a ser polémicos con el rollo glam/diablo/sordidez y les salió “Shout at the Devil”.    Más allá de la polémica, el disco está lleno de cañonazos bailables con ritmos para todo público.  Y bien tocado, con Mick Mars llenando de riffs y con un Tommy Lee en uno de sus mejores días con la batería.  Es un disco que le da salpullido a muchos heavies, pero me huele que si canciones como “Red Hot” o “Bastard” las tocara un grupo diferente otra sería la historia.

 

DEATH “Scream Bloody Gore” (1987)

Si no había hablado antes de Death era básicamente porque no sabía que trabajo elegir.  El primer disco de la agrupación viene rodado y por eso suena como suena.  Chuck Schuldiner tenía una idea muy clara de lo que quería y tenía desde 1984 masticando canciones y ensayando para hacer historia.  Por eso aquí se encarga de casi todo junto a Chris Reifert en la batería.  No sé si concebía dar pie a un nuevo género, pero es lo que le salió con este “Scream Bloody Gore”, que no es mejor que el siguiente “Leprosy”, y que sin embargo es único en su discografía.  De aquí en adelante siempre iría evolucionando en su propuesta, innovando como desde el principio.   Yo nunca he dudado con que disco empezó el death, cuando salió Possessed y su “Seven Churches”, todos decíamos que no había banda de thrash metal más extrema.  Cuando salió “Scream Bloody Gore” no sabíamos cómo etiquetarlo.  Creo que eso dice mucho. 

R.I.P. Chuck Schuldiner.

 

ACCEPT “Balls to the Wall” (1983)

Los alemanes Accept habían conseguido la fórmula mágica de su sonido dos años antes con “Breaker”, afilaron todo y le metieron velocidad en el siguiente “Restless and Wild” y lo terminaron de refinar y pulir en “Balls to the Wall”.   En este disco la agrupación es capaz de encarar la década con un sonido definitivo y una serie de temas que han envejecido sin arrugas aparentes.  Mientras en sus anteriores discos alguna balada se salía del tono o algún que otro tema podía oler a naftalina, aquí no hay fisuras ni temas que desentonen y el trabajo de Wolf Hoffmann y Herman Frank en las guitarras de entrada es descomunal.  Después detallas y el bajo de Peter Baltes golpea donde es, al igual que la batería de Kaufmann.  Incluso Udo encuentra plenamente su tono característico.  Amo sus dos anteriores discos, pero no puedo negar que para mí la maquinaria teutona aquí roza la perfección.

 

NASTY SAVAGE “Nasty Savage” (1985)

Pioneros del metal en Florida, el primer disco de Nasty Savage es un delicioso pastel a medio camino del power metal USA, el thrash y el heavy.  Melodías heavies, baterías con doble bombo, riffs asesinos y voces exageradas.  Uno no sabía en que casilla guardar a estos carajos.  Su música era oscura pero a la vez divertida, con temática de violencia y horror y un vocalista amante del wrestling y que rompía televisores con su cabeza.  De entrada destaca el Destroyer Nasty Ronnie, con esos falsetes y voces impostadas, que hoy desquician a las juventudes modernas. Lo que no desquicia es la producción, que casi 40 años después ya quisieran algunas bandas para sí.    Influenciaron a un montón de agrupaciones provenientes de Florida y nunca han bajado el listón de su propuesta, influenciados por la teatralidad Destroyer de Plasmatics o Alice Cooper.  Puede ser que para algunos esto suene pasado de moda y este repleto de los clichés de los ochenta, sin embargo a mí me suena a historia.

 

LIVING COLOUR “Vivid” (1988)

Living Colour para mí son una banda con tumbao.  Y con una calidad abrumadora.  Nunca he tenido problemas con la jambalaya de estilos y estos tipos han sido unos chefs en cuanto a la mixtura de géneros.  Su música me impresionó por su luz, los colores y porque no podía permanecer impávido a los solos desquiciantes de “Cult of Personality”, al soleado bajo de “Glamour Boys”, la descarga rockera/hiphopera de “Funny Vibe” o a ese rasgado funk en “Which Way to America”.   Músicos de jazz ganados para el mundo del rock, aportaron una visión amplia del panorama, algo que para algunos es mucho con demasiado.  Necesitaron literalmente del apoyo de Mick Jagger y que este produjera dos temas suyos para que los ejecutivos de Epic se atrevieran a ficharlos.   Ayudaron a abrir la cerca, a ampliar la mente, a romper estereotipos, aportando además una muestra descarada de técnica y una postura social en su lírica.   Imposible no incluirlos aquí.

 

BLACK SABBATH “Heaven and Hell” (1980)

Tengo argumentos para elegir cualquier disco de Black Sabbath en esta década, sin excepción.  El horriblemente producido “Born Again” fue el primer disco que escuché de ellos y aún continúo enamorado de su errático sonido.  Mi tema favorito de “Seventh Star” es “Danger Zone”, la canción menos Sabbath que puede existir.  Y “Headless Cross” huele a naftalina pero tiene a Cozy Powell.  Aun así, me es difícil encontrar un argumento que desbanque a “Heaven and Hell”.  En serio, “Born Again” aparte de ser el primero que escuché tiene temas con una ambientación única (“Disturbing the Priest”, “Zero the Hero”) pero cuando lo comparo uno a uno con el primer disco de Dio con Black Sabbath no aguanta los 12 rounds.  Es una cuestión de gustos y de coherencia.  Es una cuestión de “Die Young” y su interludio e inolvidable solo o del tema título y su acelerado final.  Es una cuestión de Dio, Iommi, Geezer y Ward continuando su particular leyenda. Es una cuestión de Black Sabbath resurgiendo de sus cenizas. 

R.I.P. Ronnie James Dio y Geoff Nicholls.

 

SODOM “Agent Orange” (1989)

El lado A de este disco este disco es tan intenso que ya poco importa lo que viene a continuación.  El arranque es como una quemadura, una autentica abrasión pista tras pista, con momentos de mayor o menor intensidad de dolor.  El thrash de estos Sodom no se complica, la simpleza de su propuesta, la brutalidad, su tufo punk lacera igualmente.  Exhausto, piensas que ya no importa lo que sigue, pero cuando das la vuelta al vinilo, el lado B empieza a quemar, poco a poco, hasta estallar el dolor.   Mi formación favorita de Sodom la tenemos aquí Tom Angelripper, Chris Witchhunter y Frank Blackfire.  La huella es perenne.

R.I.P. Chris Witchhunter.

