Es una gran noticia que un genio del audiovisual como Michael Mann vuelva a la dirección de forma regular. Más si tenemos en cuenta que su último trabajo para la pantalla grande fue la mediocre “Blackhat: Amenaza en la sombra” que data del ya lejano 2015.
Es cierto que “Ferrari” no emula la mejor época del realizador estadounidense. Unos años noventa del siglo pasado donde firmó joyas como “El último mohicano”, “Heat” o “El dilema”, tras unos primeros buenos filmes en los ochenta como «Ladrón» o “Hunter” (primera aproximación en el cine al personaje de Hannibal Lecter). Su estrella empezó a declinar con productos como “Corrupción en Miami” o la antes referida “Blackhat”, volviendo con fuerza el pasado año produciendo y dirigiendo el primer episodio de la serie «Tokyo vice», de la que llega en breve su segunda temporada.
Este “Ferrari” es un viejo anhelo y ha estado trabajando tiempo en el proyecto pero, por desgracia, la cinta no llega a demostrar el brío y el poder visual de sus mejores largometrajes quedándose en un irregular resultado, con bastantes altibajos y donde se alternan grandes momentos con otros llenos de lugares comunes y tópicos. Entretenido pero con bastantes lagunas.
En el capítulo positivo las secuencias de carreras donde se nota la mano de Michael Mann aunque la secuencia crucial de la “Mille Miglia” no quede del todo aceptable por unos efectos especiales mejorables. Aun así esta batalla final es lo mejor de las algo más de dos horas de metraje. También funciona su pareja protagonista, tanto Adam Driver como Penélope Cruz que aprovechan sus roles, sin duda los mejores definidos porque la película erra en los secundarios pues salvo el personaje de Shailene Woodley, el resto son meros arquetipos con no demasiadas líneas de diálogo y muchísima menos profundidad.
Un resultado lastrado por el guion de Troy Kennedy- Martin que no satisface las altas expectativas generadas alrededor de Enzo Ferrari, a punto de arruinarse a finales de la década de los cincuenta, con serios problemas en su matrimonio por la muerte de su hijo en la guerra y que ha finiquitado su matrimonio comenzando una relación paralela que parece saber todo el mundo salvo su legítima esposa, sumados a una desastrosa cuenta de resultados que le obliga casi a ganar la “Mille Miglia” frente a su competidor Lamborghini.
Quizás lo más interesante sea esa competitividad automovilística y no la vida del rico ingeniero pero ya se sabe que no hay buenas y malas historias sino bien o mal contadas. “Ferrari” decepciona por estar tras las cámaras un nombre mayúsculo como Michael Mann pero su filme no aburre, demuestra el buen ritmo narrativo que suele dotar a sus largometrajes y la alta capacidad en las secuencias de acción. Nos parecen mejores otras películas similares como “Rush” o “Le Mans 66” pero, ya decimos, que no está mal. Confiamos que eleve el tono en su próximo estreno con la segunda parte de “Heat”.
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