Lo de Bette Smith de anoche no tiene nombre. No le basta con tener una gran voz sino que además es toda una diva en directo. Su arrolladora presencia escénica se ve incrementada exponencialmente gracias a una banda de gran nivel que hace saltar chispas de sus instrumentos. Una banda sobresaliente formada por Curtis J. Brewer (guitarra), Javier Arévalo (trompeta), Aarón Pozón (sax), Javier Geras (bajo) y Carlos Sosa (batería). Y todo ello con entrada gratuita. Normal que hubiera una larga fila para entrar al Rock & Blues Café incluso bien avanzado el concierto. Un show de este calibre y gratis es una oferta que no se puede rechazar.
Ataviada con un vestido de Batgirl y una boa de plumas blancas, Bette Smith desplegó todas sus artes en su show de anoche. Estuvo empática y divertida mientras deleitó al público con ese sucio blues que tan bien le sale. Es que lo de anoche fue de escándalo. El explosivo repertorio se basó en sus dos LPs publicados hasta la fecha Jetlagger (2017) y The Bad, The good and the Bette (2020) con temazos que hicieron vibrar al respetable como Shackle & Chain, I feel it too o Everybody needs love. Con un público rendido a sus pies desde el primer acorde, Bette y su banda derrocharon técnica y saber hacer sobre un escenario. Sonaron compactos como un muro de granito mientras Bette se desgañitaba, bailaba y sudaba. Todo un espectáculo, oiga. Debo destacar las memorables interpretaciones del Nutbush City Limits de Ike & Tina Turner y la enorme I’m a sinner. Impagable ver a Bette de rodillas implorando perdón al cielo.
Poco más puedo añadir, y diga lo que diga no creo que le pueda hacer justicia. Eso sí: si tienes oportunidad, no te pierdas a Bette Smith en directo. La diversión y la buena música están aseguradas.
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