 

RIOT “Fire Down Under” (1981)

Tercer y último disco con Guy Speranza lamentablemente.  Hay que darle gracias al DJ Neal Kay por rescatarlos de casi desaparición segura.  Su apoyo en la escena inglesa en pleno apogeo de la NWOBHM hizo que los estadounidenses tuvieran un nuevo envión con el disco “Narita”.  “Fire Down Under” viene a ser el colofón del sonido Riot con el excelso vocalista que, después de esto, desapareció para no volver.  Su éxito fue abrumador y se convirtieron en estrellas de la escena inglesa viniendo de Nueva York.  Su sonido fresco, que mantiene reminiscencias de los setenta, está repleto de temas inmortales como “Outlaw” y “Swords And Tequila” gracias al trabajo inmenso de Mark Reale a la guitarra y Speranza a las voces.  Estuvieron a punto de lograrlo, pero el vocalista lo dejo y se torció la historia.  Aquí también merecería estar reseñado “Thundersteel” de 1988, pero para mi gusto la primera etapa de Riot es insuperable. 

R.I.P. Mark Reale y Guy Speranza.

 

SAINT VITUS “Hallow’s Victim” (1985)

Saint Vitus aparte de ser la quintaesencia del doom tienen en su alma un buen pedazo de punk.  El guitarrista Dave Chandler es fanático del género y la banda siempre estuvo más cerca de esa escena que la del metal, quienes los repudiaban por sonar tan alejados de las modas.  Compartieron escenario con grupos punk y editaron sus discos con un sello del género.  Puede ser que por ese motivo “Hallow’s Victim” suele pasar desapercibido en su discografía.  Para un doomster de pro puede ser demasiado dinámico, para mí es una propuesta que los diferencia.  Suenan fangosos, tan de ultratumba y tan peligrosamente veloces.  Es algo que supura en el sonido, en la producción limitada, en la base rítmica de altos recursos, en la guitarra profunda de Dave o en el canto de Scott Reagers, quien luego de este disco se iría.  Los amantes del doom más clásico te dirían que el disco indiscutible de Saint Vitus sería el siguiente “Born Too Late” con Wino (The Obsessed) a las voces, y estarían en lo cierto.  Pero escucha los tres pelotazos que inician este trabajo y dime que no merece estar aquí. 

R.I.P. Armando Acosta y Mark Adams.

 

TOKYO BLADE “Midnight Rendezvous” (1984)

Toda mi vida crecí creyendo que este era el debut de Tokyo Blade.   Y de alguna manera lo es, porque fue el primer lanzamiento del grupo inglés en USA.  Realmente viene a ser un compilado que reúne los 4 temas del EP “Midnight Rendezvous” y cuatro más de su disco debut y homónimo, editado en 1983.  En USA lo lanzaron con la misma portada del debut y de aquí viene la confusión.  Para mí este es el verdadero primer disco, idealmente.  Decidieron eliminar el polvo y la paja de ese álbum inicial completando con las mejores canciones de uno y otro lado.  El sonido mejora, sin llegar al notable, pero suficiente para que mi cerebro registre uno de los mejores debuts/no debut, con piezas inmortales como “Mean Streak”, “Sunrise in Tokyo” y la monumental “If Heaven is Hell”.  Tokyo Blade fueron inconsistentes en estilos, inestables en su formación y todo eso les jugo en contra para llegar lejos.  Pero nada más por lo publicado entre LPs, EPs y singles en el periodo 83/85 ya están en mi Olimpo particular.

 

AVIATOR “Aviator” (1986)

Hay vainas que no se entienden.  Una de esas es lo inadvertido que ha pasado este lanzamiento de 1986.  Esta banda SÍ tenía todo para triunfar y me imagino que por brujería no lo consiguieron.  Dirigidos por Tommy Motola, en una multinacional, producidos por Neil Kernon y bajo el brazo una colección de temas perfectos.  Disco variado y de diferentes intensidades, con cañonazos AOR, temas merecedores de estar en una banda sonora y algún ramalazo romanticón por el camino.  El disco es muy ochentero y atemporal.  Como quien escucha un clásico pero sabiendo que por alguna peregrina razón no tiene ese status.  Con músicos de nivel, un cantante de los que te cantan lo que le pongan y mucha mala suerte, digo yo.  No entiendo, serán los astros, el horóscopo, las energías o los chakras no alineados.  Cada vez que escucho “Frontline” o “Can’t Stop” entiendo que el mundo está regido por una mano caprichosa.  Que se lo pregunten a los chicos de Aviator.

 

WHIPLASH “Power and Pain” (1986)

El debut de los tres Tony (Tony Portaro, Tony Bono y Tony Scaglione) es una auténtica cátedra de como el thrash debería patearte los higadillos hasta el vómito.  Veloz, crudo, vocalmente entre afónico y gutural y con riffs que se aferran a la memoria.  Es un disco de tierra arrasada, pero en ese arrase, en la conquista de lo que queda de tu cerebro, identificas solos geniales, coros memorables y temas que en su conjunto elevan el disco a la esfera de clásico.  La formación tuvo que rearmar sus filas cuando Scaglione entró en Slayer, y aunque repartieron leña por igual, fue difícil alcanzar el nivel de himnos como “Power Thrashing Death”. 

R.I.P. Tony Bono.

 

SCANNER “Hypertrace” (1988)

Viendo la lista se puede ver que no soy un entusiasta del power metal europeo.  Pero siempre hay sus excepciones.  Los alemanes Scanner (anteriormente Lion’s Breed) grabaron en 1988 uno de los discos del año.  Su debut es estratosférico y entra en esa nebulosa donde no sabes si te encuentras en el speed, el power o el heavy más técnico y pulido.  Apenas estaba calentando motores el power metal de viejo continente, sin embargo, el haber enfocado la estética y temática de la banda a la ciencia ficción también les dio una personalidad única.  “Hypertrace” es un disco conceptual que suena a ciencia ficción, que es tocado a la velocidad de la luz y que ataca con disparos de blasters.  Saliendo de un sello como Noise, no logró la repercusión de otros trabajos, algo difícil de entender, cuando tenían un vocalista sobresaliente, unos temas geniales y una producción que pisaba como una aplanadora. 

 

UFO “The Wild, The Willing and The Innocent” (1981)

Mi corazón está partido.  La primera imagen que tengo amarrada a UFO es mi hermano comprando “Mechanix” en una tienda de fotografía por el centro de Caracas.  Y digo que se me parte el corazón porque a pesar de ese recuerdo y de que “Mechanix” es el disco al que le tengo más cariño, siento que es más justo hablar de este segundo lanzamiento de UFO con el guitarrista Paul Chapman, el cual adoro por igual.  El tipo vino a suplir la baja de Michael Schenker y lo hizo de forma superlativa, siendo este el disco más creativo, variado y completo de los 3 que grabó con UFO.  El disco fue producido por la banda, compuesto por ellos y con un Chapman participando de lleno en la elaboración de los temas.  UFO demostró que había vida después de Schenker con discos como este “The Wild, The Willing and The Innocent”. 

