Siempre es un placer visitar una sala de conciertos tan señera como es Milwaukee en El Puerto de Santa María. Más en un evento tan clásico en la localidad gaditana como es el Berza Rock, dedicado a un potaje característico y que a la hora de comer sirven como degustación aunque durante la tarde, la noche y bien entrada la madrugada se deleite al público con numerosos conciertos de bandas emergentes.
Este año me fue imposible ver la gran mayoría ya que tenía reserva en la enorme hamburguesería Little John de Rota (próximamente habrá una reseña en «El Rincón del Goumet») y más tarde en el coqueto teatro Muñoz Seca de El Puerto asistíamos a la ópera “Las bodas de Fígaro” de Mozart. Así que sin parar al terminar los enredos amorosos del Conde de Almaviva, Rosina, Susana y Fígaro salíamos a toda prisa hasta la entrada en la calle Micaela Aramburu. Sorprendía ver la cantidad de gente que asistía al evento, con el patio interior alrededor de un “pinchadiscos” dejando el interior para el escenario donde antes habían actuado Naked Snake, Old Fish, Madame Christie, Red Doors, Carcamonias y Hiit, bandas que me perdí y ante los que me disculpo pero por los motivos explicados antes me fue imposible llegar antes de las once de la noche. ¡Cuánto evento distinto paras ser un sábado 11 de febrero!
Aún así pude disfrutar de las evoluciones de tres bandas aunque me detendré más en L’ Estorbo pues fue la única con temas propios, lo cual se agradece sobremanera pues nadie niega el mérito de interpretar un repertorio ajeno pero es más complejo y placentero descubrir nuevas composiciones en los procelosos mares del rock and roll. Pero antes mencionaremos a Lucky Losers Club, un cuarteto perfectamente ataviados con corbata y tirantes blancos sobre camisa, pantalón y chistera negras. Su repertorio repasaba grandes clásicos del punk y el rock alternativo. Con Los Ramones, Sex Pistols, The Hives o Nirvana conviviendo con Rage Against the Machine. Gustaron y caldearon el ambiente.
Tras ellos llegaban L’ Estorbo, banda de reciente creación conformada por Clara Briantes a la voz y segunda guitarra, José Carlos Balderas como maestro de las seis cuerdas y una poderosa base rítmica la que forman Nrik José Duñán al bajo y Alejandro Delgado a la batería. Su “set list” se dividió entre algunas versiones y los temas propios en una hora aprovechada a la perfección. Sonaron compactos y las sensaciones que dejaron en el respetable fueron más que buenas pues hasta tuvieron que interpretar un bis que no tenían preparado, aunque el inicio fue con la mítica “Whiskey in the jar”, el clásico irlandés en una interpretación a medio camino de la de Thin Lizzy y la de Metallica pero que en la voz de Clara Briantes suena novedosa. Tras ella, dos píldoras de su próximo trabajo con “Right throught you” de Alanis Morrisette y “Liar”, dos piezas donde se mezcla con sabiduría el hard rock con el rock alternativo de los noventa y primera década del presente siglo. La última canción además es su primer tema autoproducido y publicado en redes sociales. Es una interesante muestra de un rock bien engrasado, con buena melodía y que engancha desde la primera escucha, defendido en directo a la perfección, con una siempre sonriente Clara, de bonita, y bien entonada voz junto a un competente José Carlos encargado de dar color a los solos, potente a las baquetas Alejandro y un espectáculo Nrik José con las cuatro cuerdas, sin parar de moverse. Fruto de estas aspiraciones es el hecho de que trajeron su propio “merchandising” con camisetas, pulseras y pegatinas.
Tras una versión del “Creep” de Radiohead, llegaba otra tanda de nuevo material con “Journey throughh the wind” y “Hiding in the shadow” donde podemos reconocer el sello que quiere imprimir a sus composiciones, jugando entre la distorsión y el medio tiempo o el hard y el alternativocon mirada a Inglaterra e Irlanda. Un ejemplo claro es tocar seguido el “Sweet child o’ mine” de Guns and Roses (si bien es verdad que estos son estadounidenses) y un bonito corte titulado “Resurrection”, con el que se despidieron de las composiciones de L’ Estorbo. Lo cual está genial pues hasta ese momento su presentación consistía en cinco de su “cosecha” y tres de otras formaciones aunque quedaba un final en que también tiraron de “covers”, una bien defendida del “Zombie” de Cramberries, banda que se nota que les encanta y que queda francamente bien en la voz de Clara, cosa que quedo cristalino pues tras un “Enter sandman” de Metallica y ante la insistencia del público improvisaron un “fuera de carta” como es el “Promises” de los de Dolores O’ Riordan. Un registro donde se les ve cómodos y al que vemos como influencia.
L’ Estorbo dejó buenas sensaciones y se fue de El Puerto de Santa María con nuevo seguidores y con el respeto de apostar no sólo por la música de otros sino por defender su talento como músicos y autores. Desde aquí nuestro reconocimiento y a los que esperamos ver en próximos conciertos.
Tras ellos, cerrando la noche del Berza Rock llegó otro poderoso combo como son los veteranos de Buffalo Blues, con versiones de sabor añejo, con ritmos que van desde Eric Clapton a ZZ Top, guitarra, vocalista, bajo, batería, sintetizador y hasta armónica en varios temas. Aunque empezaron a las dos de la madrugada funcionaron como un metrónomo y despidieron a lo grande esta decimotercera edición del Berza Rock.
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