Poco tengo que añadir a la crónica de mi compañero Edu sobre el concierto de estos titanes en Valencia. Su show en Zaragoza 2 días después fue también todo un torbellino digno de elogio. Tanto Ben Poole como Jared James Nichols son dos jóvenes virtuosos que están en un estado de forma inmejorable. Tras presenciar atónito su show de anoche, sigo sin entender cómo estos tipos no están llenando estadios. Lo de Ben Poole tiene mucho mérito, un británico abducido por el espíritu del Delta del río Misisipi y por cuyas venas fluye más blues que sangre.
Acompañado de una banda solvente aunque quizás falta de carisma, Poole se lo pasó en grande y nos lo hizo pasar igualmente a todos los asistentes. Impagable ver tan cerca a un artista de esta talla evolucionar con su instrumento. Un lujo. Si encima el tipo se lo está pasando bien, el concierto se convierte en toda una celebración. Del repertorio de La casa del Loco me quedo con Have you ever loved a woman (en la que Poole apagó su guitarra y tocó y cantó sin amplificación para un público enmudecido) o Don’t cry for me. Me hizo especial ilusión escuchar su versión del Dirty Laundry de Don Henley, un éxito de 1982 no muy conocido actualmente. Lo cierto es que Ben Poole salió a arrasar y nos dejó un sabor de boca magnífico. No te o pierdas. Algunos pensábamos que la noche no podía mejorar pero estábamos muy equivocados…
Suena Man in a box de Alice in Chains y sale a escena Jared James Nichols y su banda. Buena señal. Si lo de Ben Poole se acerca más al blues, Nichols tira más al hard rock. Reconozco que no he visto una presencia sobre el escenario más impresionante que la de este señor. Su hermosa Gibson azul parecía de juguete, así es el volumen de este coloso de las 6 cuerdas. Pero su imponente presencia contrasta con una simpatía también muy poco común. Nichols y su power trio salieron a arrasar. Lo de estos tres músicos no es de este planeta. No sólo sonaron brutales y divertidos sino que ofrecieron toda una lección de saber estar sobre un escenario.
Nichols, que es también un excelente cantante, me sorprendió con su forma de tocar la guitarra: sin púa. Por cierto, nunca había visto a nadie golpear las cuerdas con el cable de la guitarra o el antebrazo. Nichols y su banda son, sin duda, una de los mejores power trios que puedes ver actualmente. Sonaron cañonazos como Easy come, Easy go, Down the drain, Threw me to the wolves o Shadow dancer. Hubo también hueco para una salvaje versión del War pigs de Black Sabbath y el Mississippi Queen de Mountain que nos dejaron con la boca abierta. Vamos, una noche inolvidable.
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