R.I.P. Pete Way.

 

JAG PANZER “Ample Destruction” (1984)

El poder del heavy metal se manifestó de forma descarada en el primer disco de los estadounidenses Jag Panzer.  “Ample Destruction” pasó muchos años en las catacumbas, siendo un material solo accesible para coleccionistas de bolsillo fácil.  Cuando lo escuchas entiendes que no es capricho de millonario atesorar una joya como esta.  “Ample Destruction” está algo avanzado a su tiempo, con ese sonido que bebe del Reino Unido pero que también los ubica como pioneros del power metal USA.  La voz de Harry “The Tytan” Conklin es imponente y las guitarras de Mark Briody y Joe Tafolla taladran el cerebro de cualquier amante del género.  Los temas, épicos, acelerados y con ganchos auténticos.  Si te digo que “Cardiac Arrest” y sus solos es uno de mis placeres de la vida, no te miento.  Un verdadero metalero de pelo en pecho y de muñequera de púas debería tener este disco enmarcado y a la cabecera de su cama. 

 

GILLAN “Magic” (1982)

El último disco de la era clásica de la banda de Ian Gillan es una delicatessen no apta para adictos a la guitarra en sobredosis.  Es un trabajo compuesto casi todo por Gillan y el tecladista Colin Towns y se nota.  Es un disco poderoso donde el teclado está presente y latente.  Eso es un hándicap para algunos.  No importa que el disco suene electrificado y potente como en “What’s the Matter”, “Caught in a Trap” o “Demon Driver”.  El hecho de que en vez de un solo de guitarra haya un solo de piano da salpullidos a algunos.   Es posiblemente su disco más valiente y atrevido, del que se dice también que es un disco conceptual y premonitorio de la disolución del grupo porque las letras giran en torno al escape, el rompimiento, la partida.

 

LIZZY BORDEN “Visual Lies” (1987)

“The Murderess Metal Road Show” fue todo un acontecimiento.  Un doble en vivo/video de una banda con un cantante espectacular, unos músicos jodidamente buenos y un espectáculo de horror en el escenario.  Como no enamorarte de esta vaina.  Después de esa impresión vino un disco como este “Visual Lies”, diferente, pero igual de impactante.  Esta vez la vena hiperheavy se diluye en favor de un sonido cercano al heavy metal americano más pesado y pulido.  Coqueteando con el glam metal, Lizzy Borden nunca habían sonado tan bien gracias a la producción de Max Norman.  Lizzy Borden ha sido una banda en constante evolución pero nunca ha perdido el norte. Por eso nunca hubo reproches en el cambio de sonido.  Pero quien se puede quejar con temas como “Eyes of the Stranger” o “Me Against the World”.

 

MERCYFUL FATE “Don’t Break the Oath” (1984)

Mercyful siempre fue otro nivel.  La música era del carajo, oscura y pesada de cojones.  Era heavy metal del averno.  Pero la voz de King Diamond era la que te ponía en las puertas del infierno.  La portada de este “Don’t Break the Oath” era el pináculo de la maldad y el clavo del ataúd en donde te iban a encerrar tus padres porque ya no había remisión a tu alma.  Mi papá nos preguntó un día, preocupado, a mi hermano y a mí por este disco y las letras.  Se tranquilizó cuando le dijimos “a nosotros lo que nos gusta es la música, piensa en esto como en una película de terror”.  El hombre respiró tranquilo y más nunca se preocupó.   Hay mil motivos por incluir a Mercyful Fate aquí, ninguno en particular por haber elegido este trabajo por encima de Melissa.  Quizás la producción, temas como “Come to the Sabbath” o la anécdota que les conté de mi viejo.   

R.I.P. Timi G. Hansen.

 

SAVATAGE “Sirens” (1983)

El disco debut de Savatage no está exento de detalles y tampoco es su obra más completa.  Sin embargo, cuando te enteras que fue grabado y mezclado en un solo día, no puedes quedar más que impresionado por el resultado.   Realmente heavy, pesado y por momentos rápido, empiezan a asomar lo que serían en un tema como “Sirens” y en la elegante y poderosa voz de Jon Oliva.  Sin embargo, realmente es un disco directo, donde temas como “Rage” es de lo más visceral que han grabado.  Criss Oliva ya quema el mástil de su guitarra y ha sido una lástima que temas como “Holocaust”, “I Believe” o mi favorita “Scream Murder” haya perdurado solo en la memoria de sus fans más antañones.   No es la elección más predecible pero en esta lista también manda el corazón.  

R.I.P. Criss Oliva.

 

BAD RELIGION “No Control” (1989)

Descubrí Bad Religion a través de un cassette casero que mi hermano me envió por correo.  Era un cassette/carta.  Mi hermano hablaba y grababa temas cual programa de radio.  Me lo describió como música que parece sencilla pero ojo con las guitarras.  Era 1990 y yo no tenía ni perra idea de lo que era el punk rock, así que fue una sorpresa agradable la energía, la luz y la candela que metían estos tipos.  No me apasioné tanto como para sumergirme en el mundo punk rock, pero si me dio para seguir la carrera de Bad Religion y descubrir que este “No Control” es mi favorito.  Directo, veloz, pegadizo y con melodías memorables.  Por momentos pienso que hay temas que piden más minutos, sin embargo me doy cuenta que dejarían de ser quienes son.  “I Want to Conquer the World” inmortal tema.

 

TRIUMPH “Thunder Seven” (1984)

Los canadienses Triumph son el exponente perfecto del Arena Rock.  Música de gran factura y a medio camino del rock melódico y el hard rock.  Música radiable pero no exenta de demostraciones de evolución, progresismo.   En ese sentido, no hay disco que se pueda descartar de este trio de química increíble en el escenario y que no se replicaba fuera de él.  “Thunder Seven” inicia con “Spellbound”, lo que me hace volver a la anécdota del video que veía en el programa de televisión en Venezuela.  “Busque la Música” se llamaba, lo pasaban en el Canal 5 y ni siquiera hay referencia en la red sobre él.  Pero yo no me olvido, porque en la cinta de VHS donde habíamos grabado los videos, después de “Take of the Flame” de Queensrÿche venía el tema que abre este gran álbum.   Producido por Eddie Kramer, es un disco con momentos para todos (zeppelinescos, blueseros y cañonazos típicos de Triumph) en los que destacaría los temas relacionados con el concepto del tiempo, sobre todo “Time Canon” y “Killing Time”, cantadas a dúo entre Rik Emmett y Gil Moore.  Un lujo y un castigo elegir este por encima de “Allied Forces”, por ejemplo.

