Duodécimo álbum de los británicos que se ha hecho esperar pues su último de nombre homónimo es del lejano 2015. Quince canciones para más de sesenta minutos de duración, cosa harto rara en estos tiempos de Lp´s bastante más cortos. Trabajo más que digno donde se siguen observando las constantes que convirtieron en estrellas a los de Sheffield, ahora ya sesentones pero sin convertirse en una parodia de sí mismos. Y sin apenas cambios en la formación pues la alineación titular es de sobra conocida desde 1992 en el que entró Vivian Campbell acompañando a Phil Collen a las seis cuerdas junto a la peculiar y contundente base rítmica que conforman Rick Savage y Rick Allen al bajo y la batería junto a la presencia de un Joe Elliot que sigue manteniendo su timbre de voz intacto, cosa de la que muchos célebres cantantes de hard rock de esa década no pueden presumir.
Eso sí, quien espere un “Pyromania”, un “Hysteria” o un “Adrenalize” es posible que salga defraudado pero estamos ante un notable disco con momentos brillantes y un tono medio general bastante alto. Y eso que “Diamond star halos” comienza con los espectaculares acordes de “Take what you want” que nos devuelve a su mejor época. Hard rock clásico, sus celebrados coros (quizás los Leppard sean de los mejores en esta especialidad) y un estribillo pegadizo que contrasta con “Kick”, todo un homenaje al glam de Marc Bolan y sus T-Rex, sobre todo en las guitarras en un inicio donde parecen unir el estilo de los ingleses con “Get in on”. Dos canciones que conforman un inicio arrollador al que sigue “Fire it up” que en su estructura recuerda al mítico “Let´s get rocked” del “Adrenalize”, sobre todo en la producción vocal de Elliot en las estrofas casi rapeadas. “This guitar” es la primera de las baladas del “Diamond star halos”, con la que se acercan al pop americano de ascendencia country, algo que fue criticada hasta la saciedad por un buen número de sus seguidores de antaño, cercanos al heavy metal y que no comprendían aquella deriva. Aun así, tenemos un bonito medio tiempo con fuerte presencia del sintetizador y de la colaboración de Alison Krauss pero que dura poco pues vuelven a su fórmula de siempre de melodía pop, guitarreo de envergadura, coros prodigiosos y buen estribillo con “SOS emergency” al que sigue una parte central más mediocre con “Liquid dust”, repetitiva, machacona en su estribillo y con una extraña orquestación oriental que no termina de casar aunque menos interesa la mediocre “U Rock mi” que parece puro relleno (salvando el aceptable estribillo). Algo mejor nos suena la balada “Goodbye for good this time”, con fuerte presencia del piano y efectos orquestales para ir uniendo instrumentos según llegan los coros. No es el lento definitivo pero al menos eleva el nivel de las anteriores canciones. Tampoco se complican con “All we need”, bonito medio tiempo rock, accesible y pegadizo pero sin mucho riesgo. Otra cosa es que sea necesario a estas alturas que unos consagrados como Def Leppard tengan que variar el ritmo con el que han triunfado desde los ochenta. Nos suena a Bryan Adams o a U2 y eso gusta. Más teniendo en cuenta que si hay variación melódica en “Open your eyes” pero a pesar de no estar mal hay algo que no termina de cuadrar pues no se seremos nosotros pero bajo su prisma hardrockero vemos ecos del rock alternativo, de Faith No More en los punteos de las guitarras y hasta del “Black Hole sun” de Soundgarden, regresando al sonido Leppard con “Gimme a kiss” y la balada “Angels (Can´t help you now)”, compuestas bajo el piloto automático.
El desenlace del “Black star halos” llega con la triada compuesta por “Lifeless” en la que vuelve el sonido country y la colaboración de la cantante Alison Krauss. Un medio tiempo que eleva el listón y que además contiene uno de los mejores punteos centrales, dejando suavemente el final con los compases minimalistas del principio de “Unbreakable” que, como era de esperar, va dejando paso a las guitarras, la base rítmica, los coros y la melodía pegadiza. Def Leppard en estado puro que marca el paso a la postrera “From here to eternity” (como la obra maestra de Fred Zinnermann de los cincuenta) donde los ingleses se acercan al progresivo, en el corte más largo, más cadencioso y más hímnico sirviendo de colofón a un disco con sus altibajos pero que no creo que defraude a ninguno de los fans de los Leppard… ni a los del hard rock, el A.O.R. o el pop añejo.
0 comentarios