Walking on thin ice
I’m paying the price
For throwing the dice in the air
Why must we learn it the hard way
And play the game of life with your heart?
I gave you my knife
You gave me my life
Like a gush of wind in my hair
Why do we forget what’s been said
And play the game of life with our hearts?
I may cry some day
But the tears will dry whichever way
And when our hearts return to ashes
It’ll be just a story
It’ll be just a story…

Yoko Ono

 

“Double Fantasy”, alternando canciones de John Lennon con las de Yoko Ono, es un disco perfectamente homogéneo y atemporal. Desde el impecable “Kiss kiss kiss” de Ono, al “Woman” de Lennon, la que sedujo a las ondas radiales como hacía tiempo que ya no lo hacía un tema de John. La foto de la portada originalmente fue hecha en color, pero por decisión de Ono se editó en blanco y negro. Para “Milk and Honey” de 1984, fue utilizada otra foto muy similar de la misma sesión, pero esta vez a color. Ambas son obra del artista japonés Kishin Shinoyama. Se registró en una tarde de agosto en el Central Park de Nueva York tres meses antes de que el disco viera la luz.

Con el impulso de las sesiones en los Record Plant con Jack Douglas en la consola, y la buena acogida del disco, la pareja comenzó a grabar un segundo álbum. “Milk and Honey” es más innovador que el “Double Fantasy”, y fue el disco póstumo de Lennon. De aquel disco se aplazó su lanzamiento ya que la discográfica aprovechó el triste suceso para lanzar un Best of de Lennon. La muerte de Lennon archivó temporalmente el material hasta que Yoko se vio capaz de completarlo. Milk and Honey, es una referencia a la relación sentimental entre John y Yoko, constituyendo una expresión que explicaba la diferencia de orígenes de cada uno. La frase se utiliza en Nueva York para definir a una pareja de origen blanco y asiático.

 

 

Durante aquellas grabaciones la pareja también trabajó en el próximo sencillo en solitario de Yoko Ono , “Walking on Thin Ice”. John, cansado de leer las mismas interminables amarguras y maldades sobre su esposa, decidió cuidar especialmente este título. Un corte que se empapa de las influencias de la new wave, electrofunk y el hip hop neoyorquinos que estaba tan en boga en aquellos años. Grabado el 4 de diciembre de 1980, Lennon terminó de mezclar el título el día 8 y predijo que sería el primer número 1 de Yoko en las listas, antes de abandonar el estudio para regresar a su casa en el edificio Dakota. Allí unos minutos después lo mataron a balazos en medio de la calle, ante la mirada de su esposa.

“Walking on thin ice” será número 1, pero solo unos años más tarde, cuando los Pet Shop Boys lo conviertan en un remix de baile.

Sucesivas generaciones, designaron “Walking on thin ice” como una de esas canciones que marcan la historia, como uno de los grandes singles de los 80, como afirmó Nile Rodgers.

Con su estremecedora portada y grabado con los músicos de Double Fantasy pero con Phil Spector en lugar de Jack Douglas en la producción, Yoko lanzó, “Season Of Glass” tras la muerte de John Lennon, posiblemente su mejor álbum desde “Approximately Infinite Universe” .

 

 

“Season Of Glass” es un disco sin la más mínima caída de tensión, lleno de ira contenida. Un disco que es un nudo en la garganta, una mirada a un mundo sin sentido, a la pérdida del amor. Desde ese saxo que abre el disco con “Goodbye Sadness“ con la frágil voz de Yoko que parece que va a quebrarse en cualquier momento, el disco transcurre como una despedida a John, una mirada melancólica y furiosa hacia la ciudad, hacia aquel fatídico día. La voz de Sean hablando de su padre y la música…Todo es una herida que sangra aún, como refleja la sangre salpicada en esas gafas en primer plano de la portada.

Luego vendría It’s Alright (I see Rainbows) un disco más liviano, donde Ono quiere intentar pasar página, volver a vivir, intentar cicatrizar esa herida abierta que es como una loza que le impide continuar. Es un disco muy flojo que pasa desapercibido, durante tres años no se sabe nada de ella hasta que reaparece con “Starpeace” en 1985.

Grabado con Sly & Robbie y Bernie Worrell el teclista de Funkadelic y Eddie Martinez, guitarrista de Run DMC, llega “Starpeace” en 1985, mucho más inspirado y muy actual. En ningún momento suena desfasado, sonidos muy cercanos a lo que se escuchaba por entonces en la gran manzana; Grace Jones y Tom Tom Club. Pero Yoko no encajaba, no era carne de cañón con MTV, que era la que mandaba por entonces y dirigía a los oyentes como autómatas en cuanto a lo que debían escuchar.