 

OVERKILL “Taking Over” (1987)

Si “Feel the Fire” era el disco más heavy del thrash metal, “Taking Over” vino a ser la entrada oficial de Overkill al género al 100%, Canción a canción los dos discos son clásicos, sin embargo la producción de Alex Perialas vino a ser muy superior a la de Carl Cannedy.  Ambos discos son hijos de su tiempo, los temas de “Feel the Fire” tenían compuestos hacía un rato y estaban en un sello underground.  Para “Taking Over” contaron con los recursos de una multinacional y se nota.  El bajo de D.D. Verni aún se mantenía medio escondido pero Bobby Ellsworth canta igual de poseso que en su debut.  Por lo demás, una retahíla de temas que ganan en dinámica y pegada, gracias a los cambios de ritmo y unos riffs matadores de Bobby Gustafson.  Para mí se encuentran al mismo nivel pero, para que no me tilden de solo disfrutar con el sonido precámbrico del thrash (Show No Mercy, Kill ‘Em All…) apuesto por este.  

 

TYGERS OF PAN TANG “Spellbound” (1981)

Muchas bandas que surgieron de la escena de la NWOBHM se desinflaron.  Tenían el talento pero eran muy jóvenes para mantenerse firmes con su propuesta.  Cuando la escena empezó a declinar, cambiaron de estilo por presiones o por acomodarse a los nuevos gustos y se tiraron tres peos.  La verdad, quién quería escuchar a Tygers of Pan Tang haciendo hard rock melódico cuando ya podías oír a Dokken o Ratt, que venían de allí.  Pero aparte, ¿quién quería escuchar a los Tygers en plan radiofónico cuando habían grabado pelotazos como “Ganglad”? Este fue una de mis primeras compras y no es solo un buen recuerdo, sino uno de los incunables dentro del heavy metal.  Habían grabado un buen y rockero debut, pero aquí suben el nivel de composición, finura y elegancia con la entrada de Jon Deverill a las voces y John Sykes a la guitarra.  Recuerdo que después compré “The Wreck-Age” y quedé con la cara de quien se come un caramelo de ajo.  Menos mal que Robb Weir enderezó la nave y salvó el legado.

 

MANOWAR “Into Glory Ride” (1983)

Nunca una portada tan ridícula albergó tanta grandeza.  Bueno, seguro que hay más casos por allí, pero sin duda alguna esta portada estilo Trucutrú/hombre de las cavernas con espada no transmite ni la milésima parte de la épica que hay en los surcos de esta obra.  Un trabajo sin solos onanistas (como es habitual en ellos), únicamente con unas canciones como prueba fehaciente de que eran uno de los maestros del metal épico, aquí con cierta esencia doom.  No es un disco inmediato, aparte de no ser lo más accesible de su discografía.  Sin embargo, la oscuridad, la magia y fantasía que derrocha este trabajo no volvería estar en ningún otro.  No es que fuera superior a su pasado y presente de los ochenta.  Era único en su especie.  Temas largos, extraños, con momentos semi acústicos intercalándose con la electricidad estructuran un disco del cual salen clásicos como “Gates of Valhalla” o “Gloves of Metal”.  

 

SACRED REICH “Ignorance” (1987)

Creo que lo primero que escuché de Sacred Reich fue “The American Way”, el cual me aventuré a comprar por recomendación de mi hermano.  Así que cuando escuché este debut quedé sorprendido de lo salvaje que era.  Entiendo que influenciados por Slayer, estos jovencitos de Phoenix grabaron un disco que se hizo relevante dentro de la segunda hornada del thrash metal.  Compuesto cuando no tenían ni la mayoría de edad, les salió un álbum muy agresivo, intenso y con influencia del thrash que ya gobernaba como del hardcore furioso de la época.  Desde este mismo disco se demostraba que la personalidad del grupo se encontraba por encima de las influencias, con una postura crítica a la sociedad a través de sus letras.  “Ignorance” es un cañón porque cuenta con la producción de Bill Metoyer, aparece cuando el estilo ya estaba afianzado y porque estos adolescentes ya venían rodados.

R.I.P. Jason Rainey

 

DEATH ANGEL “The Ultra-Violence” (1987)

Otros adolescentes que estuvieron a la cabeza de la segunda oleada del thrash metal.  Esta vez, provenientes de la Bay Area y con raíces filipinas, ya llevaban unos cuantos años en acción cuando grabaron el salvaje “The Ultra-Violence”.   Tocado a 1000 kph, el disco transpira una necesidad urgente de descarga.  Todo en sí mismo deviene en una retahíla de energía, intensidad y salvajismo técnico que impresiona más aún cuando entiendes ciertas cosas, como que el baterista Andy Galleon apenas tenía 14 años cuando grabó esto.  En esa época no me hubiera creído que ese diablo era menor que yo.  Este era uno de los discos más buscados cuando yo era un imberbe, la verdad que es un disco que no ha perdido ni un ápice de su atractivo desde aquella.

 

DEMON “The Unexpected Guest” (1982)

Estuve tentado a escribir sobre el disco debut de estos maestros de la NWOBHM.  “Night of the Demon” tiene una portada espectacular, que a la vez no describe para nada a que suena el grupo.  Una cruz de piedra de un cementerio y unas manos que, saliendo de la tierra donde está apoyada la cruz, la abre removiéndole las entrañas.  Ni Cannibal Corpse.  Es un disco maravilloso con temas emblemáticos y algunos más estándar y que escuché hasta la saciedad.   Es en el asunto musical donde el segundo trabajo es superior.  Tiene la personalidad y el sonido de la banda ya definido y ni un solo tema te deja escapar hasta que termina el disco.  Teatrales, hardrockeros, melódicos.  Los dos discos tienen gran significado para mí, así que no sabía cuál elegir.  Lo cual tampoco importa ya porque al final terminé hablando de los dos.  Creo que la discografía de Demon define casi al completo como sonaba la NWOBHM. 

R.I.P. Mal Spooner y Chris Ellis.

 

PICTURE “Eternal Dark” (1983)

Para muchos un disco más, para mi ¡es el fucking Eternal Dark! Le tengo especial cariño a este trabajo, lo publicaron en Venezuela en edición nacional e incluso la banda fue a hacer promoción para allá.  Nada habitual para la época que unos peludos holandeses se pasearan por las radios caraqueñas promocionando un álbum.  Pero es que, aparte, este disco tiene una serie de temas imperecederos de heavy metal de corte europeo, donde se les escucha las influencias del hard rock de los setenta, pero que sin duda ya besa y abraza el heavy metal con temas como “Eternal Dark”, “Griffons Guard the Gold” o “Flying in Time”.  Fueron una banda de segunda fila pero en mi colección están ubicados en la primera.

