Nos sienten desde que nacemos y los corazones con más capacidad de amar son los más sospechosos. Son esos los que cargan con el peso de una vida que se consume entre atmósferas pesadas para que el fruto sea recolectado. Así, sufriendo en silencio, van escribiendo su propio libro; callado flujo de pensamiento que resbala por el desagüe de la razón.
Después, te vacían, mientras tu psique cuelga de no sé dónde. Caprichosamente te bloquean para beneficio de una masa corrupta, que te ha inoculado casi todos los padecimientos de los que has salido airoso creciendo, —sin saber que era una trampa.
En lo que a mí respecta ya no estoy loco, ya no tengo la luna presente. Se ha desvanecido hacia su recuerdo. Vuelvo a soñar, ha vencido el amor. Los hay que codiciosos van lejos en busca del misterio, pero con una actitud correcta todo te puede pasar en la mesa de tu habitación.
Solo queda un vago recuerdo de mi yo estático caminando el abismo en el centro del foco de la negatividad. Un viaje cuatridimensional en el que toda esa filosofía extraída del roce de mi alma con el Tiempo, ha sido recogida por los alquimistas dueños de esta situación.
Ya no estoy loco, ahora seguiré viviendo esperanzado, sabedor de un más allá que nos vigila incansable para protegernos de los enemigos del amor.
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