Desde 1973 lleva asando carne el Grupo Aranjuez, todo un especialista en esto de los Steak House. Su local se encuentra en la zona del Bernabéu, en la actual calle de Poeta Joan Maragall (antigua capitán Haya). Todo un clásico de los asadores madrileños.
Su propuesta es una cocina clásica, basada en el producto con algún toque moderno en un elegante comedor de carácter burgués con mantel de hilo, vajilla clásica y un servicio esmerado y correcto trato al cliente. Un local recomendable tanto para comidas de negocios como para darse un capricho carnívoro con amigos pues se sabe que lo que ofrecen es de calidad y no nos engañemos: es complicado dar el mismo punto a la carne en casa que bajo la sapiencia de un parrillero experto.
Antes de pedir nuestro corte, observamos el menú y comprobamos que hay múltiples guiños a la cocina sudamericana (sobre todo venezolana) destacando en entrantes y guarniciones. Es una opción que pediremos en próximas visitas pero en esta nos apetecían viandas nacionales, sabores reconocibles y platos tan conocidos como sabrosos.
Mientras elegíamos tuvieron la cortesía de la casa de traer de aperitivo una taza de caldo. Un rico consomé perfecto para entrar en calor. En el capítulo de vino arriesgamos pues pedimos un crianza navarro de nombre Marco Real. Todo un descubrimiento, una colección privada que recuerda mucho a los riojas clásicos (aunque bastante más económico) y que tuvo que ir a buscarlo el sumiller pues lo tenían escondido en la bodega. Y es que Aranjuez Steak House tiene una selección de vinos cuidada, con caldos reconocidos y unas cuantas sorpresas en su carta.
Como entrantes nos apetecía una buena parrillada de verduras. La de Aranjuez es interesante, con marcado sabor a fuego y unos vegetales donde no arriesgan, ya que consiste en tomate, cebolla, calabacín, berenjena y pimientos del piquillo servidos en un plato de cristal. Rica. Tanto como las croquetas, presentadas en plato negro. Caseras, buena bechamel y sabrosos trozos de jamón ibérico. Las hemos comido mejores pero son apetecibles y gratas de sabor y textura. Tampoco desmerece la tortilla al estilo Betanzos que no llega a ser líquida pero sí muy melosa con sus cuatro ingredientes canónicos: huevo, patata, aceite y sal. Nada malo se puede decir pues la proporción de huevo sobresaliendo a la patata deja ese estupendo paso en boca. Nos gustó.
Y el vino aguantó sin problema los entrantes pero mejoró muchísimo con la carne. Pedimos un excelente T Bone de Black Angus, presentado en una tabla de madera, ya cortado y preparado algo menos de punto (como lo solicitamos). Es un corte que nos gusta pues el hueso central separa el solomillo y el entrecot. Y respetando el estilo americano es más fácil de tragar pues es más fino que la bistecca alla fiorentina donde tenemos el mismo filete pero cortado más grueso. Ni que decir tiene que se nota que es una de las especialidades del Aranjuez Steak House y cada bocado nos elevaba al placer más absoluto. Como acompañamiento nos trajeron un par de salsas, una de tomate picante y otra de aguacate que no eran necesarias por el excelente sabor de la carne pero que sí sirvieron como condimento a la ración de patatas fritas. Por supuesto, caseras.
No solemos hacerlo pero en esta ocasión sí pedimos postre y ese clasicismo se mantiene tanto en el correcto brownie con helado de vainilla y en la superior filloa, rellena de chocolate, acompañada de helado de vainilla pero con la particularidad de ser flambeada en la mesa. Un excelso remate a una cena que nos convenció pues Aranjuez Steak House cumple con lo que ofrece. Buen producto, bien cocinado, sabores reconocibles y gran servicio. Cocina honesta para cualquier comensal.
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