 

SARCÓFAGO “Rotting” (1989)

Los brasileños Sarcófago habrán sido pioneros en el uso del corpse painting y su disco “I.N.R.I.” considerado uno de esos trabajos que ayudó a formar el black metal, sin embargo a mí lo que me impresiona es el salto brutal que dieron a nivel compositivo en apenas dos años con este “Rotting”.  El segundo lanzamiento (para algunos considerado un EP) impresiona por su agresividad, su crudeza y la capacidad para entrelazar el thrash más furioso con el black de pura esencia Bathory.    Wagner Antichrist hace un trabajo fiero en las voces y el nuevo baterista toca como un poseso.  Impresionan en temas como “Tracy”, casi nueve minutos de auténtica locura extrema.  Serán recordados por “I.N.R.I.” pero había mucho más.

 

SACRIFICE “Forward to Termination” (1987)

El thrash hecho en Canadá no juega a carritos.  Es auténticamente agresivo y la prueba son bandas como Slaughter, Razor, Infernäl Mäjesty o los mal llamados Slayer canadienses: Sacrifice.  Digo mal llamados porque, aunque su primer disco bebió de esas fuentes, el thrash de estos tipos tiene más de la agresividad de la escena europea.  Este segundo trabajo nos los presenta igual de fúricos pero con mayores inquietudes que el puro hecho de ser lo más ofensivos posibles (objetivo de su primer disco).  No podemos decir que Rush y Iron Maiden los influenciaron en estilo pero si les dieron referencia para ampliar los horizontes en la escritura y hacer un disco tan completo como “Forward to Termination”.   Más adictivos en cada escucha y en cada lanzamiento que hicieron.  Poco para lo que merecen.

 

DIAMOND HEAD “Lightning to the Nations” (1980)

Puedo hablar mil vainas de los Metallica de ahora, pero no puedo renegar del bien que les hizo a algunas bandas que las reivindicaran.  Y del bien que nos hizo a algunos el descubrirlas.  Fue mi caso con Diamond Head.  No era raro no conocer este disco, cuando lees la historia del mismo no entiendes ni la mitad.  Que si 4 managers, ofertas que no aceptan, grabación perdida y mil historias para un trabajo que podemos decir que, a la distancia y con la suerte del que se sabe ganador, es uno de los baluartes de la escena británica del heavy metal.  Pesados, diferentes, con el carácter improvisador de los setenta adaptado a la década que llegaba.

 

TWISTED SISTER “Stay Hungry” (1984)

De muchacho tenía una sensación agridulce con este disco.  Me parecía que era el propio regalo envenenado, el disco trampa, con dos canciones fiesteras y una colección de temas cañeros que yo prefería mil veces.  No es que fuera trampa para mí (era para el que esperara un disco lleno de “I Wanna Rock” o “We’re Gonna Take It”), sin embargo me quedaba esa sensación de jugada, de engañifa, de poca transparencia.  También porque eran las canciones que tenían videoclip.  A pesar de todo, siempre he disfrutado mucho de “Stay Hungry”, incluso con estos dos temas que desafinan tanto en el discurso heavy que se da aquí, con cortes como “The Beast” o “Burn in Hell”, que incluso versionó Dimmu Borgir.   ¡You’re an S.M.F.! 

R.I.P. A.J. Pero.

 

BULLDOZER “Neurodeliri” (1988)

En este disco hay unos teclados que siempre me volaron el coco.  No son solo relleno, en temas de thrash arrasador como “Art of Deception” hay hasta solos.  Pocos grupos sonarían tan bien y tan honestos haciendo este invento en 1988.  Y eso que desde que nacieron fueron etiquetados como una versión italiana de Venom.  La verdad es que eran más que eso, y si no fueron más conocidos fue más que todo por las contrariedades que tuvieron que sortear.   “Neurodeliri” es el cuarto disco del grupo y su nombre es un homenaje al bajista fundador de la agrupación, quien se había suicidado ese mismo año y que tenía un grupo llamado así.  Lamentablemente, también fue el último del grupo en esta línea de thrash black clásico. 

 

ANTHRAX “Among the Living” (1987)

Hay discos que trituré tanto en su época que hoy si me descuido soy capaz de pasarlos por alto.  “Among the Living” suena que te chorreas.  Yo, que escuché de primero “Fistful of Metal” y que me encanta, tengo que reconocer que “Among the Living” está como a mil años luz.  Incluso, está como a 500 años luz de “Spreading the Disease”, que si tuviera este sonido sería otra bestialidad.  Aparte, es un disco divertido, compuesto entre ritmos medios y acelerados y con coros y dobles voces que lo hace perfecto para descargar.   Y tocado de forma magistral por todos sus integrantes.  Definió su estilo y los descubrió ante todos como unos freaks de los comics y las novelas de Stephen King, detalles que definieron también una personalidad única.   Lo escucho casi 40 años después y sigo teniendo las mismas ganas de hacer mosh y descargar.  Así de bien hecho está esto.

 

MICHAEL MONROE “Not Fakin’ It” (1989)

Solo hace falta un poco de rock and roll para emparejar el alma.   Tuve una larga convalecencia y mi cuerpo lo único que pedía era sencillez.  Mi cerebro estaba colapsado y solo el rock and roll más sencillo que un ladrillo pudo superar la prueba de concentración.  Michael Monroe se volvió un activo importante en esa etapa de recuperación con su ataque rock and blues con salpicones de glam.  “Not Fakin’ It” es un disco de su época, pero como se afianza en el rock más puro y en la esencia blues es igualmente imperecedero.  El segundo disco en solitario del cantante finlandés ha sido su trabajo más exitoso, con colaboraciones de lujo y un empaque en la producción que es un cañonazo bailable.  No es que me hubiera importado que estuviera en el underground, pero es bueno saber que un pelotazo como este no pasó inadvertido.

 

ZNÖWHITE “All Hail to Thee” (1984)

Trepidante trabajo de una banda que evolucionó en su sonido hasta llegar al abrasador thrash metal de “Act of God”.  Su primer disco es un prototipo nuclear de speed metal infectado de pura esencia punk.  Temas cortos, veloces, cruce de heavy y punk y con la voz de Nicole Lee trepanándote el sistema auditivo.  Los hermanos Tafoya la acompañan en esta nostálgica descarga de caña y energía, que sin ser lo de más calidad que han grabado, sí es único en su especie.  Este trabajo y específicamente la voz de Nicole Lee ayudó a perfilar mi gusto por las voces femeninas de corte agresivo (Leather Leone, Debbie Gunn, Wendy O. Williams…), como no incluirlo.

