Esta crónica llega tres semanas tarde. La razón no es que nos hayamos demorado en escribirla y dormido en los laureles, ni mucho menos. El concierto de The Electric Alley en Jerez de la Frontera debió celebrarse el pasado 17 de diciembre, pero motivos de salud de su vocalista Jaime Moreno nos llevaron este 7 de enero, una vez dejadas atrás las fiestas de guardar y las que no, a encontrarnos cara a cara con la banda que presenta su último y fantástico disco, «Apache», reseñado en nuestras páginas mi compañero José Luis Díez y que podéis leer pinchando aquí.
El cartel de todo vendido colgado. La acogedora sala La Guarida del Ángel presentaba un envidiable aspecto. Ya desde antes de la hora señalada para el comienzo, tanto fuera como dentro se respiraban las ganas de Rock And Roll de un público que venía a ver como se las gastan The Electric Alley, grupo al que muchos de los que estábamos allí hemos visto crecer de una manera imparable durante una década aproximadamente. Pasados diez minutos de las once de las noche, The Electric Alley abrían fuego ante las más de doscientas personas que llenaban la sala. Desde el primer momento quedó claro que el grupo venía con ganas, a por todas, para resarcirse de un aplazamiento del que por otra parte tampoco tenían culpa y demostrar lo que les gusta jugar en casa, quedando claro además con el recibimiento de la gente que The Electric Alley si son profetas en su tierra.
La intro nos ponía los nervios a cien de todos los que estábamos allí para introducía con la fuerza natural que les caracteriza dentro de su nuevo disco a través de las tres canciones que lo abren, «Apache», «Hurricane» y «One last in light» tocadas en el mismo orden que aparecen dentro del disco. The Electric Alley se mostraban valientes, venían a presentarlo y pusieron énfasis en las canciones que lo componen, llevadas además de manera magistral al directo demostrando lo grandes músicos que son junto con una imponente presencia escénica. Sin habernos recuperado aun del primer asalto, nos topábamos de frente con otras dos canciones nuevas, «Writing’s on the wall» y «What’s going on?».
Entre agradecimientos varios y recuerdos de la década de rock and roll que llevan a sus espaldas y a sabiendas de la entrega incondicional de un público que no podía responder de otra manera a lo que se nos estaba ofreciendo desde el escenario, sonaban canciones de sus anteriores trabajos como «No control», «Standing», «Standing can we have» y ese himno – además una de mis canciones preferidas del grupo – que es «Last letter» que no solo provocó el delirio de este que escribe sino de todo los que aquella noche andábamos allí en una perfecta comunión de vatios, sudor y brindis con cerveza fría. Más canciones nuevas, «Son of a gun», potentísima, «Make it through the night», «All the way» y «Fireworks», el disco completo presentado ante su público, demostrando fe ciega y confianza en este nuevo trabajo que les tiene que colocar como punta de lanza.
Para el final, fiesta colectiva. Se aproximaba el momento que quisiéramos que no ocurriese, ojalá la noche durase para siempre. Delirio colectivo con «Up in Flames» y sobre todo con «Get electrified» que amenazó con demoler piedra por piedra La Guarida del Ángel ante el empuje que salía del escenario y la posesión colectiva de los asistentes para acabar con «Eagles Fly solo». ¿He dicho terminar?. ¡No!. The Electric Alley suelen finalizar sus conciertos tocando «Rock And Roll» de Led Zeppelin y eso era lo que esperábamos todos pero fueron los acordes de «Whole Lotta Rosie» los que comenzaron a invadir cada rincón de la sala poniendo patas arriba todo aquello. Despedida, emociones, anuncios de giras británicas y europeas. Promesa de volver a casa más pronto que tarde. ¡Qué gran noche!.
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