Al igual que ahora a los cincuentones les da por jugar al pádel o comprarse bicicletas que cuestan casi lo mismo que una moto, a mí me dio en su momento por hacer senderismo por los caminos y senderos mas conocidos de la geografía patria. ¿Que tiene que ver todo esto con el libro de los Leather Boys? Pues creo que nada o quizás mucho.

Una confesión. Mi acercamiento al mundo del rock se lo debo a este grupo, antes era Dj en las discotecas más reputadas y conocidas de la Comunidad Valenciana. Famosas eran mis sesiones “remember” de los 90 con sus “cantaditas” y el abuso desproporcionado de mezcalinas, estramonio y sustancias sicotrópicas que te dejan con una sensación de cariño, como cualquiera que elija este libro para pasar el rato, una vida crápula llena de meretrices y casas de lenocinio, en los suburbios de cualquier ciudad que visitaba.

Cuando conocí a Leather Boys fue por hacer una ruta de senderismo por Picos de Europa, haciendo la Ruta del Cares y tarareando temas como el “Memories” de Netzwerk y dándolo todo en cada paso por la ruta,(ya saben “Memories of me and you go on and on…”), allí me cruce con una persona de aspecto desaliñado que me ayudó a cubrir parte del recorrido y después me llevó a comerme un cachopo de segundo plato (pero esa es otra historia). Él me invito a Avilés y me habló de un grupo del “underground” asturiano y esos eran ellos: los “putos” Leather Boys, aunque en ese momento tampoco les presté mucha atención, ni al personaje, ni al grupo.

Una vez en Avilés visitando el centro Niemeyer, escuché a unos chicos que estaban fumando algún polen del Norte de África, un tema que me llamo la atención, no entendía bien la letra, era como si se hubiesen inventado un nuevo idioma, luego vi que “cantaban” en inglés, pero musicalmente dije: “Joder…como molan”, los chavales me dijeron que era una banda de allí, sin saberlo estaba escuchando “Rock and Roll Blowjob”.

Ya por la noche, después de beber cerveza en un tugurio de la zona vieja de la ciudad, decidí hacer hacer un I+D en un lupanar que me recomendó el dueño del garito. Allí con la presentación de un grupo interminable de mujeres, se escucho un escándalo con pelea de por medio y una de las chicas dijo: “ Ya están por aquí los “putos” Leather Boys”. Era como si estuviésemos en Los Ángeles y ellos fueran los Crüe, existía un aura especial el que manaba por ese pasillo con Leather Sex gritando y saltando por encima de la seguridad para seguir repartiendo golpes (imagino que a algún rival). Se convertían en lo que un músico soñaba ser, con una borrachera descomunal, siendo invitados a salir de la casa por la puerta trasera. Eran ellos y ahora ya si que tenían mi atención.

Una semana después en mi visita a Valencia para ver un magnifico partido de la segunda división española como era el Levante-Lugo, vi un cartel de Jolly Joker que tocaba esa noche en la Loco Club, pero abrían los astures, evidentemente tuve que ir a conocerlos en persona y desde ese momento subirme toda la noche en una espiral de desfase de drogas, alcohol y meretrices, que como es lógico hicieron que cambiara de gustos musicales y me enrolara en la Leather Army.

Hablando puramente del libro Fernado “Tanxencias” Sampedro periodista de Popular 1 narra perfectamente las andanzas de “los chicos de cuero”, revisionando las historias desde las cloacas más sucias del “underground” de cada momento de sus vidas, relatando sus andanzas por garitos, prostíbulos, drogas, personajes pintorescos e incluso una presentación en TVE para ir a Eurovision.

300 páginas donde sus principales protagonistas Leather Rose y Sex, nos resumen sus andanzas siempre con un tono de humor e imaginamos que también de realidad, o como la vida de Lemmy te lo puedes creer o no.

Un prologo a cargo de un buen amigo del grupo como es Lane Lazy y la siempre acertada pluma de Fernando Sampedro componen un libro acertado y con un anecdotario brutal, acompañado de un disco que es una especie de recopilatorio de la banda. Divertido, fácil de leer y donde el degustador de literatura musical disfrutará tanto como, a buen seguro, ellos en esa “farra” continua que es “Fairy tales from the underground.”

by: Sergio Bixo

by: Sergio Bixo

Holograma de día, bebedor de cerveza de noche. Desde que me creó la IA voy a conciertos y festivales escondido bajo pseudónimos. Pero nunca hago ascos para compartir cervezas con cualquier Chatgpt de los comandos de RTBM.

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