 

ANGEL WITCH “Angel Witch (1980)

Si existen bandas “One Hit Wonder”, Angel Witch posiblemente sea una de las más importantes.  Grabaron un primer disco que ha sido influencia para una cantidad de bandas de diversos estilos y pelajes.  Este trabajo, aparecido en los arranques de la NWOBHM es oscuro, melódico y profundamente innovador.  Sí la gente se sorprendió con Maiden y su debut, esto no le era diferente.  Están al mismo nivel.  Tanto así que, a pesar de que se perdieron entre movidas equivocadas de management, cambio de músicos y demás, solo les bastó este disco para pasar a la posteridad.   Yo tardé en entrarle a este trabajo, con 14 años me gustaba tanto el tema título que me costaba asimilar lo que venía después.  Ahora mírame, poniéndolo como un indispensable.

 

MARILLION “Fugazi” (1984)

Crecí escuchando progresivo de la mano de mi hermano mayor, sobre todo agrupaciones de los setenta, pero los ochenta no fueron nada prolíficos en ese sentido.  El género estaba de capa caída y yo estaba en otras lides.  Descubrí a Marillion como a tantas otras bandas.  Decidí comprar “Fugazi” por la portada en una tienda que estaba de liquidación.  No esperaba nada en específico, así que no hubo decepción pero tampoco mayor entusiasmo.  Pasaron años para que lo oscuro, duro y extraño de este segundo trabajo de los británicos me conquistara.  No tiene la inmediatez de sus dos siguientes discos y aun así disfruto más de los arreglos y la ambientación de sus temas largos.  Aparte de contener un inicio casi insuperable con “Assassing”, “Punch & Judy” y “Jigsaw”, tres temas que siempre me encantaron.   

 

TESTAMENT “The New Order” (1988)

Siempre me cautivó el segundo disco de los californianos Testament.  Thrash metal de grandes vuelos, potente, un vocalista de amplio registro y con un guitarrista de los de antes, muy de virguerías.  El disco incluye una cantidad interesante de intros, instrumentales y hasta una versión de Aerosmith, que a mí nunca me ha cuadrado en el conjunto.  Con los años Alex Skolnick aclaró que todos esos arreglos, introducciones y hasta la versión las incluyeron a la carrera porque el disco debería tener, al menos, 40 minutos de música por contrato, y ellos, que andaban inmersos en giras, no se habían percatado de ese detalle.   A veces pienso que el disco sin ciertas pausas o intros podría haber sido superior, pero luego pienso que nos hubiéramos perdido de escuchar todos esos solos increíbles de Skolnick y se me pasa.   

 

GRIFFIN “Flight of the Griffin” (1984)

1984 estuvo repleto de lanzamientos maravillosos.  Algunos trascendieron el tiempo, otros nacieron con estrella y algunos son placeres que se mantienen escondidos.  El primer disco de esta agrupación de San Francisco y que incluía en sus filas a ex miembros de Metal Church en sus inicios, es uno de los discos más avanzados dentro de la escena heavy/power USA.  Enfocado hacia la temática de hechicería y fantasía, poseían un gran vocalista de rango variado y dos guitarristas que compartían labores por igual.  Hay himnos aquí como “Heavy Metal Attack” y “Creeper” al nivel de cualquier clásico del género.  Solo lanzaron dos discos, aunque le vocalista William McKay aún mantiene la banda en activo.  ¿Un disco para cuándo?

R.I.P.  Mike “Yaz” Jastremski.

 

HEATHEN “Breaking the Silence” (1987)

Muchos grupos de thrash de la segunda oleada ya planteaban unos discos debuts de gran técnica.  Heathen, siendo de San Francisco, hacían un trepidante y técnico thrash metal, con un regusto especial por las composiciones largas.  En sus filas estaban el ex Griffin “Yaz” Jastremski y el actual guitarrista de Exodus Lee Altus.  Hicieron poco ruido en la escena aunque su propuesta arriesgaba con respecto a las demás bandas.  Estructuras largas, riffs cortantes, solos clásicos y melodía.  Una mezcla que llevarían a más en su segundo disco.

R.I.P.  Mike “Yaz” Jastremski.

 

HELLOWEEN “Keeper of the Seven Keys Part I” (1987)

Recuerdo que en 1987 no llamábamos a esto power metal.  No sé cuándo empezaría a utilizar el término, pero definitivamente la cosa era más fácil antes, todo era heavy metal.  Lo que pasa es que lo de Helloween siendo heavy, era otra cosa.  La velocidad, coros, el ritmo.  Había ciertos elementos que los diferenciaba.  Y con la entrada de Michael Kiske en las voces la evolución estaba dada e iría a más con la segunda parte, donde lo de power metal ya les calza como anillo al dedo (aunque no lo llamáramos así).  Ambos discos los he escuchado hasta la saciedad, pero el primero tiene alguna reminiscencia del pasado y me empalaga menos. 

R.I.P. Ingo Schwichtenberg.

 

MORBID ANGEL “Altar of Madness” (1989)

Absolutamente extremo para 1989.  El sonido todavía sigue siendo algo thrash para la época, pero la voz de David Vincent, la velocidad y caos destructor de Pete Sandoval a la batería es death metal candente.  Entre tanta caña, serrucho y paleo, es increíble escuchar como suenan los solos de Trey Azagthoth.  Esto era absolutamente rompedor para el año en el que apareció publicado y la historia lo ha corroborado al colocar este disco como uno de los más importantes en la historia del death metal. 

R.I.P. Richard Brunelle.

 

DEF LEPPARD “High’N’Dry” (1981)

El salto dimensional que pegaron los ingleses en este segundo disco es tremendo.  La producción de Mutt Lange todavía los respeta y no los convierte en un clon de AC/DC (aunque el tema título atufa) y los acerca al éxito masivo.  Joe Elliot se ofende como niño malcriado si los meten en el paquete del heavy metal, pero mi pana Joe, no creo que te descubra nada si te digo que “Another Hit and Run” o “Switch 625” es candela pura para los pies, heavy del que reniegas.  Disco sabrosón, con una de las mejores baladas de la historia del heavy metal “Bringin’ on the Heartbreak”. 

R.I.P. Steve Clark.

 

MAGNUM “On a Storyteller’s Night” (1985)

La elegancia hecha música.  Sus discos anteriores se beneficiaron del auge que tuvo la escena británica del heavy metal, que aunque llevara esa etiqueta incluía en ella grupos de diferentes pelajes (Demon, Bronz, Nightwing o Vardis no hacían heavy metal como tal), pero el sello Jet los dejó desamparados.  Para este disco ya la banda enlistados en una nueva discográfica, nos regaló esta belleza.  “On a Storyteller’s Night” es el punto más alto en la combinación mágica del sonido del grupo, a medio camino del hard rock, el AOR, y el progresivo más amigable.  Este disco es fácilmente un “Greatest Hits” por sí solo. 

