Parece que Megadeth ha vuelto “por sus fueros” pues tras unos erráticos discos que apenas aportaban nada allegado de los estadounidenses, el anterior «Dystopia» elevaba el tono confirmando con este notable “The sick, the dying…and the dead!”. Un álbum que eliminando de la ecuación la bochornosa expulsión de Dave Ellefson (con el bajo regrabado por Steve Di Giorgio) y la resentida voz de un Mustaine que parece que ha superado su cáncer de garganta, nos muestra un Lp que encandilará a los seguidores de la banda.
Todo comienza con el tema homónimo. Magnífico thrash melódico donde la voz de Mustaine suena menos afilada (una constante en el disco) que en el pasado pero donde se puede ver la buena química guitarrera con Kiko Loureiro, con ese duelo a las seis cuerdas que hasta puede tener ecos de “Hangar 18”. Un clasicismo que nos lleva a su mejor época ochentera que se mantiene con “Life in hell”, otro cañonazo thrash donde la base musical mejora, y supera, la grave voz de Mustaine. Aun así es un principio de envergadura al que se suma el “sencillo” “Night stalkers” con “riffs” espectaculares “marca de la casa” con los que es imposible parar de moverse y la sorprendente, y acertada, colaboración de Ice-T. Además se marcan unos buenos cambios de ritmo, ejemplificado en ese lento pasaje central, con apuntes de bajo para volver a la estratosférica velocidad del tema. Más cambios de ritmo, melodías y estructura en “Dogs of Chernobyl”, con una larga introducción que hasta cuenta con guitarra acústica para pasar a un ritmo cadencioso, pesado y cercano al medio tiempo aunque sin dejar de moverse en las coordenadas del thrash metal.
La parte central del disco comienza con “Sacrifice” que nos recuerda a grandes discos de su ejemplar trayectoria, con un juego aplastante de las seis cuerdas aunque se resienta en exceso la voz, aunque nunca haya sido un dechado de virtudes Mustaine como cantante sí tenía algo más de potencia y agresividad. “Junkie” es más experimental que lo escuchado con anterioridad y a pesar de no estar mal no resiste la comparación con sus cinco temas antecesores. Eso sí, el estribillo es coreable. En este momento de “impasse” cabe destacar la efectiva base rítmica de Steve Di Giorgio al bajo (recordemos que el oficial desde la salida de Ellefson es Nick Menza) y la pegada de Dirk Verbeuren. Más vuelta al pasado con la intro “Psychopathy” que recuerda a “Trust” y que casa a la perfección con la estructura noventera de “Killing time” que funciona a la perfección y que nos trae a la mente el espíritu de joyas como “Countdown to extinction” o “Youthtanasia” (sin duda uno de los mejores cortes del álbum), al que sigue otro descubrimiento como “Soldier on!”, tan irresistible en su ritmo y melodía como bien defendido instrumentalmente. Tanto que hasta las deficiencias vocales quedan matizadas.
“Célebutante” empieza con ritmo lento pero dura poco pues su ritmo guitarrero es “endiablado” sin dejar de traernos a la mente otros discos clásicos de los americanos. Más cambios de velocidad y ritmo en “Mission to Mars”, con otro “riff” y juego de guitarras en el primer minuto antológico al que sigue otra melodía clásica menos “thrashera” pero igual de irresistible. Y para esa parte final se guardan el primer adelanto que nos presentaron como es la poderosa y potente “We´ll be back”, regresando al sonido esperado y un buen estribillo donde (es curioso) tiene más momentos de lucimiento la grave voz de Mustaine. Como regalo una curiosa versión de “Police truck” de los Dead Kennedys y otra de “This planet´s on fire (burn in hell)” de Sammy Hagar, en el que colabora el propio ex de Van Halen, dando fin a este decimosexto trabajo de uno de los grandes (no sólo del “thrash”) de la música. Nos alegra poder escuchar esta muestra del buen momento de Megadeth.
0 comentarios