Ya me gustaría haber descubierto a estos mexicanos allá por el 2020, todas esas horas muertas llenas de ansiedad podrían haber sido rellenadas con su música. Dudé sobre si reseñar su larga duración ya que han pasado dos años. Pero en la revista me aconsejaron que lo mejor siempre es escribir de lo que te apasiona, porque cualquier otro ejercicio sin pasión o gusto es una perdida de tiempo.
Lo que más me sorprende y a la vez no tras escucharlos es que Steve Albini estuvo involucrado en su grabación. Sí, el ingeniero de sonido y productor de joyas como el «In Utero» de Nirvana además de miembro de proyectos de hardcore, noise y rock alternativo como Shellac, Rapeman o Big Black.
¿Por qué destaco la figura de Steve Albini? Porque su esencia está en todo el disco, así de simple. La banda parece tener referencias a At The Drive-In o Sparta. Pero a mí me parece que ellos están bastante impregnados de todo el noise o hardcore con ramalazos furiosos varios de punk o rock alternativo. Puede que sea una persona con cierta dosis de nostalgia al involucrarme con bandas niveles que me transporten a épocas pasadas, pero no me importa, la música se trata de disfrutar con momentos que te hicieron o hacen vibrar. Estoy seguro de que Austero llegan a salir en algún lugar de mediados de los 90 o principios de los 2000 y probablemente ya habrían estado en algún festival de renombre del territorio español. Sus canciones están llenas de guitarras llenas de grooves con acoples de sonido que te hacen mover el cuerpo, sin estar exentos de medios tiempos con elementos noise para crear tensión ante cualquier explosión rítmica, su batería es dinamita en cada golpe de acorde. A mí realmente me suenan a esas bandas que no salieron adelante por no estar en la onda de lo que se hacía entre finales de los 2009 hasta los 2013/14 como Aloke o los Pagoda de Michael Pitt.
El trío mexicano se basa en la cadencia hipnótica de Nirvana, la rabia de Fugazi, el noise que tienen los grupos de Albini y quizás sus gritos es lo que hace que muchos los comparen con Cedric Bixler-Zavala y Omar Rodríguez; como en canciones como «Juventud Enferma» pero sin embargo el toque más alternativo de los Nirvana del bleach se lo dan temas como «Crisis» o «Ego». Pero como contrapunto a toda esta rabia son una banda con un toque bastante pop como en «Un suéter y un café» dónde se pueden dislumbrar elementos de Power Pop con cierto toque de Silversun Pickups donde meten un piano lleno de melancolía al final o la acústica y cruda «Artificial» que cierra el disco dónde se puede sentir esa melancolía y pasión adolescente que muchos dejamos atrás pero que nos emociona recordarla.
Mi resumen es que su disco homónimo es un ejercicio de honestidad y que viene del sentimiento ¿Es qué otras bandas son deshonestas en su música? No, es que en ellos puedes notar que se pusieron a grabar con lo que tenían dentro, sin ser los mejores músicos del mundo o teniendo los mejores medios, pero sabiendo interpretar sus canciones como nadie y con esa crudeza que muchos perdemos en el camino.
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