R.I.P.  Tony Clarkin.

 

DIRE STRAITS “Alchemy” (1984)

El único directo que comentaré por aquí es este doble en vivo de Dire Straits.  La versión que hacen de “Sultans of Swing” es mil millones de veces mejor que la de estudio, aparte de ser uno de los grandes momentos del rock and roll.  También es una de las canciones que más me emocionan cuando la escucho.  La pasión en la guitarra y sobre todo la pegada del baterista Terry Williams es abrumadora.  Pero no es solo “Sultans of Swing”, los ingleses tienen grandes momentos que van desde el art rock de “Private Investigations” hasta el rock desnudo de “Tunnel of Love” y sus improvisaciones.  Un disco en vivo que ofrece más que las repeticiones de sus temas.

 

RATT “Invasion of your Privacy” (1985)

Este disco suena como un cañón, tiene una de las mejores fotografías de portada de los ochenta y un solo como el que hace Warren De Martini en “Lay It Down” merece ser enseñado en las escuelas del rock.  Por cierto, el video de ese tema, con los niños, el payaso y la creepy fiesta infantil, hoy no estaría ni dibujado en un story board. 

R.I.P. Robin Crosby

 

HOLOCAUST “The Nightcomers” (1981)

Los camaleónicos Holocaust, que no se comieron ni una tostada con sus discos ni en esta época ni en la que vendría, dejaron un legado que marco el camino y los gustos de muchos músicos y no tantos oyentes.  Este disco debut de los escoceses es más crudo y no se anda con sutilezas.   Es rock and roll salvaje llevado al siguiente nivel, con temas como “Death & Glory” y el himno “Heavy Metal Mania” como armas de destrucción masiva.   Sacados de la ignominia por el tan popular Ep de versiones de Metallica, eso no ha significado que hayan salido del underground.   

R.I.P. Robin Begg.

 

SATAN “Court in the Act” (1983)

Han merecido más de lo que han recibido pero fueron víctimas del nombre que eligieron y de las constantes idas y venidas tratando de evolucionar hacia algo distinto (se transformaron en Blind Fury y Pariah).  Aparte de eso, también son culpables de grabar uno de los discos más representativos de la New Wave of British Heavy Metal.  Pesado, veloz por momentos y algo adelantado a su tiempo, contiene canciones inmortales como “Trial by Fire” o “Alone in the Dock”.  Hoy, junto a Tygers of Pan Tang, son las bandas de esa época más en forma, con el punto a favor de que mantienen la alineación original, lo que debe ser un record Guinness de longevidad.

 

JUNKYARD “Junkyard” (1989)

Subvalorados, vivieron a la estela del polvo que otros levantaron.  Su primer disco es una muestra de lo destroyers que fueron y son.  Tampoco es que no tuvieran apoyo, los fichó Geffen y el disco fue producido por Tom Werman y mezclado por Duane Baron y John Purdell.  Por eso y por el pasado hardcore de algunos de sus miembros, este disco es como una locomotora de crudo rock and roll con las bolas cuadradas.  Sin trampa ni cartón.

 

CINDERELLA “Long Cold Winter” (1988)

Cualquiera que hubiera escuchado su primer disco no se habría imaginado como sería la continuación.  La vena blues setentera se impone y, aunque sigue siendo reconocible el sonido de la banda y el rollo sleaze glam está ahí, se presentan con un disco más maduro y honesto.  Sigue siendo un disco divertido, elegante y emotivo que trasciende las modas.  Este es un trabajo que las nuevas generaciones puede que lo escuchen y no piensen en lo vergonzoso que fueron los ochenta en cierto sentido. 

R.I.P. Jeff LaBar

 

EXODUS “Bonded by Blood” (1985)

Grabado en 1984 y lanzado un año después luego de diversas vicisitudes, el debut de Exodus impactó con menos fuerza por ese retraso.  Ya la escena estaba hirviendo y la sorpresa fue menor, pero si este disco hubiera salido en el año que fue grabado hubiera destruido nuestras mentes.  El tiempo lo ha puesto en su sitio porque es uno de los lanzamientos más brutales del thrash metal, avanzado para la época y absolutamente contagioso. 

R.I.P. Paul Baloff.

 

SABBAT “Dreamweaver (Reflections of our Yesterdays)” (1989)

Algunos conocimos a Andy Sneap antes de que se hiciera popular como productor.  Eso no significa que seamos más sabios, solo es que somos más viejos.  Lideraba a los ingleses Sabbat, que junto a Martin Walkyier, eran las caras más visibles de uno de los grupos más emocionantes de thrash que había en la época.  Recuerdo que sus dos discos eran muy valorados en el mercado underground del vinilo en Venezuela.  Todo el misticismo, el paganismo y la esencia celta medieval llevada al cambiante y brutal thrash metal que desarrollaban los hacían únicos.  Este segundo disco es tan bueno como el primero, mejor producido quizás, más crudo también.  Había que elegir uno.

 

STRYPER “The Yellow and the Black Attack” (1984)

Vi la luz del Señor con este gran EP.  Fui llevado al rebaño del metal melódico de Stryper de jovencito, cuando compré este EP en los inicios de mi pasión musical.  Después vendría “To Hell with the Devil” del cual fui devoto.  Pero con el paso del tiempo he retornado a este redil, quizás superado por el exceso de azúcar y almíbar de temas como “Honestly” y “All of Me”.   Solo seis temas, de producción limitada, más descarnados e igual de devotos al Señor.  Solo que aquí llevaban más metal en las venas. 

 

LA MISMA GENTE “Por Fin” (1983)

El significado de La Misma Gente, la trascendencia y el gusto por un disco como este debut me parece que solo será apreciado por un pequeño grupo de gente, lamentablemente.  La producción limitada, la poesía cotidiana y el azaroso estilo urbano que retumba imágenes de una sociedad venezolana imperfecta limita en demasía el target.  Aun así pienso que cualquiera en este planeta se acongojaría de tristeza y nostalgia con “Lluvia”.  También se darían cuenta al escuchar “Tonterías” que poco ha cambiado en todos estos años, que quienes ostentan el poder, o aquellos que son fachada para estos, siguen las mismas estrategias.  Al fin y al cabo, la rabia, el amor, la rebeldía son sentimientos universales.

