«Rattlesnake woman» es puro hard rock, desde esas guitarras y los coros junto a esa melodía que puede recordar a bandas que optaban por un hard más crudo y rudo en los 80 como The Almighty en sus primeros discos. «Ritual invocation» cruza a la perfección unas guitarras poderosas con unos teclados de aire setentero que te hacen aullar a la luna de manera salvaje, todo ello coronado con una oscura melodía de voz. Sonido más pesado es el que nos encontramos en «Dance of the Wolf» con una base rítmica arenosa, un riff contagioso y un estribillo que marca diferencias recordando al Wyndorf más inspirado.
El ramalazo más heavy salta a escena con «Funeral Hearse» donde se transforman en alumnos aventajados de Motörhead. Viajan con «Rame tep» a las densas nieblas del doom metal dándole a la canción un tono eclesiástico que consigue crear esa sugestión necesaria e imprescindible. «Mother of the clan» reincide en ese hard and heavy oscuro de melodía vocal violenta y coros épicos. Ecos a Black Sabbath saltan con «Everlasting Outlaw», armónica inicial incluida y esa manera de jugar con los tiempos marcada por la guitarra. Canciones como «Fuel blood» enganchan a la primera, ese hard rock de tono oscuro, rítmico y poderoso que se transforma en el estribillo de manera natural y fantástica.
«Eternal Stone Mountain» tiene cierto aires a los 90 que fluyen junto ese tono épico que le imprimen a la canción en una demostración de calma tensa acojonante. Cierran el disco con «El Llop a dins», un medio tiempo de espíritu onírico que actúa como despedida. «Blood full moon» es uno de esos discos que personalmente siempre me encantan, un tipo de música en la que me gusta terminar desembarcando con frecuencia.
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