Su contrato con Geffen llega a su fin y sus magras ventas contribuyen a que Yoko Ono desaparezca durante los siguientes diez años. Pero no diez años viviendo del cuento de la viuda o sacando tajo del legado de su marido. Diez años que pasará trabajando para su fundación, Imagine Peace. Y por fin, el reconocimiento de una generación con la mente más abierta y los oídos menos obtusos que se mofan de aquel “la culpa fue de Yoko Ono”. 

El underground de Nueva York, exhibirá sus trabajos, varios cortometrajes que las nuevas generaciones verán como fuente de inspiración y le otorgarán el respeto que se merece.

 

 

En 1995 aparece sin que nadie se lo esperara “Rising”, disco grabado con el grupo IMA, el de su hijo Sean Lennon. Una mezcla de garage funky, un disco que contiene aullidos y bramidos donde Yoko, hace rugir esa voz que atemoriza a muchos y que ella utiliza sabiamente para ilustrar el horror; el de los cuerpos desnudos cubiertos con napalm de su infancia en Japón, el del cuerpo de su John sobre el asfalto. Una agresividad no fingida, gritos de agonía y de gozo, un middle finger a todos esos obtusos que nunca comprendieron y comprenderán, que solo escuchan música para estar cómodamente sentados en su sofá y darse una cabezada. 

Su hijo le insufla esa energía que había perdido, la juventud le otorga ese estatus que se merecía. Rising Mixes, que se lanzó en 1996, en 2001 con “Blueprint For a Sunrise”  junto a su hijo, hace lo que más le gusta “me importa un carajo no complacer a nadie”. Un disco tremendo donde denuncia lo que siempre le ha molestado más, ¡la violencia hacia las mujeres! Un manifiesto, un llamamiento dirigido en todos los idiomas a todas las mujeres del mundo en un contexto techno groove que demuestra que Ono era Avant Garde antes de Lennon y después de Lennon, a años luz de muchos “modernos”.

Yes, I’m a Witch en 2007, Open Your Box en 2007 y Yes I’m a Witch Too en 2016, una selección de títulos reinventados por otros artistas. Beastie Boys, Sonic Youth, Ween, Tricky… Yoko vuelve a grabar su parte vocal para encajar lo más posible con la relectura musical, haciendo así que estos tres álbumes sean creaciones por derecho propio. Peaches, Le Tigre, Cat Power, Antony & The Johnsons, Paul Zone , Sparks,  Moby, Death Cab for The Cutie, Cibo Matto… Todos ellos quieren ser parte de la historia y cantar junto a la “bruja”.

Y sigue, sigue, realizando proyectos, discos que pasarán mayormente sin pena ni gloria, para la mayoría de los mortales que se conforman con escuchar lo que les dictan los medios de comunicación.

Discos que más de uno haría bien por lo menos en escucharlos, donde demuestra que su osadía nunca ha estado en horas bajas, a semejanza de su talento. “Between My Head And The Sky”, es un disco junto a su nuevo fiel escudero Sean Lennon y músicos Japoneses, un trabajo de puro Avant Garde pero del siglo XXI, nada de nostalgia o naftalina.

Con “Take Me To The Land Of Hell” de 2012, se deja llevar por el noise y el punk aunque más accesible que su predecesor sigue con esa insolente identidad que tiene su música, lejos, muy lejos de todas esa bandas de “Copy and paste” sin personalidad ninguna y con ese mentalidad cobarde y sectaria de tener que complacer a la muchedumbre para llenarse los bolsillos. 

Yoko, no es de esas personas que lloriquean, que se lamenta y siguen su camino si mirar hacia adelante. Ono te agarra y te patea el trasero con su descaro, con sus gritos, con su sinceridad. Le importa un pimiento que su lado artístico cabree a muchos, a los redneck, a los que se declaran 100 % rockeros, a los que les encantan los Beatles, y/o a Paul MacCartney. Ese lado inofensivo que tiene el pop y muchas veces el rock, la japonesa lo ha acariciado muchas veces. Y más veces lo ha hecho a contrapelo, ¡sin importarle si su disco gustaría o no!  Muchos, seguramente no sospecharon que hubiera producido tantos discos en solitario y solo pensaban que básicamente se dedicaba a vampirizar a Lennon, que rompió a los Beatles… Ni Lennon, ni Mc Cartney, ni el público impidieron que Yoko fuera lo que quería ser.

by: Laurent Berger

by: Laurent Berger

Tsi – Na – Pah estudió Bellas Artes y más tarde cocina. Actualmente recorriendo Andalucía vendiendo y comprando viejos vinilos. Apasionado del rock progresivo y del rock americano de los setenta. Colaborador en distintas revistas musicales y tiendas de música en la época donde se vendía música de verdad.

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