 

IRON ANGEL “Hellish Crossfire” (1985)

Por esto no pueden ser solo 100 discos.  Este trabajo se me había traspapelado.  Los alemanes Iron Angel le dieron de lleno al elegir el nombre de su disco debut.  Un infernal fuego cruzado de speed heavy/thrash metal incendiario, maléfico, veloz, feroz y quien sabe que más.  Ponga usted el adjetivo que se le venga a la cabeza en esta demostración de metal candente, con un vocalista al cual en cualquier momento se le rajan las cuerdas vocales.  Hoy hay mil cosas más oscuras y ruidosas, en 1985 estos eran realmente pesados. 

R.I.P. Peter Wittke y Sven Strüven.

 

BACKSTREET GIRLS “Boogie Til You Puke” (1988)

Pudieron haber conquistado el mundo pero como son unos auténticos destroyers lo tiraron todo por la borda.  Este segundo disco fue tal pelotazo en Noruega que les dio pie para ir a grabar el siguiente en USA.  Fue tal el desmadre que cualquier oportunidad en ese mercado se fue para el carajo.  Auténticos representantes del boogie rock, del glam y del macarrismo, aquí descubrimos que Peter Baarli es un guitarrista de los de antes y que estos tipos podían darte 40 minutos de auténtica diversión, sin un segundo de aburrimiento.  Verlos en vivo a día de hoy es una de las experiencias más enérgicas y ruidosas.  Lástima que sean tan desconocidos fuera de la tierra de Munch e Ibsen.

 

PAUL CHAIN VIOLET THEATRE “In the Darkness” (1986)

Es extraño este disco y me gusta.  Podrías decir que es doom sin equivocaste pero no sería una descripción completa.  Paul Chain es un guitarrista excepcional, le gustan los experimentos y su mundo interior está gobernado por luces y sombras que se reflejan en su música.   Canta por pura fonética, sin decir nada en particular, lo cual hace que su música parezca salida de una cueva ocultista.  El doom y la esencia Sabbath dominan en un disco donde la psicodelia estilo galería del horror también te descoloca.  Ya demostró su genio en Death SS, pero aquí está en otro nivel de oscuridad y locura.  Lo que para algunos será una fumada de lumpia para mi es genialidad. 

R.I.P. Sanctis Ghoram.

 

DARK AGE “Dark Age” (1984)

Que decir de un grupo sin historia conocida, que se formó el mismo ano que lanzó el EP y que desaparecieron del panorama.  Este es un disco que he perseguido toda mi vida, después que mi hermano lo vendiera.  Quizás es una obsesión, tal vez los agudos desquiciados de su vocalista, o es mi amor hacia este tipo de bandas de power USA metal.  Posiblemente sea la nostalgia o que es rematadamente bueno este EP.  Lo quiero, tanto material como espiritualmente.

 

HONEYMOON SUITE “The Big Prize” (1985)

Un disco que descubrí tarde y que compré bien entrado el siglo XXI con el método antiguo de dejarse llevar por el instinto y me impresionó.  Con la producción de Bruce Fairbairn y la ayuda de Bob Rock esto no podía sonar mal ni menos ochentero de lo que te imaginas.  Los productores le meten la sutileza y las canciones hacen el resto.  Disco potente, bonito, eléctrico, pegajoso como el Slime (Blandi Blup para los españoles) y con un vocalista de esos que no sale en las listas pero que canta del carajo.  

 

GARY MOORE “Victims of the Future” (1983)

Siempre me dio una sensación irregular pero incluye en sus surcos la que puede ser para mí la balada por antonomasia: “Empty Rooms”, en su versión original, extendida.  Si a eso le sumamos las dos bestialidades que significan el tema título y “Murder in the Skies” y la alineación de músicos que tocan aquí, no puedo sacarlo de la lista.  Ah! Y Gary tan fenomenal, virtuoso y emotivo como siempre. 

R.I.P. Gary Moore, Bobby Chouniard y Mo Foster.

 

SADUS “Illusions (1988)

En la frontera entre el thrash y el death metal se encontraban los estadounidenses Sadus, quienes se financiaron la grabación de este disco, sabiendo que lo que traían entre manos eran radiactivo.  Esta pequeña animalada de metal extremo técnico, con el gran Steve DiGiorgio al bajo, les permitió fichar con Roadrunner para un nuevo disco y relanzar de nuevo este disco bajo el nombre de “Chemical Exposure” en 1991.    Son apenas 29 minutos de auténtica avalancha thrash técnico y furioso, pero no se necesita más si la dicha es buena.

 

DOKKEN “Under Lock and Key” (1985)

Complicado dejar fuera de la ecuación a George Lynch.  Es uno de los guitarristas que mejor describieron con estilo los ochenta.  También es cierto que Don Dokken tenía lo suyo, una voz elegante y una banda que le respondía, musicalmente hablando, con maravillas como “In my Dreams”, “Unchain the Night” o “Don’t Lie to Me”, un tema menor dentro del disco y que a mí me gusta tanto como cualquier otro aquí incluido.  

 

MIGUEL RIOS “La Encrucijada” (1984)

No es el Rock & Ríos.  No tiene un “Antinuclear” ni un “Banzai”.  Al contrario, es un disco muy heredero de la época, lleno hasta arriba de sintetizadores.  Sin embargo, este fue el Miguel Ríos que comenzó a sonar en Venezuela (de hecho, empezó con “El Rock de una Noche de Verano”), donde una canción como “Todo a Pulmón” se hizo inmortal.  Este disco puede oler a naftalina, pero tema a tema incluso supera a su anterior disco.  No es lo más rockero y por eso está llegando de último a la cola.  No porque no me guste, sino porque dije que esta lista es puro rock and roll.  Miguel lo es de espíritu, esencia y presencia.  

R.I.P. Sergio Castillo.

 

HELIX “Walkin’ the Razor’s Edge” (1984)

No es ni de cerca uno de los grandes clásicos del hard rock de los 80, pero si es uno de los discos con los que más he disfrutado.  Y si no fue el primer disco que compré está cerca.  Aparte, los canadienses en estos momentos de su carrera hacían discos muy efectivos.  Aquí está el mejor tema cheerleader rockero, el clásico “Rock You”, que nos invita a levantar los pompones y corear:

Gimme an are (R!)
O (O!)
C (C!)
K (K!)
Whatcha got? (Rock!)
And whatcha gonna do? (Rock you!)

 

Que mejor cierre para una lista que se puede hacer eterna. 

R.I.P. Greg “Fritz” Hinz y Paul Hackman

by: Manuel Losada

by: Manuel Losada

Publicista de profesión, hablador de paja por vocación. He canalizado mi verborrea hablando de lo que más me gusta, la música. Y lo he hecho a través de varios programas de radio y escribiendo en diversos medios. Actualmente desvarío a través de mi podcast , Freack Station , el blog de Arrecho y en Rock, The Best Music.

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